LA CONQUISTA DE MALLORCA. De Lulli. DE LULIO.

LA
CONQUISTA DE MALLORCA.

La
composición que bajo este título ofrecemos al lector, cuyo hallazgo
debemos al diligente anticuario D. Joaquín María Bover, no
constituye por desgracia más que un fragmento. Sea que el autor
dejase truncada o sin concluir la relación de los hechos de la
célebre expedición de Don Jaime I, sea que falten hojas en el
códice de donde la sacó el Sr. Bover; lo cierto es, que en ella
quedan omitidas las principales hazañas que distinguieron aquella
grande empresa del siglo XIII, tan dignamente contada por el mismo
conquistador, por Marsilio, Desclot y otros muchos cronistas
lemosines. Este poema, que tiene por objeto un asunto
verdaderamente épico, empieza con una bella introducción en la que
recuerda el autor su insuficiencia para relatar la renombrada
conquista, echando menos el éstro con que Ovidio cantó los
Fastos, y con que Horacio se elevó en alas de su entusiasmo; o la
energía y entonación de Bertran de Born, príncipe de
los poetas provenzales. Ábrese después el poema, aumentando
la medida de sus versos, con la narración del viaje de la numerosa
armada hacia Mallorca, sujeta a la sazón al poderío de los
mahometanos. Habla de la tormenta que se desencadenara entonces y que
estuvo a punto de destruir las naves expedicionarias; de las
oraciones con que el rey y la hueste imploraban la ayuda de Dios en
tan duro trance; de su feliz arribo a la Palomera; de la entrevista
que tuvo Don Jaime I con el moro Alí que le predice sus triunfos; de
su desembarco; de la deslealtad del caballero Gil de Alagón; del
ardor belicoso del rey y de la batalla en que perecieron los nobles
caudillos Guillén y Ramon de Moncada en el terrible
encuentro de la Porrasa. Aquí queda sin duda alguna truncada
la obra, faltando por consiguiente los detalles de aquel sangriento
combate; la relación de los funerales de los Moncadas en el
campamento, de las palabras que vertiera el rey en aquellos solemnes
instantes, y de las lágrimas que derramó sobre los inanimados
restos de aquellos dos héroes; de la marcha del ejército hacia la
ciudad, de las operaciones del sitio, de la alianza del moro Benabet,
y de tantos y tantos hechos heroicos que en aquella ocasión tuvieron
lugar. Después de tan inmenso vacío, siguen algunas estrofas, con
las cuales termina el poema. Hácese mención del caudillo moro
Infantilla, vencido por los cristianos, pero nada se dice del
asalto general de la ciudad y de la entrada en ella de los sitiadores
hasta clavar el pendón aragonés en las torres del palacio
de la Almudayna.

Mucho
sentimos en verdad la pérdida de tan gran parte de este precioso
monumento, doblemente importante por su interes histórico al par que
literario; monumento desconocido hasta ahora e ignorado de todos
cuantos se han desvivido para restituir a Lulio toda su gloria que en
días de ignorancia y ciega parcialidad se quiso poner en tela de
juicio. ¡Ojalá que las investigaciones que nos proponemos hacer en
honra y prez de nuestra patria, nos diesen algún día por resultado
feliz el hallazgo de todo lo que nos falta de esta antigua y notable
epopeya de los siglos medios.

Duélennos
también las adulteraciones que ha debido sufrir el texto, pues se
hace necesario suponerlas en vista de las palabras oscuras que en él
encontramos, y en presencia de otras, cuyas terminaciones no son propias del siglo en que el poema hubo de ser escrito.
Continuamos la obra tal cual la hemos encontrado; y la creemos de
Lulio porque así lo expresa el título “De Lulli” que
leemos a su frente, y porque hasta en cierto modo nos lo indica su
mismo estilo. No sabemos la fecha en que la escribió, mas la cita de
un autor provenzal y de dos poetas latinos que
observamos en su introducción, nos hace presumir si la escribiría
Lulio antes de su conversión, antes de entregar completamente su
éstro a la poesía mística y a la didáctica, cuando es muy
regular estuviese familiarizado con las epopeyas de la antigüedad y
con las producciones de los trovadores provenzales.

Los
notables rasgos que en este fragmento descubrimos, no nos hacen
posible resistir al deseo de ofrecer a nuestros lectores un ensayo de
traducción que colocamos a la vista del mismo original. No
pretendemos haber atinado en todos los pasajes la verdadera
equivalencia de las palabras; la adulteración y oscuridad que
observamos en algunos vocablos, nos lo han hecho a veces poco menos
que imposible, sin embargo hemos procurado conservar cuanto nos ha
sido dable el verdadero sentido de la frase y hasta la grandiosa
sencillez del original.

