LOS AUTORES (No forma parte del libro)

Jiménez Catalán,
Manuel. Madrid, 9.V.1867 – Lérida, 1932. Bibliotecario.

Realizó
sus primeros estudios en la Institución de Libre Enseñanza y
posteriormente en la Escuela Superior de Diplomática, donde obtuvo
el título el 18 de junio de 1885. Ingresó por oposición en el
Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos el 13
de agosto de 1888 con destino en la Biblioteca Provincial de Lérida,
desde donde se trasladó al Archivo de Hacienda de la misma localidad
el 9 de agosto de 1901. Desde aquí pasó a la Biblioteca
Universitaria de Zaragoza
el 1 de febrero de 1910 y a la Biblioteca
de la Escuela Industrial de Madrid el 13 de mayo de 1913. Dos años
después, el 14 de julio de 1915, regresó de nuevo a la Biblioteca
Universitaria de Zaragoza.

Se
integró plenamente en la ciudad leridana, donde tomó parte en las
actividades culturales y en los juegos florales, siendo además
cofundador de El Noticiero y El Pallaresa. No obstante, fue su
destino en Zaragoza el que le proporcionó los materiales para sus
trabajos más notables. Obtuvo en tres ocasiones el Premio de
Bibliografía de la Biblioteca Nacional por sus obras sobre los
impresores zaragozanos de los siglos XVII (1914) y XVIII (1915), y
por la imprenta en Lérida (1918), esta última inédita hasta hace
pocos años (1997), y que le han consagrado como uno de los mejores
bibliógrafos españoles.

Fue
académico correspondiente de la Real Academia de la Historia,
comendador ordinario de la Orden de Alfonso XII, Gran Placa de Honor
de la Cruz Roja Española, Medalla de Repatriación y Medalla de los
Somatenes Catalanes.

Obras
de ~: con E. Arderieu i Valls, “Apuntacions per a una memoria sobre
impresors que han exercit son art à Lleyda y llibres y opusculs
impresos durant los sigles XV, XVI, XVII y XVIII”, en Jochs Florals
de Lleyda. Primer certamen literari, Lérida, Estampa y Llibreria de
Joseph A. Pagés, 1895; “Apuntes para una bibliografía ilerdense
de los siglos xv al xviii”, en Revista de Bibliografía Catalana, 7
(1907) págs. 5-304 (ed. 
aparte,
con una carta prologal de L. Deztany, Barcelona, Tipografía L’Avenc,
1912); Apuntes para la historia de Balaguer, Lérida [Imprenta La
Pallaresa], 1912; La imprenta en Lérida, 1918 [L. González (ed.),
La imprenta en Lérida: ensayo bibliográfico (1479-1917), Lleida,
Edicions de la Universitat- Institut d’Estudis Ilerdencs, 1997];
“Don Gregorio de Brito gobernador de las armas de Lérida
(1646-48)”, en Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos (RABM),
n.º 38 (1918), págs. 32-41; n.º 39 (1918), págs. 12-27 y 205-236,
y n.º 40 (1919), págs. 115-129 y 595-651; “Por los archivos
regionales de Aragón”, en Universidad, n.º 2 (1925) págs.
285-315 y 555-578 (ed. aparte Zaragoza, Tipografía La Académica);
Ensayo de una tipografía zaragozana del siglo xvii [Zaragoza,
Tipografía La Académica], 1925 (obra premiada en el concurso de la
Biblioteca Nacional en 1914); con J. Sinués y Urbiola, Historia de
la Real y Pontificia Universidad de Zaragoza, Zaragoza, Tipografía
La Académica, 1922, 3 vols.; Memorias para la Historia de la
Universidad Literaria de Zaragoza. Reseña biobibliográfica de sus
grados mayores en las cinco facultades, desde 1583 a 1845, Zaragoza
[Tipografía F. Martínez], 1925; “Documentos para la Historia de
la guerra de la independencia en la provincia de Lérida”, en RABM,
n.º 48 (1927), págs. 242- 255; Goya como pintor, grabador y
litógrafo de asuntos taurinos, Zaragoza [Tipografía del Hospicio],
1927; Goya, grabador y litógrafo. Conferencia pronunciada en el
centro Unión General de Trabajadores el día 23 de abril de 1928,
como homenaje del proletariado zaragozano al pintor del pueblo
[Zaragoza, Tipografía E. Berdejo Casañal], 1928 (reed. [Zaragoza],
Dirección Regional de La Caixa [2001]); Ensayo de una tipografía
zaragozana del siglo XVIII, Zaragoza, Tipografía La Académica,
1929; “Varios documentos curiosos e interesantes para Aragón
procedentes del Archivo secreto de la Santa Sede”, en Universidad,
n.º 7 (1930), págs. 419-428 (ed. aparte, Zaragoza, Tipografía La
Académica, 1930).

