Tomo II, CAPÍTULO VII, SOLEMNIDADES Y FIESTAS UNIVERSITARIAS

CAPÍTULO VII

SOLEMNIDADES Y FIESTAS
UNIVERSITARIAS

GRADOS DE POMPA. – EMBAJADAS Y
BESAMANOS. – VISITAS REGIAS A LA UNIVERSIDAD. – HONRAS FÚNEBRES. –
BIBLIOGRAFÍA.

Vamos a reseñar en este capítulo
todos aquellos actos de que tenemos noticia, celebrados por nuestra
Universidad, tanto en el terreno académico como en el oficial:
solemnidades celebradas en su propia casa o aquellas otras a las que
asistió corporativamente, Borao, en su Historia, consagra a esto el
cap. XI, uno de los más sugestivos y brillantes de la obra del
ilustre escritor; pero nosotros vamos a seguir un plan completamente
distinto: vamos a prescindir de lo ya escrito por otros, evitando así
redundancias y repeticiones inútiles, y a más, porque en muchas de
las fiestas que reseña el que fue Rector de la Universidad, poca o
ninguna parte tomó la misma. No hay necesidad alguna de espigar en
campo ajeno, cuando en el nuestro propio tenemos una espléndida
cosecha; la índole de este trabajo hace que nos limitemos a dar un
extracto cronológico de solemnidades y fiestas de nuestro primer
centro docente, pues en los libros de Gestis hay datos más que
suficientes para hacer no uno, sino varios capítulos con este asunto
relacionados: asunto de verdadero interés histórico, pues él nos
da, a más de los usos y costumbres de la época, una muestra muy
palpable de toda la actuación de nuestra Universidad, tanto en sus
grados, conclusiones y actos académicos, como en sus relaciones con
los Monarcas, la Ciudad y otras entidades y corporaciones, con sus
ceremoniales y cuestiones de etiqueta, de las que no sabían
prescindir nuestros universitarios de pasadas épocas; algunas de
estas fiestas quedan reseñadas en diversos capítulos de esta obra,
como Cancelarios, Grados, etc. (1).

1588. – El primer grado de pompa de
nuestra Universidad tuvo lugar el día 19 de marzo de dicho año; fue
concedido a Micer Carlos Montesa, no teniendo conocimiento, por los
documentos que han llegado a nuestro poder, la facultad en la cual
obtuvo la borla el graduando (2).

(1) Daremos también, al final del
capítulo, una interesante Bibliografía para que el lector pueda
ampliar sus estudios sobre las materias contenidas en él.

(2) Los primeros licenciados y doctores
por nuestra Universidad, salvo las incorporaciones que se hicieron el
año 1583 y de las que ya hemos dado cuenta, fueron los siguientes:
Teología. – D. Diego Frailla, licenciado en 31 de enero y doctor en
1.° de febrero de 1584.

D. Blas Abad, licenciado en 4 de
febrero y doctor en 5 del mismo mes y año; D. Juan Fenero, abad de
San Juan de la Peña, licenciado en 14 de diciembre y doctor el 15
del mismo mes y año.

Cánones. – D. Agustín Pérez de
Hecho, Micer Juan Romero y Micer Diego o Jaime Morlanes: los dos
primeros, el 1 y 2 de febrero de 1584, y el tercero, los días 2 y 3
del mismo mes y año.

Leyes. – Micer Juan Ribas, Micer Luis
López de Villanueva y Micer Juan Costa y Bertrán, los tres los días
31 de enero y 1 de febrero de 1584.

Medicina. – D. Juan de Ysoba, que se
licenció en 6 de febrero de 1584 y se doctoró en 27 de julio del
mismo año; D. Diego Lastanosa y D. Martín Salazar, en 5 y 6 de
junio del expresado año.