DE
LULLI.

LO
CONQUERIMENT DE MAYLORCHA (1).

Si huy xant lo fayt gotjós,
Si
huy, donchs, ay pausament
Per xantar al conquerós
En Jacques,
l‘ hom portentós,
Que mays feu tant en Pelós (2)
Ab
els maures esquarment;

Es perque en l‘ esvesiment
De
Maylorcha, fon trobada,
Sa maravela bassent (3),
Par lade
Deus scient,
En son laus omnipotent,
Conquerent yla
argentada.

DE LULIO.


LA CONQUISTA DE MALLORCA.

Si
hoy canto con placer la grande empresa; si hoy hallo ocasión para
cantar al rey Don Jaime el Conquistador, al varón portentoso que
siendo terror y escarmiento de los moros, dejó atrás las gloriosas
hazañas de Wifredo el Velloso; (Pelós, Pilós; Joffre,
Wilfred
)

Es
porque con la toma de Mallorca fue encontrada una maravilla;
maravilla que la sabiduría inmensa de Dios y su omnipotente poder,
permitió que se descubriese al conquistarse una isla de plata.

Unitat,
donchs, mant levada;
Trò qu’ eu puscha ben xantar,
¿Dariatzme
ben pleguada
D’ Abú-Soleyman (4) vessada
L’ ira e la
má coretjada
Per en ma pensa escampar?

De
ferre e de sanch parlar,

Placia
a Deus en mon pregon,

En
mon pregon consirar;

Vos
volria eu donar

Els
fayts grans que vá ordonar
N‘ Ovide per tot lo mon.
(Ovidio)

Donchs,
xantar per eu no son

Els
pus grans esvesiments,

Que
xantar pogrés l’ enton

De
n‘ Horace e B. De Bon (5)
E d’ altre nuyl
compaynon;

Els
fayts eu xantats sovens (6).

Unidad,
que te sientas en el lugar más elevado; para que mi canto sea digno
¿por qué no reúnes enla ira tremenda, y el esforzado brazo de
Abu-Soleyman, y haré pensamiento se dilate del uno al otro confín
del mundo?

Pluguiese
a Dios que me fuese dado hablar en estilo digno del estruendo de las
armas y de la sangre que se vierte en los combates; y que
extendiéndome en hondas consideraciones, os pudiese ofrecer una obra
que rivalizara con la de los Fastos con que Ovidio dotó
al orbe.

Mas
ya que no son para mi éstro
las más grandes conquistas del mundo, dignas tan sólo del numen de
Horacio o de Bertrán de Born y tantos otros poetas insignes;
recuerdo en mi canto los hechos siguientes.


I.

Ab
son stòl de navyls pus armats

Ix
a la mar lo Jacques ab desir;

Ab
sos barons, donçeyls e lurs prelats (7)

Qui
brochan mils, qui volen acorrir

A
lur desir mantz benaventurats.

II.

E
cant fó exit lo stòl de mil galeas (8)
Vas en la mar,
feent pònt de sas fustas,
Cell qui los cèls té e ‘l trò sens
maleas,

Lança
en lo mon e en nostras ribeas
D’ ayre e de fòch e de maleas
muytas (9).

II.

La
nau lavors qui guia a son desir

A
l’ alt en Jacq a lur conqueriment,

Cridá
lo stól qui devesit consir:

Mays
ja lo stol nient pòt acorrir (leemos stòl, stòl, stol en pocas líneas)

A
son desir del gran esvesiment.

IV.

Lavors
lo rey endreça a Deus sa pensa,

E
plòrs e plants, ab muyta de tristança:


“Senyor! vuylatz acorrir ma partensa
Per vos honrar, com Nabuch
e Faruensa (10);
Datz lum al cèl, datz a la mar bonança.”


I.

Inflamado
por el deseo de la conquista, sale el rey Don Jaime a la mar con su
armada compuesta de numerosas naves: acompáñanle sus barones,
donceles y prelados, los mejores guerreros de su tiempo, los cuales
secundan con ardor el bienaventurado deseo de su monarca.


II.

Flotaba
la armada de mil galeras, formando sobre las ondas un puente
de madera, cuando aquel que tiene en el cielo su esplendente trono,
lanzó sobre nuestras riberas y nuestros mares todos los horrores de
los vientos desencadenados, del rayo y de la tempestad.

III.


La
nave que a su placer conduce el esclarecido rey a la gran conquista,
hizo sus señales para reunir la armada que consideraba ya extraviada
y perdida; mas la flota no puede favorecer el gran deseo del rey para
llevar a cabo la atrevida empresa.


IV.

