XXXVIII.
De los obispos de Huesca, desde el primero de ellos,
hasta don Hugo de Urries, que lo era cuando murió don Jaime de
Aragón, último conde de Urgel.
La ciudad de Huesca es una
de las mejores del reino de Aragón y de los pueblos ilergetes, en
cuya región está; y habiendo escrito de ella, de sus grandezas,
fundación y excelencias Diego de Aynsa, su hijo y ciudadano, un gran
volumen, me parece excusado haber yo de decir de ella. Solo pondré
un catálogo de sus obispos, para que se vea claramente la fé
cristiana cuán fundada estaba en estos pueblos, pues en los tres más
principales de ellos, que eran Lérida, Urgel y Huesca, había ya de
tiempo muy antiguo santísimos obispos y prelados, que, como
vigilantes pastores, cuidaban de las ovejas del Señor, dándoles
pasto de celestial y saludable doctrina.
Vicente fue el
primer obispo de quien hallamos memoria: fue monje y discípulo de
san Victorián, y condiscípulo de san Gaudioso, obispo
de Tarragona. Vivía el año 553.
Pompeyano sucedió a
Vicente, y no se sabe más de que era obispo por los años de 570.
Gabinio se halló en el concilio Toledano tercero, y en su
tiempo se celebró otro en la ciudad de Huesca, y otro en la de
Zaragoza, el año 592.
Ordulfio u Ordulfo se halló
en el concilio Toledano cuarto.
Eusebio se halló en el
octavo concilio Toledano, año 653.
Gadiscaldo asistió al
concilio Toledano décimotercio, el año 683.
Andaberto,
abad, asistió al concilio décimosexto Toledano, a 2 de mayo de 693.
Por estos tiempos fue la pérdida de España, y la Iglesia de
Huesca quedó sin prelado y pastor, hasta el año 800, que lo cobró,
y los obispos se intitulaban obispos de Aragón.
Nitidio
presidía el año de 800.
Frontiniano vivió hasta el año
de 802.
Ferriol lo era el año de 803.
Eneco se
halló en la consagración de San Juan de la Peña:
vivía el año 840.
Mancio, primero de este nombre, lo era
el de 880, y hace memoria de él Gerónimo de Blancas.
Oriol
lo era el año 933, y le encomendó el rey de Aragón la
reedificación de muchas iglesias derruidas. (Rey de Aragón en
933 ?)
Degio fue obispo el año 971, y después de él,
Mato.
Fortunio era obispo el año de 989.
Mancio
fue obispo el año 1022.
Sancio fue obispo cuando se juntó
en Jaca el concilio provincial el año 1060, en que se halló
don Guillermo, obispo de Urgel: estos se intitularon todos
obispos de Aragón, y este último de Jaca, porque Jaca
era en tiempo de los godos del obispado de Huesca, y de
este tiempo adelante Jaca tuvo obispos propios, y Huesca
también, y no como antes, que el de Jaca lo era de Huesca y se
intitulaba ya de Jaca, ya de Huesca, ya de Aragón, como mejor le
parecía.
Don Pedro fue obispo de Jaca algún tiempo, y
después de ganada Huesca, fue transferido a Huesca, y de allí
adelante se intituló obispo de Huesca, y murió el año de 1104.
Estévan (Esteban) era obispo el año 1106, y murió
el de 1130: le mataron los moros.
Don Arnado o
Arnaldo era obispo cuando don Ramiro, monje, fue hecho
rey, y murió el año de 1136.
Dodo fue muy
estimado del rey don Ramiro, e intervino a tratar el
casamiento de doña Petronila con el conde de Barcelona,
(Ramón Berenguer IV) y en una donación que hizo, 2 nonas
aprilis anno 1152, á preñado tenía en el vientre, le nombra
marmesor y ejecutor de algunas pías disposiciones que dejaba
en la donación.
Don Martín se halló en las cortes
de Huesca que mandó juntar la reina doña Petronila para
publicar el testamento del conde, su marido.
Don Estévan fue primero abad de Poblet, y fue
obispo el año de 1172, y su signo era este:
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et omega.
Don Jaime. Este ordenó algunos estatutos en
su Iglesia.
Don Ricardo fue gran privado del rey don
Alfonso, y uno de los marmesores que dejó en su
testamento, e intervino en las cortes que se juntaron en su
tiempo en su obispado, el año 1187, y murió el de 1199.
Don
Sancho segundo. Este añadió a su dignidad el priorato
de Nuestra Señora de Salas, y vivió poco.
Don García
fue su sucesor: hallóse en algunas cosas que hizo el rey don
Pedro el segundo de Aragón. Algunos ponen después de este
obispo otro del mismo nombre; otros dicen no ser más de uno: lo
cierto es que fueron o fue gran prelado y pastor, y aún vivía el
año 1229.
Don Vidal de Cañellas fue varón muy docto y
se halló en la conquista de Valencia, y el rey don Jaime
le encomendó el repartimiento de las casas y términos de la
ciudad. Murió el año 1252.
