Es históricamente conocido cómo Pedro
III, rey de Aragón, yerno del desposeído y muerto Manfredo, rey de
Sicilia, acabó tomando esta isla, vengando a su suegro e
incorporándola a sus demás Estados.
Había recogido el guante retador de Conradino. Le quedaba pendiente todavía el personal
ajuste de cuentas con Carlos de Anjou, el güelfo al que expulsara de
Sicilia. El duelo entre Pedro III (excomulgado por el Papa) y Carlos
de Anjou (hijo carísimo de la Iglesia) estaba previsto que se
celebrara en Burdeos, en tierras del rey de Inglaterra, a quien el
papa Martín IV le rogó que no lo permitiese, como trató de hacer.
III, rey de Aragón, yerno del desposeído y muerto Manfredo, rey de
Sicilia, acabó tomando esta isla, vengando a su suegro e
incorporándola a sus demás Estados.
Había recogido el guante retador de Conradino. Le quedaba pendiente todavía el personal
ajuste de cuentas con Carlos de Anjou, el güelfo al que expulsara de
Sicilia. El duelo entre Pedro III (excomulgado por el Papa) y Carlos
de Anjou (hijo carísimo de la Iglesia) estaba previsto que se
celebrara en Burdeos, en tierras del rey de Inglaterra, a quien el
papa Martín IV le rogó que no lo permitiese, como trató de hacer.
No obstante, Pedro III no quiso faltar
a aquella cita de honor, pero sabía que Eduardo de Inglaterra
controlaría todos los caminos que llevaban a Burdeos y que, además,
tenía que atravesar Francia, dos peligros a sortear.
Lo de Burdeos,
en definitiva, era una trampa, pero su honor le llevaba a ella.
a aquella cita de honor, pero sabía que Eduardo de Inglaterra
controlaría todos los caminos que llevaban a Burdeos y que, además,
tenía que atravesar Francia, dos peligros a sortear.
Lo de Burdeos,
en definitiva, era una trampa, pero su honor le llevaba a ella.
Sin embargo, en Burdeos todo se había
preparado. La cristiandad entera estaba pendiente de lo que allí
pudiera ocurrir. Entre las muchas comitivas que se dirigían a
Burdeos estaba la del famoso mercader y tratante de caballos Domingo
de la Figuera, conocido en toda Europa. Como siempre, su comitiva era numerosa. Al cargo de
mercancías y cabalgaduras iban tres criados pobremente vestidos,
aparte de su mayordomo. En realidad, el mayordomo era Pedro III y los
tres criados Blasco de Alagón, Berenguer de Peratallada y Conrado de
Llanzá.
preparado. La cristiandad entera estaba pendiente de lo que allí
pudiera ocurrir. Entre las muchas comitivas que se dirigían a
Burdeos estaba la del famoso mercader y tratante de caballos Domingo
de la Figuera, conocido en toda Europa. Como siempre, su comitiva era numerosa. Al cargo de
mercancías y cabalgaduras iban tres criados pobremente vestidos,
aparte de su mayordomo. En realidad, el mayordomo era Pedro III y los
tres criados Blasco de Alagón, Berenguer de Peratallada y Conrado de
Llanzá.
Bajo el disfraz, la comitiva aragonesa
llegó a Burdeos, donde era bien sabido que no acudiría Carlos de
Anjou, por habérselo prohibido el Papa. El senescal de Burdeos
recibió aviso de que le aguardaba un mensajero del rey de Aragón,
un encapuchado que le dijo si estaba en condiciones de garantizar la
seguridad del rey aragonés, quien se podría presentar allí en poco
tiempo.
llegó a Burdeos, donde era bien sabido que no acudiría Carlos de
Anjou, por habérselo prohibido el Papa. El senescal de Burdeos
recibió aviso de que le aguardaba un mensajero del rey de Aragón,
un encapuchado que le dijo si estaba en condiciones de garantizar la
seguridad del rey aragonés, quien se podría presentar allí en poco
tiempo.