Dirigió
entonces el rey su pensamiento a Dios, y sollozando y vertiendo
lágrimas, dijo con mucha tristeza: – “Señor! dignaos prestarme
vuestro auxilio en este viaje, que emprendí por honra vuestra, así
como protegiste a Nabucodonosor y a Faraon después de
haberlos castigado; restituid la luz al cielo y al mar la calma.”

V.

*Senyor!
placiatz qu’ es puscha ben complir
Per exalçar la cròtz de
vostre axyll;
Placiatz, Senyor, qu’ es faça mon desir,
E que
puscatz de Maylorches ausir ‘
Als infaels, sens que no spectetz
nuyll (11).” –

VI.

Pausá
lavors de Christ el ganfaró;

Pausa
lavors d’ en Jacques la senyera

Lo
gran estòl; trastot sens d’ avisó

Perdut
se ha; mays quax perdut, no

A
Deus plasent; a Deus qui
d’Aragó

Ubert
tenia de los cèls la quarrera (12).

VII.

Tantost
la mar que devesit havia

Lo
stòl d’ en Jacq qui Maylorcha vessaba,

Torná
a son point, e donchs bé tot cell dia

De
Deus el brás tendut pus fòrt tenia;

E
lum e soyl de sus lo cèl envia,

Laus,
no trestura, ja tot lo stól guardava.

VIII.

Dix
en Bonet (13), que guia la gran nau

Que
ab crits e laus a lo Jacques venia:


“A Deus ja plach, guardau, Senyor, guardau
El vostre stòl;
e si voletz anau

Sens
triguá nient, virant vers de mitj dia.” –

IX.

Cant
viu lo rey lo stòl tant desirats,
Dix ab plòrs muytz, ab muyta
de tristança:


“Senyor! lo stòl que vos me havetz tornats

Irá
vers vos a metra sotterrats
Dins los inferns dels maures l’
adunança.” –

V.


“Plázcaos
que pueda llevar a feliz término el hecho que emprendí, para
ensalzar la cruz donde espirasteis en el destierro de este mundo.
Plázcaos, Señor, que se cumpla mi deseo, a fin de que no oigáis
más a los infieles de Mallorca sin que nada de ellos podáis
esperar.” –

VI.

Entonces
el rey hizo enarbolar en el mástil de su nave el pendón de
Jesu-Christo, y en los bajeles apareció la bandera aragonesa.
Casi toda la armada había estado a punto de perecer, mas no plugo
esto a Dios, que había abierto a las armas de Aragón el
camino de la gloria.

VII.

Las
ondas del mar que enfurecidas habían desbaratado aquel
inmenso escuadrón de naves, recobró su perdida calma. Las cumbres
de la isla aparecían ya a los ojos de los conquistadores: y el brazo
de Dios que durante aquel día tan adverso se había mostrado, hizo
aparecer en el cielo la luz del sol, y la armada toda trocó en
alegría su tristeza.

VIII.

Entonces
el almirante Bonet que guía la nave mayor, con gritos de alegría se
acercó a la galera del rey y le dijo: – “Ya plugo a Dios por
fin! Mirad, señor, mirad otra vez reunida vuestra flota, y si es la
voluntad de mi rey, dirijámonos sin tardanza hacia la parte de
mediodía.” –

IX.

Cuando
el rey vio todas sus naves, que en tanto cuidado le habían tenido,
dijo pesaroso, derramando lágrimas de ternura: – ” Señor! la
grande armada que habéis querido restituirme, salva de los horrores
de la tormenta, os prometo que irá por vos a lanzar en las
profundidades del infierno el coaligado poder de los mahometanos.”

X.

Dementre
en Jacq al cèl sos uyls tenia

E
nuyl repòs, consirant son dampnatje,

En
Nono (14) viu, que vers de eyl venia,

E
dix lavors ah gaug e ab alegria:


“Senyor en rey!; Placiatz fer lo viatje!” –

XI.

Alors
d’ en Jacq la nau pausá senyera,

E
tot lo stòl son ganfaró pausá;

Bonança
el mar, del cèl la lumanera


pus suau a lo stòl sa quarrera;

Partech
lo stòl, cridant d’ esta manera:

-“¡
Assatz, assatz! a maures massacrá!” –

XII.

Pauch
consiron dementre esla via,

E
cant lo gaug de tròp lo stòl estava;
En Nono dix, ab sos uyls
vers mitj dia:
– “Senyor en rey! Si ‘us plau bé se poria

Auració fer a la dona María.” –
Donchs de Maylorcha lo
menaret vessaba (15).

XIII.