Artes. – D. Pedro López de Chales,
licenciado en 12 de diciembre de 1583 y maestro en 15 del mismo mes y
año; D. Luis Virto obtiene la licenciatura y el magisterio en 21 de
diciembre del expresado año; D. Felipe Cortés, licenciado en 28 de
septiembre de 1584 y maestro en 10 de octubre de ese mismo año.

Por cierto que del grado de doctor en
Medicina del Sr. Ysoba se dan curiosos datos en una nota manuscrita,
puesta al margen del folio B IIII v. de la Crónica de Aragón, por
Gualberto Fabricio Vagad, que se conserva en esta B. U. de Z., nota
fechada en el año 1602, después de hablar de la fundación de la
Universidad por D. Pedro Cerbuna, y que dice así:

“El primero que se doctoró en la
Universidad de Zaragoza – Por que sea memoria de quién fue el
primero de todas las facultades que públicamente se doctorase y
recibiese el capirote y borla en presencia de los señores Jurados,
Diputados, Canónigos, frailes, nobles, caballeros, ciudadanos y de
la más gente desta ciudad de Çaragoça, digo que fuí yo, Joan
Deysoba, infanzón, doctor en Medicina, natural, nacido y criado, de
la mesma ciudad y baptizado en la parroquia del señor San Felipe,
viernes a 27 del mes de julio del año de 1584, día del glorioso
sancto San Pantaleón, médico. De cuyo nombre se llamó también mi
padre Pantaleón Deysola, cosa que fue notada y considerada que
habiendo deliberado que yo me doctorase, sin pensarlo ni caer en la
cuenta de lo que se hizo, acerté a tomar las insignias de doctor en
Medicina, públicamente, el primero de todas las facultades, en día
de un sancto que fue médico y mi propio padre se llamase de su mesmo
nombre, siendo el primer Rector de la dicha Universidad el señor
Doctor Joan Marco, Arcediano de la Seu de Çaragoça y Prior de la
Iglesia Colegial de Nuestra Señora de los Corporales de la ciudad de
Daroca, y su viçe-Rector el Doctor Diego Fraylla, y Bedel ” (No
se puede leer más porque el borde de la hoja está cortado por la
cuchilla del encuadernador).

Le precedió un paseo, a estilo de los
de Salamanca y Alcalá, que resultó brillantísimo: iban primero
ocho carros adornados con gusto y riqueza, a los que acompañaban más
de trescientos escolares, con clarines, trompetas y músicas; seguían
después gran número de caballeros y ciudadanos; acto seguido, los
doctores con sus capirotes y borlas; tras de ellos, el graduando con
su padrino, precediéndoles tres escuderos ricamente ataviados, sobre
caballos con vistosas gualdrapas, que eran portadores de la borla, el
escudo y la empresa, y detrás, dos lacayos y cuatro pajes de librea,
y presidiendo aquella rica y vistosa comitiva, el Rector Torrellas
con el Jurado en Cap y el Zalmedina; detrás, los cuatro Jurados de
la Ciudad con buen número de ciudadanos y personas notables, más el
séquito de pajes, escuderos y servidores.

Salió el paseo a las tres y media de
la tarde y terminó a las siete, recorriendo la calle de la Magdalena
hasta el Mercado, donde se hallaban el Justicia y el Conde de Aranda
con su esposa y muchas damas; de allí, por la Calle Nueva a San
Pedro y a la plaza de La Seo, donde se encontraba el Arzobispo con el
Virrey, el Conde de Moller y el Inquisidor Molina; después, hasta la
Magdalena, en donde se despidió la Ciudad.

En el Archivo de la Mitra de Tarazona
hemos encontrado la Memoria de las invenciones y carros triunfales
que figuraron en él y que dice así:

“1.° Irán luego tras las
trompetas y atabales el Dragón que lleva un salvaje; por el Dragón
suele ser significada la Sabiduría; a ésta llevan en guarda seis
hombres bien puestos en sus lanzas y caballos.