El senescal inglés indicó al
mensajero que bajo ningún concepto se presentara Pedro III, pues
sería preso, ya que los hombres del rey de Francia y de Carlos de
Anjou estaban por todas partes. Entonces, el mensajero le dijo al
senescal si conocía personalmente al rey aragonés. Como dijera que
sí, el interlocutor le mostró su rostro y, sin pensarlo más, fue a
tomar posesión de su sitio en el palenque. Sólo le pudieron hacer
desistir tras recibir un documento acreditativo de haberse presentado
a la justa.
mensajero que bajo ningún concepto se presentara Pedro III, pues
sería preso, ya que los hombres del rey de Francia y de Carlos de
Anjou estaban por todas partes. Entonces, el mensajero le dijo al
senescal si conocía personalmente al rey aragonés. Como dijera que
sí, el interlocutor le mostró su rostro y, sin pensarlo más, fue a
tomar posesión de su sitio en el palenque. Sólo le pudieron hacer
desistir tras recibir un documento acreditativo de haberse presentado
a la justa.
Pedro III de Aragón, representado en la Genealogía de la Casa de Aragón redactada por orden el rey Martín I de Aragón. |
Pedro III el Grande en el collado de las Panizas, por Mariano Barbasán. 1891. (Diputación Provincial de Zaragoza). |
Pedro III de Aragón (Valencia, 1240 – Villafranca del Penedés, 11 de noviembre de 1285), llamado el Grande, fue hijo de Jaime I el Conquistador y su segunda esposa Violante de Hungría. Sucedió a su padre en 1276 en los títulos de rey de Aragón, rey de Valencia y conde de Barcelona. Además, llegó a ser también rey de Sicilia.
Casado el 13 de junio de 1262 en la catedral de Montpellier con Constanza de Hohenstaufen, hija y heredera de Manfredo I de Sicilia, fueron coronados en Zaragoza, probablemente el 17 de noviembre de 1276, en una ceremonia en la que Pedro canceló el vasallaje que con el papado había concertado su abuelo Pedro II.
Todo su reinado se centró en la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y para ello aprovechó su matrimonio con Constanza para reivindicar la corona siciliana. Sicilia se encontraba desde 1266 bajo la soberanía de Carlos de Anjou quien, con el apoyo del papa Clemente IV, que no deseaba a ningún Hohenstaufen en el sur de Italia, había sido investido rey tras derrotar en Benevento a Manfredo, quien falleció en la batalla.
El monarca angevino hizo cegar a los tres hijos varones de Manfredo y, en 1268, capturó e hizo decapitar a Conradino que –como nieto de Federico II– era el último heredero varón de la casa Hohenstaufen. La línea sucesoria pasó entonces a Constanza, quien ofreció refugio en Aragón a las familias partidarias de su padre, los Lanza, los Lauria y los Prócidas. Desde ahí, Juan de Procida, Roger de Lauria y el resto del antiguo partido Hohenstaufen organizaron la oposición a Carlos de Anjou con Pedro como candidato con el apoyo bizantino.
Una flota de la corona aragonesa, al mando de Conrado Lanza, recorre en 1279 las costas africanas para restablecer la soberanía feudal de Aragón sobre Túnez, que la muerte del emir Muhammad I al-Mustansir había debilitado. Posteriormente, en 1281, Pedro III armó una flota para invadir Túnez y solicitó al recién elegido papa Martín IV una bula que declarara la operación militar como cruzada, pero el papa, de origen francés y partidario de Carlos de Anjou, se la negó.
Cuando la flota se disponía a zarpar, tuvieron lugar en Sicilia los acontecimientos conocidos como las Vísperas sicilianas que provocaron la expulsión de la isla, tras una gran matanza, de los franceses. Los sicilianos enviaron entonces una embajada a Pedro III ofreciéndole la corona siciliana, a la que tenía derecho gracias a su matrimonio. El rey aragonés puso entonces su flota rumbo a Sicilia, donde arribó el 30 de agosto de 1282 y fue coronado rey en la ciudad de Palermo.
Inmediatamente envió una embajada a Carlos de Anjou, que se encontraba en Mesina, instándole a reconocerle como rey de Sicilia y a abandonar la isla. La derrota de la flota angevina en Nicoreta, a manos del almirante Roger de Lauria, obligó a Carlos a dejar Mesina y refugiarse en su reino de Nápoles.