Plach
a lo rey cant en Nono ha parlat;
Pausá senyera d’ en Jacques la
gran nau;
Son ganfaró tot lo stòl ha pausat;
Lavors lo rey,
e l’ avesque (16), e l’ abat (17), (vispe, bisbe, obispo,
episcopus
)
Ab dolent còr sa pensa han endreçat,
E
auració a tot lo stòl fer plau.

XIV.

Lavors
l’ avesque ab veu pus tremolosa

Dix
d’ Ave maris (18) a la dona est xant;

E
li prelat, e lo rey fervorosa

Auració
dix, xantant ab veu penosa

E
ab devoció suau maraveylosa

De
dona sancta lo Kyrieley xantant.

X.

Y
en tanto que así hablaba el rey, con sus ojos fijos en el cielo,
inquieto por el daño que había sufrido su flota, vio al bajel de
Don Nuño que hacia él se adelantaba, y díjole el esforzado
caudillo con el gozo y la alegría pintados en su semblante: – “Señor
rey! plázcaos seguir adelante en vuestro viaje.” –

XI.

Entonces
la nave real hizo seña, a la cual respondieron todos los bajeles,
levantando en alto sus confalones. El mar acabó de serenarse, y la
brillante lumbrera del cielo hacía más agradable el camino que la
flota seguía; y esta continuó su curso gritando todos:
– “Sús!
sús! guerra a muerte a los moros!” – (sus, sús : arriba;
amunt
)

XII.

La
flota se desliza rápidamente sobre las aguas sin que apenas lo
adviertan los guerreros, entregados todos a la alegría. Don Nuño
exclama, fijando sus ojos a la parte de mediodía y distinguiendo los
elevados minaretes de la isla: – “Señor rey! si os place,
pudiéramos dirigir nuestras preces a la virgen María.” –

XIII.

Plugo
al rey lo que Don Nuño proponía; la nave real dio aviso por medio
de sus señales, y la flota contestó levantando en alto sus
confalones. Entonces el rey, el obispo y el abad, con ánimo
contrito, dirigieron su pensamiento al cielo y la hueste toda se puso
en oración.

XIV.

Y
el obispo, con voz trémula, entonó el Ave-Maris en honor de
la reina de los cielos, y todos los prelados juntamente con el rey,
puestos en fervorosa oración, cantaron devotamente y con voz triste
el Kirieleyson. (Kyrie eleyson, kirie eleison)


XV.


“Senyor en rey! ja poretz desirar,
En Nono dix, cant huy se
puscha fer
Per lo començ, si volets conquerar
De maures
buckrs, donchs ja deixam la mar, (se lee en textos
anteriores leixar, no deixar
)
E de Maylorches lo pòrt poretz
prener.” –

XVI.

Consira
en Jacq cant fer huy se poria:

Dix
a l’ avesque, e dix a lo Guastó (19):


“Un gualeot si ‘us par eu trametria

Per
aguayt far dementre ix lo dia,

E
per guardar lo lòchs seretz meyló.” –

XVII.


– “Si ‘us plau, en rey, l’ avesque li respòs,
Pora ‘y
anar den Bonet lo navyll,
Per enquerir lo lòch meyns perylós,

Hont tot lo stòl pendre puscha redós,
E vostras gents
entrar sens gran peryll.” –

XVIII.

Plach
a lo rey e dix a n’ en Bonets:
– “Alors, alors, ab
vostra nau ixquiu,
E de Maylorches lo point hon bé porets

Cercats sens triguá nient, e tornarets
Per dir si un bon
point prest haurets viu.” –

XIX.


“Senyor en rey! li dix a sa requesta
L’ hom de la mar, cant
bé ensercatz havia,

Pendrer
no ‘s pòt lòch nient per aquesta
Meytat de l’ yla pus brossa e
enquesta (20);
Si ‘us plau, virar poretz vers de mitj dia.”

XV.

Entonces
D. Nuño exclamó: – “Señor rey! puesto que ya dejamos la mar y
nos es necesario tomar puerto en Mallorca, pensad en lo que debemos
hacer para dar comienzo a nuestra empresa, si os place batallar con
la odiosa horda sarracena.” –

XVI.

Reflexiona
el rey lo que en tal ocasión conviene hacer, y dice al obispo y a D.
Gastón:
– “Si os parece, podríamos enviar un galeote hacia
la costa para explorarla, en tanto que el día amanece, y elegir el
lugar mejor en donde pueda dar fondo nuestra flota.” –

XVII.


“Si lo tenéis a bien, le respondió el obispo, podría prestar
este servicio la nave del almirante Bonet, el más apto para inquirir
el sitio, en el cual con menos peligro la armada toda pueda
guarecerse, y que ofrezca mayores ventajas para el desembarco de
vuestro ejército.” –

XVIII.