“2.° Luego, tras éste, seguirá
el carro de los tres montes, que son las armas del graduando, con
muchos escudos y motes,

“3.° Tras éste vendrá el otro
carro, en el cual va el Emperador de la China; va al uso de la China
cuando acostumbran a sus letrados graduar, muy cercado de letrados,
que allá llaman loytias, con sus nombres y otras muy graciosas
invenciones.

“4.° Luego vendrá el carro de
los médicos, a donde viene Apolo, inventor de la Medicina, 
con un jardín y muchos motes, escudos
y médicos famosos que le acompañan con música.

“5.° Luego seguirá el otro
carro, que será de la próspera fortuna, donde se demuestra en solas
las letras estar la prosperidad; trae buena música.

“6.° Luego seguirá el otro
carro, que será de la sabiduría, el cual tiran los siete artes
liberales con letrados y llevan rendidos a unos hombres armados,
denotando las letras rendir a las armas. Llevan muy buena música,
motes e invenciones.

“7.° Seguirá el carro de la
coronación, donde Apolo, Minerva y Palas coronan al laureado; lleva
este carro muy buenos motes y empresas y buena música y detrás las
nueve musas con los nueve poetas principales y les aplican con otros
personados que acompañan el carro, significando todos cosas
eclesiásticas y de letras.

“8.° Seguirá el carro donde irá
el Triunfo de Justiniano, Emperador; este es un carro muy triunfal y
galán: va Justiniano bien puesto, sentado en una muy buena silla,
con un cetro en la una mano y en la otra un globo dorado; lleva al un
lado la Justicia bien significada y al otro la Diosa Pallas o
Bellona, diosa de las armas, con muy buena música y muy gentiles
motes e invenciones, que será mucho de ver; acompáñanla a esta
invención muchos letrados y hombres de armas, que parescerán muy
muy bien todo esto; ha de ir delante los doctores. Van en estas
invenciones muchos motes, escudos, empresas y otras cosas por menudo
que sería largo el describir.

“El Dragón y el segundo y tercer
carro sacó un estudiante hijo de Zaragoza, llamado Juan Navarro;
llevaba muy buena música y buenos jeroglíficos e iba bien
acompañado de estudiantes muy galanes y en muy buenos caballos.

“El cuarto carro le sacaron los
médicos con la buena industria del Dr. Fabre o Jalvez, el cual
también les ayudó al gasto; iba bien acompañado de estudiantes
médicos, representando los más famosos que ha habido, con sus
bandas amarillas.

“El quinto carro sacó un sobrino
del señor Canónigo Monreal, estudiante, Comendador de San Juan;
llevaba muy buenos jeroglíficos e invenciones.

“El sexto carro sacaron dos
estudiantes hijos de Zaragoza; iba acompañado de más de cuarenta
personados, que todos representaban cosas de letras.

“El séptimo carro sacó un nieto
de Jerónimo Andrés, hermano de un paje que V. S. (1: Se refiere a
un paje del Dr. Cerbuna, al que se le envió esta relación.) tiene,
acompañado de otro estudiante teólogo; era este carro muy bueno,
casi el mejor; llevaba muy buenas voces e instrumentos músicos y más
de cincuenta que le acompañaban con muy buenas invenciones y motes y
empresas.

“El octavo carro y el más famoso
y vistoso de todos sacáronle los estudiantes de la Comunidad de
Calatayud y con razón se le dio el último lugar, porque la
invención y el carro lo merecían; era tan alto que la silla donde
iba el Emperador Justiniano llegaba a las ventanas de las casas;
llevaba más de cincuenta personas de a caballo y muy buena música y
voces y sonetos; estaba el carro hecho a pasta, sin que se viesen las
ruedas; movíanle hombres que iban debajo y por mayor honor le
tiraban cuatro muy hermosos caballos del Marqués de Almenara, los
cuales prestó con mucha voluntad, ofreciendo todos los que en su
casa tenía; vio el paseo dos veces a caballo y tercera vez en su
casa, que posa en casa de Escorigüela; allí para- ron todos y le
hicieron música; hale parecido todo muy bien y a todos los demás;
de manera que el que lo veía una vez lo volvía a ver otra y otras
veces. Este carro iba todo cubierto de lienzo, a donde iba entre
letras Archiepiscopus Cæsaraugustanus, Episcopus Turiasonensis,
Civitas Cæsaraugustana, y alrededor llevaba pintados muchos motes, y
sobre los motes, capirotes y borlas de doctores de todas las
facultades y una letra que decía: Montes in circuitu ejus ejemplus
que dalit”. (A. M. T., C. 17, L. 4.a).