El papa Martín IV respondió a la coronación siciliana de Pedro III con su excomunión (9 de noviembre de 1282) y su deposición como rey de Aragón (21 de diciembre de 1283), ofreciendo la corona al segundo hijo del rey de Francia, Carlos de Valois, a quien invistió el 27 de febrero de 1284, y declarando una cruzada contra Aragón, entre 1284 y 1286, por su intervención en los asuntos sicilianos en contra de la voluntad papal. La mayor parte del conflicto se desarrolló en tierras catalanas, aunque los primeros episodios se sucedieron en la frontera navarro-aragonesa. Como respuesta, los aragoneses atacaron a los franceses en Mallorca y Occitania.
La situación en la que se encontró Pedro III era totalmente inestable, ya que no sólo tenía que enfrentarse a la invasión francesa que se preparaba al norte de los Pirineos, sino que tuvo que hacer frente a graves problemas en el interior de sus reinos surgidos ante las necesidades económicas que provocó la conquista de Sicilia.
Pedro III soluciona los problemas internos concediendo, en las Cortes de Tarazona (1283-84), la formación de la Unión aragonesa y prestando juramento al Privilegio General que defendía los privilegios de la nobleza; asimismo concedió al Condado de Barcelona la constitución “Una vegada l´any” en las cortes celebradas en Barcelona entre 1283 y 1284.
Solucionados los problemas interiores, pudo centrar su atención en la invasión francesa, que al mando del propio rey francés Felipe III tomó en 1285 la ciudad de Gerona, para inmediatamente tener que retirarse cuando la flota aragonesa retornó de Sicilia al mando de Roger de Lauria e infligió a la escuadra francesa una derrota total en las islas Formigues y a continuación una derrota en tierra en el barranco de las Panizas, cuando las tropas francesas se retiraban.
Tras su gran victoria, Pedro III se dispuso a enfrentarse a su hermano Jaime II de Mallorca y a su sobrino el rey Sancho IV de Castilla, que no le habían prestado apoyo durante su conflicto con los franceses,pero su prematura muerte lo impidió. A finales de octubre de 1285, el rey enfermó cuando se disponía a emprender viaje a Barcelona y tuvo que detenerse en la localidad de San Climent donde los médicos, que viajaron desde la capital para atenderle, no pudieron hacer nada para salvarle. Falleció el 11 de noviembre de 1285 en la festividad de san Martín. Los estudios forenses de sus restos, exhumados en 2010, indican que probablemente su deceso se debió a una afección pulmonar.
En su testamento, Pedro III dispuso que su cadáver recibiera sepultura en el Monasterio de Santes Creus, de la orden cisterciense. Las exequias del monarca se celebraron con gran solemnidad y el cuerpo del rey fue colocado en una urna de pórfido rojo, que el almirante Roger de Lauria trajo desde Sicilia. Él fue el primer monarca aragonés en recibir sepultura en el Monasterio de Santes Creus.
El rey Jaime II de Aragón, ordenó la erección de las tumbas del rey Pedro III el Grande, su padre, al mismo tiempo que disponía la creación de su propia tumba y la de su segunda esposa, Blanca de Nápoles. Se dispuso que los sepulcros se hallaran cobijados, como así se hizo, bajo baldaquinos labrados en mármol blanco procedente de las canteras de San Felíu, cerca de Gerona. Cuando el rey Jaime II dispuso la creación de su propio sepulcro, tomó como modelo el sepulcro de su padre.
El sepulcro del rey Pedro III fue realizado entre los años 1291 y 1307 por Bartomeu de Gerona y es más rico que el de su hijo Jaime II y su esposa. Un gran templete de caladas tracerías alberga el sepulcro del rey, consistente en una urna de pórfido rojo, antes una pila de baño romana, traída a España por el almirante Roger de Lauria. La urna de pórfido se encuentra rodeada por imágenes de santos.
El epitafio del rey Pedro III, colocado enfrente del mausoleo, en el pilar que separa el presbiterio de la capilla lateral del crucero, reza la siguiente inscripción:
PETRUS QUEM PETRA TEGIT GENTES ET REGNA SUBEGIT,
FORTES CONFREGITQUE CREPIT, CUNCTA PEREGIT, AUDAX MAGNANIMUS SIBI MILES QUISQUI FIT UNUS, QUI BELLO PRIMUS INHERET JACET HIC MODO IMUS, CONSTANS PROPOSITO VERAX SERMONE FIDELIS, REBUS PROMISSIS FUIT HIC ET STRENUUS ARMIS, FORTIS JUSTITIA VIVENS AEQUALIS AD OMNES, ISTIS LAUDATUR VI MENTIS LAUS SUPERATUR, CHRISTUS ADORATUR DUM PENITET UNDE BEATUR, REX ARAGONENSIS COMES ET DUX BARCINONENSIS, DEFECIT MEMBRIS UNDENA NOCTE NOVEMBRIS, ANNO MILLENO CENTUM BIS ET OCTUAGENO,
QUINTO, SISTE PIA SIBI TUTRIX VIRGO MARIA.