Plugo
al rey cuanto propuso el obispo y dijo al almirante Bonet: – “Vamos!
vamos! adelantáos con vuestro bajel y buscad sin tardanza el punto
de la costa mallorquina más apropósito para nuestro objeto, y
volved enseguida a decírnoslo, si habéis conseguido encontrarle.”

XIX.

Cuando
con su nave el intrépido marino hubo hecho la exploración que se le
había confiado, volvióse a la flota y dijo al rey: – “Señor!
por esta mitad de la isla no es posible tomar puerto, porque la costa
es brava y escarpada. Si os place podremos dirigirnos hacia la parte
de mediodía.” –

XX.

De
los barons ab seny lo stòl viraba,

E
vench lo rey en vers la Palomera (21);

E
cant en Jacq tots sos navyls vesaba,

Las
mans e ‘ls uyls lavors al cèl levaba,

E
dix: – “Aydatzme, Deus, en la quarrera.” –

XXI.
E vench n’ Alí (22) del rey en la galea,
E dix an Jacq ab lo
ginoyl ficat:
– “Cuytatz, senyor, corretz a la ribea,

Vostr‘ es, en rey, cesta yla sens malea:
Ma mayre ho dix,
ma mayre ho ha trobat (23).” –

XXII.

Ab
tant lo rey dix a ceyls dels navils;


“Façetz camí cant la nuyt será entrada;

Gardatz
lo lòch hon exir fora mils.” –

E
‘nsemps volgren anar a lo perils

En
Nono Sanç e ‘n R. De Monchada (24).

XXIII.

E
lurs navyls ab muyt de caylament

Tuyta
la nuyt faéren lur aguayt;

E
cant exí lo jórn vers l’ orient,

En
Nono dix: – “Senyor, no tembretz nient!

Dessá
ví lòch hon l’ exir fora fayt (25).” –


XXIV.

E
tuyt lo stòl ensemps e sens brugit
En vers lo pòrt la lur
quarrera féu;
Mays li paguá trò ‘l cèl levá lur crit,
E
‘n Jacques dix, coratjós e ardit:


“Tòst, companyon! anem en nom de Deu!” –

XX.

Con
acuerdo de los barones y ricos hombres del ejército, la armada
cambió de rumbo, hasta anclar en el lugar llamado la Palomera; y
cuando el rey vio allí reunidas todas sus naves, elevó sus ojos y
sus manos al cielo, exclamando :- “Ayudadme, o Dios, en esta
grande empresa!” –

XXI.

Y
entonces vino el moro Alí en la galera real, y prosternándose de
rodillas ante el rey Don Jaime, exclamó: – “Apresuráos, señor!
corred hacia la ribera! vuestra es esta preciosa isla en donde el mal
nunca se albergó! Así me lo ha dicho mi anciana madre, que escrito
lo encontró en el libro de los destinos.” –

XXII.

Mientras
esto acontecía, el rey dijo a los marineros: – “Seguid el
camino tan luego como entre la noche; y observad cual sea el lugar
mejor para nuestro desembarco.” –
Y émulos en gloria y
valor D. Nuño Sanz y D. Ramón de Moncada, quisieron lanzarse juntos
al lugar del peligro.

XXIII.

Y
sus naves con mucho silencio y cautela exploraron la costa durante
toda la noche, y estuvieron en acecho, y cuando el albor de la mañana
apareció en el oriente, dijo D. Nuño al rey: – “Señor! nada
temáis: por esta parte encontré lugar donde pudiéramos desembarcar
felizmente.” –

XXIV.

Y
la armada entera levó las anclas sin hacer el menor ruido, y se
encaminó hacia el punto designado. Mas los paganos no bien de ello
se hubieron apercibido, cuando levantaron hasta el cielo su gritería:
y entonces el rey Don Jaime dijo, lleno de ardimiento y valor:

“Pronto, compañeros! adelante en nombre de Dios!” –


XXV.


E ‘n Nono Sanç, e ‘n Pònç (26) e ‘n Cerveyló (27)

Volgren exir en terra deventers;
Et en Guilem (28) de
tot son còr hi fó;
E lo Ramon son frare (29) e lo
Guastó (30), (Guillem, Guillermo y Ramón de Moncada)

E
puis lo rey, barons e cavaylers.

XXVI.


Dementre
en Jacq de lur navyl ixia,

Los
sarrahins ferí lo de Monchada;

E
ab los lurs pus fòrt escometia;

E
‘spahordit tuyt li maure fugia;

E
a negun la vida fon lexada (31).

XXVII.

Cant
viu lo rey ja fayta la bataya,

Irat
eyl dix: – “Fortment nos en dolem!

Bataya
‘s féu, e ‘s féu sens nos! Malhaya!