Bibl.:
L. Deztany, “Lletra prologal”, en Apuntes, págs. 5-20; VV. AA.,
Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, vol. XXVIII (2.ª
parte), Madrid, Espasa Calpe [1926], pág. 2782 (retrato); A. Ruiz
Cabriada, Bio-bibliografía del Cuerpo Facultativo de Archiveros,
Bibliotecarios y Arqueólogos, 1858-1958, Madrid, Junta Técnica de
Archivos, Bibliotecas y Museos, 1958, págs. 498-499; VV. AA., Gran
Enciclopedia Aragonesa, vol. VII [Zaragoza, Unión Aragonesa del
Libro], D. L. 1981, pág. 1985; J. Villarín, Catálogo de escritores
de Madrid y su provincia (Seiscientos años de literatura local),
Madrid, Caja de Madrid, 1995, pág. 211; L. González, “Estudio
crítico. Manuel Jiménez Catalán, erudito promotor de la
bibliografía ilerdense”, en M. Jiménez Catalán, La imprenta en
Lérida: ensayo bibliográfico (1479-1917), op. cit., págs. XV-XVII;
J. Delgado Casado, Un siglo de bibliografía en España. Los
concursos bibliográficos de la Biblioteca Nacional (1857-1953), t.
II, Madrid, Arco Libros, 2001, págs. 522-526.

Luis
Miguel de la Cruz Herranz

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Sinués
y Urbiola, José Anselmo Pedro Amadeo. Zaragoza, 30.III.1894 –
Madrid, 31.1.1965. Profesor y financiero.

Nació
en el seno de una familia de clase media alta, hijo de un secretario
de sala de la Audiencia de su ciudad natal, y propietario de bienes
urbanos y rústicos. Estudió en los Escolapios y en el Instituto de
enseñanza media, y se licenció en Historia en la Facultad de Letras
de Zaragoza, completando sus estudios en Madrid mediante una beca en
el Centro de Estudios Históricos de la Junta para la Ampliación de
Estudios, ciclo que había concluido en 1918. A partir de 1919
ingresó en la Escuela Industrial de Artes y Oficios como ayudante
meritorio de la asignatura Geografía Económica y Legislación
Industrial, plaza que consolidó en 1921 como profesor especial en
propiedad, ocupando la secretaría de la Escuela de 1928 a 1934, y la
dirección a partir de 1941 hasta su jubilación en 1964. Durante su
mandato la Escuela amplió y mejoró continuamente sus prestaciones,
en tanto que en el Ministerio de Educación se le consideró como un
gran experto en formación profesional, y como tal fue nombrado
consejero nacional de educación, cargo que desempeñó entre 1944 y
1957, pasando a continuación a serlo honorario. Durante aquellos
años fue un ardiente defensor de la idea de ampliar las enseñanzas
profesionales, y del estatus profesional de los peritos, siendo
nombrado perito honoris causa en 1958, y condecorado con la
encomienda con placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio en 1951
y con la gran cruz de la citada Orden en 1964.

Tanto
en la Escuela como en la Real Sociedad Económica Aragonesa, donde
fue admitido en 1922, fue adquiriendo conocimientos teóricos y
prácticos de gestión empresarial y financiera. En febrero de 1933
ocupó la secretaría del consejo de administración de la Caja de
Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, interviniendo activamente en
los meses siguientes en la organización de la I Conferencia
Económica Aragonesa, evento de gran trascendencia tanto por la
amplitud de los trabajos sectoriales presentados y discutidos, como
por la propuesta de integrar a Zaragoza en el circuito de las grandes
ferias de muestras nacionales. Fue en aquél ambiente cuando en
octubre fue nombrado director de la mencionada Caja de Ahorros,
permitiéndole entrar de lleno en un mundo, el del ahorro, en el que
a partir de entonces se involucró de por vida. Al hacerse cargo de
la Caja contaba con dos oficinas, una de la caja y otra del monte de
piedad, 44.000 ahorradores, y 50 millones de ahorro, siendo ésta la
undécima Caja del País. A finales de 1964 era la tercera, tenía
368 sucursales, 700.000 ahorradores y 12.000 millones de ahorro,
claro exponente de una gestión apreciada tanto entre los colegas del
sector, como por las autoridades, ya que supo aprovechar con
habilidad la legislación vigente en materia de ahorro y apoyar a los
sectores emergentes como la construcción de viviendas y la
industria. En la obra social de la Caja destacaron sus servicios
médicos, la formación profesional para labradores, el apoyo al
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a través de
la Estación Experimental de Aula Dei, y la defensa y recuperación
del patrimonio artístico aragonés.

Integrado
en la Confederación Española de Cajas de Ahorro desde 1934, fue un
valedor y defensor de la independencia de las mismas dentro del
sistema financiero ante las autoridades republicanas y franquistas,
labor por la que le mantuvieron como vicepresidente desde 1939, hasta
que en 1944 asumió la presidencia que ejerció de por vida. Aquellos
objetivos los pudo cumplir gracias a que fue nombrado, entre otros
cargos, procurador en Cortes en 1946, 1958, 1961 y 1964; consejero de
economía nacional en 1958, y a nivel internacional, formando parte
del comité directivo del Instituto Internacional del Ahorro desde
1947 en adelante. Su doctrina sobre el ahorro, su gestión, su
promoción, y el papel que debía alcanzar en el desarrollo de la
economía nacional, se plasmaron en más de un centenar de informes
de diversa amplitud y en conferencias que prodigó por toda la
geografía española, y en diversos foros internacionales. Recibió
en 1947 la medalla de oro de la Previsión, y en 1953 la del Ahorro.