La carta que al Dr. Cerbuna dirigieron
los Jurados dándole cuenta del acto, dice:

Ilmo. y Rdvmo. Señor: Antes de ayer
viernes, día de San Braulio, Obispo de esta Ciudad, fue Dios servido
que gozase esta república del triunfo de la Universidad de V.a S.a
con un 
solemnísimo paseo por toda la Ciudad
con tantas invenciones y representaciones de altos escolásticos, que
muchas personas que han visto otros paseos de esta calidad en
Salamanca y otras Universidades principales de Castilla, certifican
no haber visto tal. Particularmente lo ha dicho así el Sr. Arzobispo
de esta Ciudad, que mostró grandísimo 
contento y satisfacción. Por ser tarde
cuando se acabó el paseo, no se pudo entonces dar el grado de
Doctor; dióse ayer, después de medio día, como más en particular
lo 
entenderá V.a S.a por la relación que
envía el Rector de dicha Universidad, que por sólo 
llevarla despachamos este peón, para
que entienda V.a S.a el grande y felice suceso que se puede esperar
de esta su planta con tanto número de obreros que no
coje el
tercio de ellos en las Escuelas, plegue a nuestro Señor pueda V.a
S.a gozallo muchos años con la prosperidad y aumento que todos
deseamos, el cual guarde la Ilma, y Rvma. Persona de 
V.a S.a en mayor dignidad como esta
Ciudad se lo suplica de Zaragoza a 20 de marzo 
de 1588. = Ilmo. y Rvmo. Señor. =
Besan las manos de V.a S.a sus muy ciertos servidores Juan Francés,
Ángel Villanueva, Domingo Montánez, Jurados de Zaragoza; Martín
Español, Secretario.

1598. – El 13 de septiembre de ese
año muere Felipe II; la ciudad de Zaragoza honró su memoria
celebrando solemnísimas exequias; la Universidad convocó un
Certamen famoso, señalando de plazo para presentar los trabajos
desde el 24 del expresado mes hasta el 25 de octubre; fueron
nombrados jueces los doctores Juan Morera, canónigo de La Seo y
Rector de la Universidad; Pedro Cenedo, canónigo del Pilar y más
tarde Rector; Fr. Jerónimo Aldobera y Monsalúe, catedrático de
Vísperas de Teología, y D. Juan Salas, ciudadano.

El Certamen resultó muy lucido,
concurriendo a él los siguientes poetas: Luis Escatrón, Juan
Francisco de Lezar, Valerio Fortuño de Agreda, Juan Ripol, Miguel de
Moncayo, Juan Valero de las Alobras, Juan Valero Palacios, Juan
Bautista Alzamora, Juan Sánchez de Ezpeleta, Miguel Martón, Martín
Pérez de Oliván, Antonio Francés, Jerónimo Gutiérrez, Diego de
Benso, Fr. Miguel de Ezpeleta, Martín Valdelvira, Antonio Torres,
Antonio Foces, Pedro Signés, Braulio Pilares, Gaspar de Mesa,
Gregorio Canaverro, Lorenzo Juan Mompeón y Francisco Prad.

Hizo la descripción de las Exequias y
del Certamen el Racionero de La Seo, Dr. Juan Martínez, Vicerrector
de la Universidad.