En diciembre de 1835, durante la Primera Guerra Carlista, tropas gubernamentales integradas por la Legión Extranjera Francesa (procedente de Argelia) y varias compañías de migueletes se alojaron en el edificio monacal, causando numerosos destrozos en el mismo. Las tumbas reales de Jaime II y su esposa fueron profanadas. Los restos de Jaime II, hijo de Pedro III, fueron quemados, aunque parece que algunos restos permanecieron en el sepulcro. La momia de la reina Blanca de Nápoles fue arrojada a un pozo, de donde fue sacada en 1854. El sepulcro de Pedro III, a causa de la solidez de la urna de pórfido utilizada para albergar los regios despojos, impidió que sus restos corrieran igual suerte.
En 2009 se hallaron los restos mortales del rey en su tumba de Santes Creus. Mediante una sofisticada técnica de endoscopia y una analítica de los gases contenidos en su interior, se ha podido comprobar que es la única tumba de un monarca de la Corona de Aragón que no ha sido nunca profanada.
Jaime II de Aragón el Justo (1267-1327), rey de Aragón, Valencia, conde de Barcelona, rey de Cerdeña y de Sicilia.
Isabel de Aragón (1271-1336), «Santa Isabel de Portugal», reina consorte de Portugal por su matrimonio en 1288 con Dionisio I de Portugal.
Tuvo tres hijos naturales de su relación con María Nicolau, antes de contraer matrimonio con Constanza:
Jaime Pérez de Aragón (m. 22 de mayo de 1285). Primer señor de Segorbe.5 Casado con Sancha Fernández, hija de Fernando Díaz o Rodrigo Díaz, señor de Benaguasil, y de su mujer Alda Fernández de Arenós, señora del Vall de Lullén, de quien tuvo a Constanza Pérez de Aragón quien fuera II señora de Segorbe, enlazada con Artal Ferrench de Luna, VIII señor de Luna;
Beatriz Pérez de Aragón, falleció en Portugal en 1316 y recibió sepultura en el monasterio de Monasterio de Santa Clara-a-Velha en Coimbra. Con su esposo, Ramón de Cardona, acompañó a su media hermana Isabel de Aragón cuando esta se casó con el rey Dionisio de Portugal. Fueron padres de cinco hijos: Guillermo, Ramón, Isabel, Beatriz y Leonor.
De la relación que mantuvo alrededor de 1275-1280 con Inés Zapata, a quien le donó las villas de Llíria y Alzira en el Reino de Valencia, nacieron cuatro hijos ilegítimos:
Fernando de Aragón. Caballero Hospitalario, su padre le dio el señorío de Albarracín en 1284 después de asediar y tomar la ciudad en septiembre de ese año, derrotando a Juan Núñez I de Lara. En 1305 fue enviado por su hermano Federico II, a ocupar Rodas y otras islas Griegas, expedición que fracasó.
Pedro de Aragón, luego Pedro de Aragão, marchó al reino de Portugal en 1297 en compañía de su media hermana Isabel de Aragón y usó del apellido de Aragón y de las armas del rey su padre. Caballero hidalgo en Portugal. Su hermana, la reina Isabel, le dejó 1000 libras en su testamento otorgado en 1314. Se casó en Portugal con Constança Mendes da Silva, segunda hija de Soeiro Mendes “Petite” da Silva y de su primera esposa Maria Anes Brochado, de la cual tuvo un hijo.
Teresa de Aragón. Contrajo tres matrimonios: el primero con García Romeu III, ricohombre de Aragón, hijo de García Romeu II; el segundo con Artal IV de Alagón (m. 1295), X señor de Alagón en 1293, III señor de Sástago, I señor de Pina de Ebro, de Calanda y de Alcubierre, con descendencia; y el tercero con Pedro López de Oteiza.
Restos de Pedro III de Aragón en el siglo XXI |