Durante
la Guerra Civil, y partiendo de una sólida formación religiosa
recibida en el seno de su familia, en los Escolapios y con los
Jesuitas, inició una vinculación cada vez mayor con organizaciones
eclesiásticas a las que sistemáticamente ayudó o bien a través de
la obra social de la Caja de Ahorros aragonesa, o bien mediante una
política crediticia, que hizo extensiva a otras Cajas que
participaron de aquella tendencia. La Nunciatura en Madrid, la
Primatura de Toledo, el Arzobispado de Zaragoza, numerosos obispados
de Aragón, la Rioja, y otras zonas de España, conventos,
monasterios, órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza como los
jesuitas, los escolapios, los dominicos, los franciscanos o las
teresianas, entre otros, recibieron aquél trato preferente, lo mismo
que el Opus Dei, Acción Católica y la Asociación Católica
Nacional de Propagandistas, a la cual perteneció, ocupando numerosos
cargos en la misma, entre los que destacó la presidencia del consejo
de la Editorial Católica, empresa que relanzó incrementando las
actividades de la Biblioteca de Autores Cristianos, el diario Ya, y
los restantes medios de comunicación del grupo. Ángel Herrera Oria
le consideró como su mejor y más fiel hombre de finanzas. La
jerarquía eclesiástica le distinguió con la gran cruz de la Orden
Ecuestre de San Silvestre en 1953, y nombrándole camarero de honor
de capa y espada de los Papas Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI.

En
materia económica defendió la desregulación de la normativa para
irla liberalizando tras los años de la posguerra, y desde 1949 se
alineó con los europeístas que tenían a José Larraz como
referente. Tras los ajustes de 1957 a 1959 participó activamente
como miembro de la Comisaría del Plan de Desarrollo. A partir de la
década de 1950-1960 se prodigó como hombre de empresas vinculadas
con el mundo del ahorro, y formó parte de 27 consejos de
administración, presidiendo los de EDICA ya mencionado, y los de
Eléctricas Reunidas de Zaragoza, Teledinámica Turolense S.A., la
Compañía del Gas de Zaragoza, las Inmobiliarias Calvo Sotelo 11,
Mejoras Urbanas S.A. y Pirenaica S.A., así como La Montañanesa y la
Cinematográfica General Española S.A.

Además
de las distinciones mencionadas recibió las grandes cruces de la
Orden del Mérito Civil, de Isabel la Católica, y del Mérito
Militar con distintivo blanco, y perteneció a las academias
aragonesas de Nobles Artes de San Luis, y de Ciencias Exactas,
Físico-Químicas y Naturales como miembro numerario, y a la Real
Academia de la Historia como correspondiente.

Obras
de ~: Historia de la Real y Pontificia Universidad de Zaragoza,
Zaragoza, Tip. “La Académica”, 1922-1929, 3 vols.; La
geografía industrial. Ensayo de sistematización de los fundamentos
y hechos económicos, Zaragoza, 1924; D. Félix de Azara y Perera.
Refundición del texto biográfico del historiador de la casa de
Azara D. Basilio Sebastián Castellanos, Zaragoza, 1930; Algunas
consideraciones acerca del realismo estético y del eclecticismo
idealista en el Arte durante el siglo XVIII y sobre la obra de Goya
en la Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, Zaragoza,
1947; La formación profesional obrera e industrial en España. Breve
bosquejo de su pasado y de su presente, Zaragoza, 1947; Las
exposiciones en Zaragoza de los años 1868 y 1885, Zaragoza, 1953;
Algo sobre la historia presente y porvenir de Eléctricas Reunidas de
Zaragoza S.A., Zaragoza, 1957.

Bibl.:
F. Pala y Mediano, Elogio del Excmo. Sr. D. José Sinués y Urbiola,
Zaragoza, Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País,
1965; Las vidas de José Sinués, Zaragoza, La Cadiera, 1966; L. Germán Zubero, “Sinués y Urbiola, José” en Gran Enciclopedia
Aragonesa, Zaragoza, Unali, 1982, pp.3092-3093; Industrialización y
enseñanza técnica en Aragón 1895-1995; Cien años de Escuela y
profesión, Zaragoza, Imprenta de la Diputación Provincial, 1996;
J.F. Fornies Casals, José Sinués y Urbiola, un regeneracionista
católico aragonés (1894-1965), Zaragoza, Real y Excma. Sociedad
Económica Aragonesa de Amigos del País, 2006.

José
Francisco Fornies Casals