¡Ah,
cavaylers! a nos seguir eus playa;

Dels
maures buckrs la sanch veser volem (32).” –

XXVIII.


E
‘n son cavayl lo rey bé cavalcant,

Ab
mantz dels lurs entrassen en la terra,

De
çá e lá de son còr massacrant;

Et
enapres ardits, de bò talant,

Vaéren
tuyt li maur sus en la serra (33).


XXIX.

Lavors
lo rey un maure viu armat,

Et
en vers d’ eyl ab lança s’ endreçava;

E
li dixqué lo rey: – Réntte, malvat!” –

E
‘l maur respòs:- “Hanc no me só rendat.”

E
un cavayler, de mòrt lo colpejava (34).

XXV.

Obedientes
a esta voz D. Nuño Sanz, D. Ponce Hugo y D. Gerardo de Cervellón
quisieron los primeros saltar en la enemiga tierra, y D. Guillén
de Moncada lo hizo con la mayor decisión y denuedo, y tras él su
hermano D. Ramón con D. Gastón de Bearne, y luego el rey con todo
su séquito de barones y ricos hombres.

XXVI.


Y en tanto que Don Jaime saltaba a tierra, D. Ramón de Moncada
acometió valerosamente al enemigo, y con los bravos soldados de su
mesnada arrolló las contrarias filas. Espantados los moros con el
fuerte empuje, huyeron despavoridos y en desorden, y no hubo
sarraceno que quedase con vida de cuantos estuvieron al alcance de
las armas cristianas.

XXVII.


Cuando el rey hubo puesto pie a tierra y encontró ganado el
primer encuentro, dijo enojado: – “Mucho nos duele! Batalla
travóse sin que nos estuviésemos en ella! Malhaya! ¡Sús,
caballeros! Seguidme, que tengo afán de ver sangre musulmana.”

XXVIII.

Y
montando Don Jaime a caballo, entróse tierra adentro con varios de
los suyos, persiguiendo a los fugitivos. Peleando a derecha y
siniestra, muchos fueron los enemigos que cayeron bajo el filo de su
espada. Poco después el monarca y los que le seguían vieron con
placer la hueste numerosa de los sarracenos que se había tomado
posición sobre un cerro.

XXIX.

Entonces
distingue el rey a un moro armado de pies a cabeza que hacia él se
dirigía, amenazándole con la punta de su lanza. Al columbrarle el
rey, le dijo: – “Ríndete, malvado! ” – Y el sarraceno
respondió: – “Jamás estuve acostumbrado a rendirme!”

Y en tanto un caballero del séquito del rey le hirió de muerte.


XXX.

E
cant lo rey pus luny viu en la terra
A Mem-Ladró (35) ab els
maures combatre,
Dix an en Nono: – “Féu aguayt en la serra

Ab n‘ Alagó (36) e n’ Arnau Finisterra (37),
Dementr’ eu
ixq per III maures abatre.” –

XXXI.

Mays
n’ Alagó a lo rey descresent,
Ab còlps de mayns nafrá a II
maurs lo càp;
Lavors lo rey a n’ Alagó vinent,
Li dixqué:
– “Dònchs ¿no sàp l’ ordonament
De bon donçeyl, l’
ordonament no sàp?”. –

XXXII.


Dix n’ Alagó: – “Senyor en rey! sapietz

Qu’
eu som açi per maures massacrá;

Poretz
si ‘us platz si als res ne voletz,

A
mal baró cant vos l’ ordonaretz

Maleficar,
e bon donçeyl no irá (38).”


XXXIII.

“Donchs
n’ Alagó nient vostre servey,
E ‘ls maures vos massacraretz,
si ‘us platz,
Que donçeyl bon il vostre stòl ferrey
Lurs
guarretjiers, quax n’ Alagó porrey.” –
E lo rey dix: –
“Anatz, pelós, anatz! (39)” –

XXXIV.

E
‘n vers lo còyl la hòst aná lavòrs (collado; coll)

Firent
li maur, faéntli gran dampnatje;

Entrò
de M. lá sus ne foren mòrs,

E
‘spahordits ab critz,
sospirs e plòrs,
Fugiren tuyt en vers de lo boscatje.

XXX.

Y
cuando Don Jaime vio más lejos en el campo a Mem-Ladrón
que combatía con los sarracenos, dijo a D. Nuño: – “Acechad
tras ese collado con Gil de Alagón y Arnaldo de Finisterra, en tanto
que voy a vencer aquellos tres moros que más allá distingo.” –

XXXI.

Mas,
Gil de Alagón, desobedeciendo las órdenes del rey, se precipitó
sobre dos sarracenos, hiriéndoles el rostro con sus puños, y Don
Jaime entonces corriendo hacia
D. Gil, le dijo: – “¡Qué!
¿Acaso no sabe el de Alagón el ordenamiento de buen doncel?” –

XXXII.

