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19 Es preciso decir alguna cosa de la
Lógica de Antonio Genuense por andar hoy en manos de todos. Este
Escritor es de varia lección, y en todos las asuntos que trata la
introduce, no siempre con la perspicuidad que es necesaria, porque le
es común amontonar noticias de Autores antiguos y modernos en cada
materia sin el discernimiento, que han de menester los Lectores para
tomar partido. Es también sumamente apasionado por los Filósofos
modernos, porque continuamente está declamando contra la Filosofía
antigua, y celebrando los Autores de la nueva. El método geométrico,
que usa en su Metafísica, está sujeto a todas las imperfecciones
que hemos notado en el párrafo antecedente, y estamos ciertos que
ninguno se instruirá bien en los fundamentos de la Filosofía por la
obra del Genuense: a los que ya estén instruidos les servirá de
entretenimiento filosófico su letura por la variedad de
especies que lograrán con ella. Esto es aquí de paso: en otra obra
daremos con más extensión la crítica de los escritos filosóficos
del Genuense. En la Lógica le sucede lo mismo que a Wolfio, porque
definiéndola Arte que aumenta, forma, y rige la razón y el juicio
en el estudio de la sabiduría (b:Ars Logico-Critic. Proleg. §. 9.
pág. 3. edic. de 1766.), se ve precisado a meter en la Lógica todas
las Ciencias, pues que todas aumentan, forman, y gobiernan el juicio
y la razón. Efectivamente en su Lógica trata de todo, especialmente
de la crítica, y la mayor parte de los asuntos pertenecen a otras
Artes, de suerte que sin el conocimiento de ellas no sirve esta
Lógica, y lo que en ella se trae para las Ciencias no son más que
piezas sueltas para formar hombres que hablen de todo con poca
solidez y profundidad. Lo cierto es, que lo que hay de Lógica en
esta obra es muy poco; pero lo que en montón hay de otras Ciencias
es muchísimo. Es verdad que ha mostrado no gustar mucho de Wolfio,
especialmente por no haber este juntado la Crítica con la Lógica, y
por haberse atado demasiadamente a Leibnitz (a); pero el que coteje
la Lógica del Genuense y la de Wolfio verá, que en la abundancia de
asuntos, materias, y orden de tratados, tienen mucha semejanza y
conformidad. Hablando de la Filosofía Ecléctica dice, que es la más
principal para los Teólogos (b). Mas conviene advertir que el
Eclecticismo es necesario en la Filosofía y demás Ciencias humanas;
pero de la Teología debe apartarse siempre, porque los certísimos
principios de la escritura y tradición, en que ha de fundarse, no
dan lugar al Teólogo, como tal, para hacerse Ecléctico. Hablando de
la Teología Gentílica y de las fuentes de donde ha de tomarse (c),
cita entre los antiguos Padres a Clemente Alexandrino, Eusebio,
Arnobio, Lactancio, y San Agustín, advirtiendo que no siempre hablan
como Filósofos, sino alguna vez como Oradores, y que deben leerse
con esa advertencia. Al mismo tiempo alaba sumamente para esto a
Vosio, Burnet, y otros tales, sin ponerles nota ninguna; y quisiera
yo que esto se hubiera hecho al rebes, porque quien haya leído
a Clemente Alexandrino, a Lactancio, y a San Agustín sobre la
Teología de los Gentiles, conocerá que son originales de estos
modernos, y que es muy grande la ventaja que les llevan en estos
asuntos. Del mismo modo me disuena la alabanza que hace del Espíritu
de las leyes, que dice ser obra que excede con grandes ventajas a
todos los sistemas políticos (d), porque demás de ser muy pomposa,
debiera ir acompañada de los grandísimos defectos que hay en ella,
para que los Lectores se aprovechasen de lo bueno y evitasen lo malo.

(a) Logic. Prolegom. §. 48. Y 49. pág.
20. y lib. 2. cap, 5. §. I. en la nota pág, 92.
(b) Logic. lib. I. c. 5. §. 16. pág.
69.
(c) Logic. lib. 2. c. 5. §. 9. pág. 95.
(d) Logic. lib.
2. c. I. § 4. pág. 104.

De Lactancio dice que hizo burla de
los Antípodas, y que por eso ahora los niños se rien de él (a).
A
me parece, que si los niños se rien de Lactancio, los prudentes
le disculpan. Es digno de notarse lo que dice de los Escritores de
Metafísica, es a saber, que con trabajo se hallará un Metafísico que haya evitado, o el fanatismo, o el materialismo (b). Esta
advertencia por esta mano es muy apreciable por la afición que este
Autor tiene a los modernos, cuyos tratados de Metafísica no se
pueden leer sin esa cautela. También es digno de notarse lo que trae
en estas palabras: “En el presente siglo (dice) basta en una
conclusión de Física citar a NEWTON, para que sin otro motivo se
tenga por verdadera. Así sucedió en otro tiempo, que las inepcias
de algunos sabios, de las cuales Diógenes Laercio ha llenado sus
libros, se alabasen. De aquí nace también, que un poco de erudición
en los nobles y en las matronas se levanta hasta el Cielo, cuando en
otros fuera ignorancia. Los libros de la otra parte de los montes son
recibidos de los nuestros a ojos cerrados, como si el entendimiento y
la razón se hubiesen ido a estar entre los Franceses y los Ingleses,
y nosotros hubiéramos quedado brutos (c)”. Muy del caso fuera
que los nuestros, como lo hacen en otras cosas, creyeran en esto al
Genuense.