Don Domingo de Solá fue su
sucesor, y fue gran teólogo y predicador, e hizo algunas fundaciones
pías, entre otras la del monasterio de Predicadores, donde
está sepultado. 1272.
Don García Pérez, cuarto
de este nombre, vivió poco, porque el año 1273 ya había otro
prelado en la Iglesia.
Don Jaime Roca, catalán de
nación, que había sido sacrista de Lérida, fue
hombre de gran consideración y muy estimado de los reyes: el año
1278 ya era muerto, porque hallamos sucesor don Estévan.
Don
Estévan, que contados los obispos de Jaca, de que no he hecho
mención, es el cuarto de los de este nombre, dio licencia a doña
Oria, condesa de Pallars, de edificar el monasterio de
Casúas, del orden de san Bernardo, el cual dotó muy
magníficamente y escogió en él su sepultura: se conserva el día
de hoy, y residen en él, con grande ejemplo de virtud y religión,
muchas señoras principales y de lo mejor del reino de Aragón.
No sé en qué tiempo murió este prelado.
Don Jaime Carros,
de sacrista de Lérida fue nombrado deán de Valencia,
y fue el primer dean
de aquella Iglesia, y después obispo de Huesca, y coronó al
rey don Alfonso el tercero de Aragón, en la ciudad de
Zaragoza (donde se coronaban
todos los reyes y reinas, en la Seo, San Salvador).
Don
Martín de Azlor, natural de Huesca, de noble y antiguo
linaje, murió a 26 de agosto de 1291.
Don Aldemaro fue
general del orden de santo Domingo: hacen memoria de él Diago y
otros: murió en junio del año 1300.
Don Martín, tercero
de este nombre, hizo algunos estatutos muy saludables en su Iglesia.
Fray Martín Oscabio, cuarto de este nombre, fue
fraile del orden de santo Domingo: hizo algunos estatutos en
su Iglesia que aún se guardan. Murió el año 1322.
Don Gastón
de Moncada fue canciller del reino de Aragón y
cuñado del rey don Jaime segundo, que casó con doña
Elizen, hermana suya.
Don Pedro de Urrea, de
ilustre familia, está sepultado en el presbiterio de la seo
de Huesca.
Don fray Bernardo Oliver, del orden
de san Agustín, valenciano, fue trasladado de Huesca a
Barcelona, y de allí a Tortosa, y últimamente fue creado cardenal
del título de san Marcos. Tuvo mano en los negocios muy graves que
sucedieron en estos reinos en su tiempo. Murió el año 1348.
Don Gonzalo Zapata hizo en su Iglesia muy provechosos
estatutos, y no se sabe cuándo murió.
Don Beltrán de
Cornudella vivió poco, y está soterrado en el coro de la
iglesia.
Don Pedro, el tercero, fue canciller
de Aragón y muy estimado del rey don Pedro, el cual, a
petición suya, concedió privilegio de estudio general a
aquella universidad. Murió el año de 1360.
Don Pedro
Torrellas, canónigo que fue y pavorde de la seo de
Barcelona, fue de Huesca mudado a Barcelona, y de aquí a
Tortosa. Murió a 16 de febrero de 1379.
Don Jimeno,
primero de este nombre, dejó fundados algunos aniversarios, y
murió a 26 de abril, no hallo de qué año.
Don Juan,
primero de este nombre, asistió a las cortes del año 1374, que
celebró en Aragón el rey don Pedro.
Don Hernando
asistió a las cortes del año 1381.
Don fray Bastino,
siendo obispo, fue a Roma, de donde llevó muchas reliquias.
Don
fray Juan de Tauste, del orden de la Merced, fue muy gran
teólogo, e intervino en tratar con el papa Benedicto XIII,
para que renunciase el pontificado y se adhiriese al
que era justo, y fue promovido al obispado de Albarrazin
(Albarracín),
y murió el año 1427, siendo muy viejo.
Don Domingo Ram,
natural de Alcañiz, fue uno de los nueve que
declararon rey al infante don Fernando, y después fue
obispo de Lérida; y en el catálago de los obispos de aquella
Iglesia hemos largamente hablado de él y de sus cosas.
Don Nuño,
después de la promoción de don Domingo, fue nombrado obispo de
Huesca, y celebró un sínodo diocesano.
Don Hugo de
Urres fue gran prelado, y quedan de él muchas memorias en su
Iglesia. Murió a 21 de febrero de 1444.
En vida de este prelado
murió en el castillo de la ciudad de Játiva, del reino de
Valencia, preso, don Jaime de Aragón, conde de Urgel:
y porque con su muerte acabo la historia de los condes de Urgel,
acabo también ahora el catálago de los obispos de Huesca, de quien,
a más de Diego de Aynsa, escriben muy largamente el abad de
Monte-Aragón
en la Historia de san Valero, y los dos
Gerónimos, Blancas y Zurita, en diversos
lugares de sus Comentarios y Anales.
(respectivamente).