Tras la derrota de Alfonso I el Batallador en Fraga después de haber reconquistado casi todo el
valle del Ebro, las noticias de su suerte fueron confusas. Unos le daban por muerto en Zaragoza; otros, en San Juan de la Peña o Huesca. Por eso, algunos creyeron que estaba vivo cuando cuarenta
años después se presentaba un falso Alfonso I.
valle del Ebro, las noticias de su suerte fueron confusas. Unos le daban por muerto en Zaragoza; otros, en San Juan de la Peña o Huesca. Por eso, algunos creyeron que estaba vivo cuando cuarenta
años después se presentaba un falso Alfonso I.
Lo cierto es que una narración legendaria, debida al monje normando Orderic Vital, lo mantiene vivo
tras el desastre de Fraga pues, una vez repuesto de sus heridas aparece de nuevo, sus guerreros se pusieron gozosos inmediatamente a su disposición. Rehízo como pudo sus tropas, hizo acopio de
vituallas para varios días y, por caminos recónditos, se presentó en la orilla del Mediterráneo, donde numerosos sarracenos estaban cargando todavía las naves con el botín que habían ganado tras su victoria en tierras fragatinas. A la vista de las fuerzas enemigas, desde su puesto de observación estudió Alfonso I el Batallador la mejor táctica a emplear en aquella ocasión especial y se lanzó por sorpresa sobre los moros en el momento preciso, causándoles una gran mortandad.
tras el desastre de Fraga pues, una vez repuesto de sus heridas aparece de nuevo, sus guerreros se pusieron gozosos inmediatamente a su disposición. Rehízo como pudo sus tropas, hizo acopio de
vituallas para varios días y, por caminos recónditos, se presentó en la orilla del Mediterráneo, donde numerosos sarracenos estaban cargando todavía las naves con el botín que habían ganado tras su victoria en tierras fragatinas. A la vista de las fuerzas enemigas, desde su puesto de observación estudió Alfonso I el Batallador la mejor táctica a emplear en aquella ocasión especial y se lanzó por sorpresa sobre los moros en el momento preciso, causándoles una gran mortandad.
Una de las naves iba cargada con las cabezas de los soldados cristianos derrotados, como presente que
Buchar (Texufin ben Alí ben Yusuf) enviaba a África a su padre en testimonio de la victoria. También hallaron los hombres de Alfonso I a más de setecientos prisioneros, hacinados como animales en las
bodegas de varias naves, y cuantioso botín capturado en Fraga y durante el camino victorioso de regreso.
Buchar (Texufin ben Alí ben Yusuf) enviaba a África a su padre en testimonio de la victoria. También hallaron los hombres de Alfonso I a más de setecientos prisioneros, hacinados como animales en las
bodegas de varias naves, y cuantioso botín capturado en Fraga y durante el camino victorioso de regreso.
Los prisioneros cristianos —tras la sorpresa que supuso la llegada inesperada de los soldados aragoneses,
y aprovechando que sus guardianes intentaban repeler el ataque de Alfonso I el Batallador— fueron soltando sus cadenas en sus respectivas naves y, poco a poco, se incorporaron a la pelea. La derrota de los moros fue total. Pudo Alfonso I enterrar cristianamente las cabezas de los muertos en Fraga, controló a los prisioneros moros para llevarlos a Zaragoza y recuperó multiplicado el botín.
Pero la alegría por la victoria naval que acababa de conseguir se vio empañada por la enfermedad del propio rey que, fatigado y exhausto, acabó por morir ocho días después.
y aprovechando que sus guardianes intentaban repeler el ataque de Alfonso I el Batallador— fueron soltando sus cadenas en sus respectivas naves y, poco a poco, se incorporaron a la pelea. La derrota de los moros fue total. Pudo Alfonso I enterrar cristianamente las cabezas de los muertos en Fraga, controló a los prisioneros moros para llevarlos a Zaragoza y recuperó multiplicado el botín.
Pero la alegría por la victoria naval que acababa de conseguir se vio empañada por la enfermedad del propio rey que, fatigado y exhausto, acabó por morir ocho días después.
Edificios religiosos:
Iglesia Arciprestal de la Asunción. Se empezó a construir en el siglo XVIII y está inacabada, ya que falta uno de los dos campanarios proyectados.
Ermita de la Virgen del Montsiá (Mare de Déu del Montsià). Situada a pie de la montaña del Montsianell.
Museos:
Museo de las Tierras del Ebro, antiguo Museo del Montsià, situado en el antiguo edificio de las escuelas públicas. Contiene diversas exposiciones permanentes de arqueología del Montsià, fauna y flora del Delta del Ebro, y también cuenta con algunas salas de exposiciones temporales.
Casa de Fusta (Casa de Madera), cerca de l’Encanyissada, ubicada en un antiguo refugio de cazadores. Contiene una amplia exposición de flora y fauna del Delta.
Patrimonio civil:
Puente colgante de Amposta, construido entre 1915 y 1921, proyectado por el ingeniero José Eugenio Ribera.
Torre de la Carrova, torre defensiva s.XIV situada sobre un montículo en el margen derecho del Ebro a unos 3,5 km de la ciudad.