1599. – El 11 de septiembre de ese
año hicieron su entrada en Zaragoza Felipe III y su esposa D.a
Margarita; Frailla lo describe así:

“En el año 1599, a 11 del mes de
septiembre, las Magestades D. Felipe III de este nombre (de Aragón)
y D.a Margarita, su muger, Reyes y Señores nuestros, vinieron a la
presente ciudad de Zaragoza y para entrar en ella por la puente de la
Huerba, a los quales salieron a recibir los diputados del Reyno de
Aragón, el Rector y doctores de la Universidad, que era entonces
Rector de ella el Dr. Pedro Cenedo, canónigo de la Iglesia de
Nuestra Señora del Pilar, con sus borlas y capirotes; los lugartenientes del Justicia de Aragón, que no había entonces nombrado
Justicia; los Consejeros de la Audiencia real, el Sr. Arzobispo de
Zaragoza D. Alonso Gregorio, y Miguel de Almazán, Domingo Ximeno,
Antonio Francés, Pedro Molinos y Juan Maurán de León; los Jurados
de dicha Ciudad, todos con sus mazas e insignias delante, y habiendo
diferencias en qué lugar irían Rector y doctores, porque los
lugartenientes del Justicia de Ara- gón pretendían ir luego después
de los diputados del Reyno, que iban los primeros, se consultó con
S. M. y declaró que fuessen primero los diputados del Reyno y luego
después de ellos la Universidad, y aunque se querellaron los
lugartenientes teniendo pretensión que iban luego después del
Reyno, se les replicó que callasen y que fuesen en tercio grado, y
dieron la razón los que truxeron la Consulta de S. M., que era razón
de que precediese la Universidad, pues de ella salían los Jueces,
Presidentes, Arzobispos y Obispos y otros prelados y personas que
gobernaban los Reynos y que así era razón honrarlos, y así fueron
en segundo lugar el Rector y doctores, que iban cincuenta y más, y
llegados donde Sus Magestades venían, se apeó el Rector y cuatro
doctores teólogos, los más antiguos que allí iban, y llegaron a la
carroza a besar a Sus Magestades las manos, pero por ser sacerdotes
no se las dieron, diéronles la bienvenida y les respondieron con
mucho amor y contento.

“Después, estando Sus Magestades
en casa del señor Arzobispo, donde se aposentaron a 15 del dicho mes
y año, el dicho Rector y dos doctores fueron a darle la bienvenida
en nombre de la Universidad, y con estar aguardándole muchas
personas de calidad, entendiendo que estaban allí, luego mandó
entrasen el Rector y doctores, y entrando luego y dándole la
bienvenida y un memorial que en efecto contenía que la Universidad
hacía un paseo y había una borla de doctor en la facultad de Leyes
el día que para ello S. M. fuesse servido, señalándole le
suplicaban les hiciese merced de honrar a la Universidad con su real
presencia, el Rey respondió: “Yo asistiré a lo que me pedís y
se “os avisará el día que y en todo lo que pudiere favorescer
a la “Universidad, lo haré con mucho contento; quede a vuestro
cargo el avisarme las ocasiones que hubiere para ello”; y así
señaló el día después para el paseo, que fue a 18 y 19 para la
borla de dicho mes.

