(SIGLO XIV. TAUSTE)
Toda la Europa occidental padeció
durante el siglo XIV y parte del XV auténticos períodos de hambre,
de modo que la reconstrucción agraria sólo se puede situar a partir
de 1440-60. Estas hambrunas tenían causas diversas: sequías
pertinaces, malas cosechas, incendios, inundaciones, plagas… En
Aragón, la grave crisis tuvo su punto culminante desde la última
década del siglo XIV hasta finales del reinado de Alfonso V el
Magnánimo, a medidos del siglo XV. Es en este escenario general y
desolador en el que tuvo lugar la singular intercesión de san
Miguel.
durante el siglo XIV y parte del XV auténticos períodos de hambre,
de modo que la reconstrucción agraria sólo se puede situar a partir
de 1440-60. Estas hambrunas tenían causas diversas: sequías
pertinaces, malas cosechas, incendios, inundaciones, plagas… En
Aragón, la grave crisis tuvo su punto culminante desde la última
década del siglo XIV hasta finales del reinado de Alfonso V el
Magnánimo, a medidos del siglo XV. Es en este escenario general y
desolador en el que tuvo lugar la singular intercesión de san
Miguel.
Por estar ya muy entrada la primavera,
y después de un invierno que había sido adecuado para que el campo
rindiera buenos frutos, la cosecha de aquel año se auguraba entre
normal y buena, sobre todo comparada con las de los últimos años,
que habían sido bastante malas e incluso paupérrimas.
y después de un invierno que había sido adecuado para que el campo
rindiera buenos frutos, la cosecha de aquel año se auguraba entre
normal y buena, sobre todo comparada con las de los últimos años,
que habían sido bastante malas e incluso paupérrimas.
En las casas y en los mentideros de
Tauste ya se hacían cálculos. Quien más quien menos pensaba en
adquirir un caballo para que tirara del carro, pues el «tordo» ya
se había hecho viejo; otros pensaban mejorar el ajuar de la hija que
tenían por casar o en levantar un pajar nuevo en las afueras del
pueblo donde acumular más hierba para más ganado…
Tauste ya se hacían cálculos. Quien más quien menos pensaba en
adquirir un caballo para que tirara del carro, pues el «tordo» ya
se había hecho viejo; otros pensaban mejorar el ajuar de la hija que
tenían por casar o en levantar un pajar nuevo en las afueras del
pueblo donde acumular más hierba para más ganado…
Pero nadie contaba con el día 8 de mayo del año 1421, que ya había amanecido, un mal día donde los
haya, pues una densa plaga de langosta, que oscureció el cielo casi
por completo, invadió todos los campos: de repente, el verde se
había convertido en pardo y la langosta amenazaba con devorar la
cosecha en ciernes.
haya, pues una densa plaga de langosta, que oscureció el cielo casi
por completo, invadió todos los campos: de repente, el verde se
había convertido en pardo y la langosta amenazaba con devorar la
cosecha en ciernes.
Sin remedios técnicos ni químicos
conocidos para combatir aquella legión de saltamontes, no cabía
esperar nada más que un futuro de hambre. E hicieron lo que sólo
cabía hacer, buscarse un intercesor ante Dios. Por eso, buscaron y
hallaron al arcángel san Miguel, que libró a los campos de Tauste
de la plaga voraz.
conocidos para combatir aquella legión de saltamontes, no cabía
esperar nada más que un futuro de hambre. E hicieron lo que sólo
cabía hacer, buscarse un intercesor ante Dios. Por eso, buscaron y
hallaron al arcángel san Miguel, que libró a los campos de Tauste
de la plaga voraz.
[Bernal, José, Tradiciones…, pág.
166.]
166.]