Y
D. Gil de Alagón contestó: – “Señor rey! Sabed que aquí vine
para matar infieles. Si es otra vuestra voluntad, podéis reprender
al mal barón cuando os desobedece, pero no ofender de tal modo al
buen doncel.”


XXXIII.

“Y
sabed también que Gil de Alagón se separa desde ahora de vuestro
servicio. Sarracenos matareis vos si os place; y donceles hay que
sabrán batir a los guerreros de vuestro ejército, y aun a Gil de
Alagón le será dado hacerlo.” – Y el rey le replicó:
– “Id,
miserable, id enhoramala.” –

XXXIV.

Y
la hueste se dirigió entonces hacia el collado cargando sobre los
moros, y haciéndoles gran destrozo. Muy cerca de mil de los
sarracenos cayeron allí sin vida; y espantados los demás, dando
alaridos, huyeron internándose por la selva.

XXXV.

Lo
rey torná ‘s a lo camp ab plaer,

E
‘nfaylonit Ramon dix ab raysós:


“¿E qu’ havetz fayt, en rey? ¿voletz perdrer
A vos mateix
e ‘l vostre cavayler?
E vos perdut ¿e quí viurá de nos? (40)”

XXXVI.

E
no respós lo rey a lo sermó,
E ‘n Guilem
dix: – “Gran eximpli ‘ns donatz
De bon guerrer, qu’ altre
semblant no ‘n fó;
Mas foylament vos havetz fayt en ço;

Pus no ho façatz, en rey, pus no ho façatz! (41)” –

XXXVII.

E
cant la nuyt lo cèl escurahia,

Tuyt
li baró lurs aguaytas pausá;

Dementre
‘l xech (42) ab tota l’ hòst ixia

De
la ciutat pus bela qu’ es vesia;

En
sús de Portupí s‘ apareylá (43).


XXXVIII.

Per
ço qu’ el rey saubes la gran noveyla,

Lo
Mem-Ladró trameslí missatger;

L’
alba levá ‘s e l’ hòst levá ‘s ab eyla;

A
missa el rey tuyt li guerrer apeyla;

E
lavòrs dix l’ avesque en Berenguer:

XXXIX.


“Anatz, barons! pus per l’ honor de Deus

Armada
havetz ab ferre vostra má,
Deus es en vos, e tuyts eus ha per
seus;
¡Ah, bons guerrers! feritz ab còlps pus greus,
N’
haurá lo cèl lo qui de vos morrá (44).”


XXXV.

Y luego el rey volvióse al campo muy satisfecho de la jornada, y
al verle Ramón de Moncada le dijo con razón y enojado: – “¿Qué
hicisteis, señor rey? ¿Os habéis acaso propuesto perderos y
perdernos a todos? Si lanzándoos al peligro sucumbierais, ¿quién
de nosotros escaparía con vida de esta tierra?” –

XXXVI.

Guardó
silencio el rey a estas palabras, y añadió D. Guillén de Moncada:
– “En verdad que nos demostráis ser modelo de caballeros. Sin
duda que ninguno hay tan valiente y esforzado como vos; mas con poco
seso procedéis exponiéndoos así al peligro. No obréis otra vez
así, señor rey, no obréis otra vez así.” –

XXXVII.

Y
cuando la noche empezaba a difundir la sombra por el cielo, todos los
barones pusieron en el campo sus avanzadas; y en tanto el xeque
(jeque; xaíc) de Mallorca salía con toda su hueste de la
capital, que hermosa aparecía en lontananza; y allí sobre los
cerros de Portopí se preparó para dar la gran batalla.

XXXVIII.

Apresuróse
Mem-Ladrón a dar noticia de esto al rey, enviándole desde luego
mensajeros. Entretanto vino la luz del alba y con ella se levantó la
hueste toda. Llama el rey a los guerreros para que asistan al santo
sacrificio de la misa que ordena celebrar; y acabado que fue, dijo el
obispo D. Berenguer:

XXXIX.


“Marchad, barones! puesto que vuestra mano ha empuñado las
armas por la honra de Dios, Dios os acompañará en el combate y a
todos os tendrá por suyos. Adelante, paladines! herid con golpes
fuertes y certeros, que alcanzará el cielo el que de vosotros muera
por lade Jesu-Cristo.” –

LX.

Et
en Guilem e ‘n Ramon de Monchada

Ixen
denant abduy ab li templer (45);

E
lá, detrás lo còyl, la vil maynada

Dels
descresents pus tòst fó ben vesada,

E
ab gran brugit faé de son poder (46).