“La Universidad ordenó un paseo
famoso en el cual fueron seis carros, todos muy bien aderezados, con
sus representaciones y enigmas, muchas máscaras, músicas de
menestriles, vigüelas de arco, trompetas y atambores,
fueron delante de todos, uno detrás de otro; iban después más de
noventa doctores de todas ciencias con sus borlas y capirotes; los
artistas, de morado; médicos, de pajizo; juristas, de colorado;
teólogos, de blanco. Llevaban este orden: los trompetas y atabales,
delante con el alguacil de la Universidad; luego, los maestros en
Artes; en segundo puesto, los médicos; en tercero, los juristas; en
cuarto, los teólogos; todos de dos en dos, según la antigüedad del
doctorado y magisterio; todos los demás antiguos postreros, todos a
caballo; iban después los menestriles y luego el doctorado en cuerpo
sobre su caballo con dos lacayos y cuatro pages con su librea,
y a su lado, a mano derecha, su padrino, y delante, un paje con su
caballo llevaba la borla en una fuente de plata; después del
graduando y su padrino iban dos andadores de los señores Jurados y
dos del Zalmedina, y llevaban enmedio al Bedel de la Universidad, que
iba con hábito de lego y la maza de la Universidad; después de
ellos, el Jurado en Cap y el Zalmedina; llevaban enmedio al Rector de
la Universidad, y seguidamente iban los demás Jurados ladeados de
ciudadanos. Salióse de la Universidad y por la Portaza y delante del
Sepulcro, por orilla del Ebro, Sus Magestades se pusieron en la
ventana de la sala dorada del señor Arzobispo, que sale al río, con
su dosel, y pasó todo el paseo por su orden como está dicho, de que
mostraron mucho contento Sus Magestades, y entraron por la puerta del
puente, la Cuchillería arriba al cabo la calle Mayor adelante, y por
el Mercado, la Cedacería arriba, por todo el Coso abajo hasta llegar
a la Universidad, con muy buen día y sosiego; grande número de
gente así en ventanas como por las calles hubo; dio mucho contento y
regocijo a la ciudad y toda la gente la juzgó por la mejor fiesta.

“El día siguiente, luego que fue
a 19 de dicho mes de septiembre, Sus Magestades vinieron a la
Universidad en su carroza, acompañados de todos los grandes en
coches y carrozas; entraron Sus Magestades por la puerta de la
Portaza, por donde penetraron en las Escuelas mayores; tomaron puesto
en la última camarilla del teatro de las que salen a dicha calle de
la Portaza, en la cual estaba su dosel, almohadas de brocado y sillas
para Sus Magestades; las demás camarillas con alfombras bien puestas
y almohadas de terciopelo para las damas. La cátedra donde se había
de dar la borla, con un paño de terciopelo sobre la entrada, estaba
en otro con las armas del graduando,

“Los alabarderos de la guardia de
S. M. guardaban las puertas de la Universidad y en la del teatro
(paraninfo) para que no entrase gente, excepto los doctores, por que
no hubiese calor; el Rector y doctores eran más de ochenta de todas
las facultades, también con sus borlas y capirotes cada uno, según
de la facultad que era; desta manera que desde la silla que está en
medio del teatro hacia la parte que está dicha camarilla, estaban el
Rector y cuatro doctores, los más antiguos teólogos, y no más, por
que no estuviesen de espaldas a Sus Magestades, y en los bancos,
hacia el otro lado de la silla, estaban los demás doctores hasta la
cátedra, los que cabían, y los demás, en el banco de abajo: los
teólogos, primero; luego, los juristas; después, los médicos, y
postreros, los artistas; todos sentados, según la antigüedad.
Salieron el Rector y cuatro teólogos, los más antiguos, y otros
seis de cada facultad, con sus capirotes, hasta las puertas de las
Escuelas, donde Sus Magestades se apearon, y haciéndoles su cortesía
los grandes que allí estaban, dieron orden para que el Rector y
doctores viniesen luego delante de Sus Magestades, subiendo por
dichos corredores, llegando a donde estaba el dosel con sus asientos,
y asentados S. M. y la Reina nuestra Señora al lado izquierdo, el
Rector y doctores se pusieron por el orden que está dicho y
estuvieron en pie entretanto que todos entraron, y las damas se sentaron en sus estrados en las demás camarillas, junto al Rey; no
entró otra gente, excepto los que eran de S. M. y doctores y
Limosnero y Protomédico, que se sentaron enmedio de los doctores
luego después del más antiguo, porque advirtieron los de la Cámara
de S.M. que no viniese otra gente; estando ya todos pues- tos en sus
lugares, de allí a poco mandó S. M. que se sentasen el Rector y
doctores que estaban con sus insignias, y estuvieron sentados y sin
bonetes; de allí a poco mandó S. M. que se cubriesen y así
estuvieron cubiertos y sentados mientras duró el grado.

