La siesta es un breve periodo de descanso o sueño que se toma después del almuerzo, generalmente al mediodía o durante las primeras horas de la tarde. Esta práctica es común en partes del sur de Europa, Hispanoamérica, China, Taiwán, Filipinas, India, Oriente Medio y África del Norte.
El término “siesta” proviene de la hora sexta romana, que corresponde a las 12 del mediodía según el reloj solar.
La duración de una siesta puede variar desde 20 minutos hasta 4 horas. Se realiza principalmente para recuperar energía perdida durante la digestión, combatir la fatiga y mejorar el estado de alerta. En regiones templadas y subtropicales, el calor intenso entre las 12 y las 16 horas dificulta el trabajo al aire libre, por lo que los campesinos trabajan en las primeras horas de la mañana y en las últimas de la tarde, cuando el sol es menos intenso.
Además de sus beneficios para la recuperación de energía y el estado de alerta, la siesta también tiene efectos positivos en la salud cardiovascular y puede mejorar la memoria y los mecanismos de aprendizaje. Sin embargo, siestas muy largas pueden trastocar el reloj biológico natural y causar insomnio por la noche. Se recomienda que una siesta no dure más de 30 minutos para evitar estos efectos negativos.