XLI.

Al
sarrahi noent, la deventera
Ben guerretjá lá sús per son
Salvayre (47);
E lá ‘n Guilem fení la lur quarrera (48),
E
lo Ramon deffenent lur senyera (49),
Et en Desfar (50), e
n’ Huch lo bòn trovayre (51). (dez Far, Dezfar, Desfar)

XLII.

………………………………………………..

(52).

***

De
n’ Infantyl (53) lo stòl pos abatut,
Dels maures buckrs víu d’
en Jacques lo ferra
Pauchs environ; a lo Deus ha plascut

Donar
de mayll lo phloch que fóu digut;
E dix lo rey: – “Presem
pus prest la terra! (54)” –

****

E
d’ Aragó se víu prest la senyera,
De Mafumet se víu trestot
cremat;
E’ n Nono dix ab gaug pus vertadera:


“Senyor en rey! acesta es la quarrera
De vostra terra,
presetzla la primera.” –
E de Maylorcha rey fó prest cridat
(55).

XL.

Y
en seguida empezó a moverse la vanguardia, que se componía de los
soldados de D. Guillén y D. Ramón de Moncada y de los
templarios; y pronto se distinguió tras el collado a la horda
sarracena, preparada para el combate; y dada la señal, con pavoroso
estrépito se trabó la lid, haciendo cada parte cuanto podía.

XLI.

La
vanguardia hizo experimentar grandes daños al enemigo, porque los
cristianos peleaban con denuedo por lade Cristo. Mas allí acabó
peleando D. Guillén de Moncada su gloriosa carrera; allí murió
también D. Ramón de Moncada como un héroe defendiendo su
estandarte, y con ellos el valiente Desfar y Hugo de Mataplana, el
buen trovador
.

XLII.

………….
***


Hallábase
ya derrotado y vencido el ejército de Infantilla, y las armas de la
hueste del rey Don Jaime apenas encontraban ya enemigos que vencer
por aquellos alrededores. Plugo a Dios dar a los infieles el castigo
que merecían, y dijo el valeroso monarca:
– “Entremos en la
ciudad!” –
***

Y
pronto se vio tremolar sobre las torres de sus muros el pabellón aragonés, y reducido a cenizas el de Mahoma: y D. Nuño, con
muestras de verdadero gozo, dijo a Don Jaime:
– “Señor rey!
esta es la puerta de la ciudad que ya os pertenece, tomadla ante
todo, y sed vos el primero que entre por ella.” –
Y en seguida
fue aclamado y victoreado por rey de Mallorca.

***


“Alors! alors! dix en Jacques cant víu
De Maylorches la
vila mant dampnada,
A sos prelats e sos barons; porriu
L’
esgard haver (56), dònchs huy bé la teniu
La vila ferma, e
lexatz lo morriu (57);
Dònchs plach a Deus, Maylorqu‘ es
conquerada (58).” –

***

E
lavors lo rey per haver refòrs

De
fatigues greus, de tants maleficis,

Levant
lo dur èlm, despuylant lo còrs,

Levá
tot son ferre e dixqué lavòrs


“Honrem a Maylorcha ab molts beneficis (59).” –

***

E
dònchs que lo rey leixant ferramentas

Qu’
a vostron servey havian honrat;

E
dònchs, alt Senyor, las lanças luentas

Leixadas
están, sens plaurs ne lamentas,

Huy
los meus bordons, huy s’ han acabat (60).

***


“Adelante! adelante! dijo Don Jaime a sus prelados y barones,
cuando vio a la hermosa ciudad llena de escombros, extended vuestras
miradas; y pues tenemos segura la posesión de la capital, podéis
desceñiros el casco, que con el auxilio de Dios, está ya
conquistada la isla de Mallorca.” –

***

Y
entonces el rey para descansar de las fatigas de aquel día, y para
reponerse del daño que había experimentado, se quitó el yelmo,
depuso su espada y se desnudó de su armadura. Y luego exclamó: –
“Honremos a Mallorca, colmándola de beneficios.” –

***

Y
ya que el rey, ó Dios mío, ha dejado las armas que con tanto
esfuerzo ha empleado en honra y servicio vuestro; ya que las afiladas
lanzas están descansando sin que arranquen a los combatientes
lágrimas ni lamentos, razón es que suspenda mis versos y dé fin a
mi canto.

Nos Don Iavmes por la gta (gratia, gracia) de dius, (dios) rey daragon "et" (símbolo que parece un 7) de mauiorgas (no leo exacto lo que pone, Mallorcas) et de ualentia (parece ualen+letra pi+a), conte de barçalona et de urgel et seynnor de montperler, Montpellier....  (Montis Pesulani)