” Estando ya cubiertos y sentados
hicieron señal de donde S. M. estaba, que principiasen; se hallaba
el padrino, que era el Dr. Calixto Ramírez, doctor en Leyes y
catedrático de Prima de Derecho civil, con insignia y borla en la
cátedra, y el graduando, cuyo nombre es el Dr. Andrés Francisco
Serán: subió con su capirote al tablado, y haciendo su cortesía el
padrino a Sus Magestades, se pusieron dos veces de rodillas y
principió su oración en latín, ensalzando la merced grande que Sus
Magestades hacían a la Universidad con sus presencias, y después
propuso en latín al graduando una cuestión: ¿Utrum aliquis fuerit dominus totius orbis in temporalibus?, y con argumentos ad utramque
partem la ventiló y dejó indecisa para que el graduando la
ventilase, el cual, haciendo su obediencia como el padrino, comenzó
en romance a ventilar la cuestión ad utramque partem, y
resolviéndola, concluyó con dos conclusiones, probándolas con
autoridad, textos y leyes: 
la primera, que no había habido ni
había alguna persona que fuese señor in temporalibus 
de todo el mundo, ni los romanos; la
segunda, que si alguna se podía decir aliquo modo 
que lo hubiese sido y sea, eran Sus
Magestades, porque tienen su señorío por donde pasa y rodea todo el
Zodiaco y por otras razones, y con esto concluyó y se sentó en un
banquillo, donde estuvo cubierto con su capirote mientras duró el
Vejamen, el cual mandó S. M. se diese y lo dio el Dr. Avenia, de la
facultad de Leyes (1: No lo reproduce Frailla.), estando sentado y
cubierto, con muy buen término y sin decir de otro alguno, sino del
graduando, y con brevedad dijo por qué en las Universidades se
habían introducido los vejámenes, que era para humillar al
graduando por que con el grado no se ensoberbeciera, y de ahí
discurrió diciendo cinco o seis cosas muy bien dichas y graciosas
que causaron regocijo al auditorio. Acabado el vejamen principió el
padrino en latín a alabar al graduando y declaró el grado que
habían dado y calidades de él; procedió a entregarle las insignias
y borla con sus arengas adaptadas a cada insignia, y en concluyendo
esto, el Rector subió a donde estaban Sus Magestades y dio propina
al Rey nuestro Señor, que fue un real de a diez con las armas de
Aragón y unos guantes de 
ámbar, muy escogidos, y a la Reina
nuestra Señora, dos reales de a diez con las propias y dos pares de
guantes de ámbar, muy escogidos; no se les dio más porque para los
grandes que allí estaban fue advertido no se les diese más que a un
doctor examinador, que son diez reales por el grado de doctor; cuando
el Rector le dio la propina a S. M., le 
respondió: “Yo la recibo de muy
buena voluntad”. Después el Bedel dio propinas a todas las
damas: a cada una, cuatro reales y guantes de flores; a los pajes y
grandes las dio el Rector, de lo que todos gustaron mucho.
“Hecho esto, el graduando dio las
gracias a sus Magestades por la merced que le habían hecho;
levantáronse luego los Monarcas, bajaron todos los doctores y le
acompañaron hasta la puerta de las Escuelas y ponerse en la carroza
y aguardaron hasta que todas las damas y grandes se subieron a las
suyas.
“Desde que entraron Sus Magestades
en la Universidad hasta que salieron hubo mucho estruendo de música
de ministriles, muy principal cosa.
“Al tiempo que el Rey bajó, el
Rector le dio un memorial suplicándole les hiciese merced de algunas
rentas, caídas de dignidades vacantes, para poder acabar el
edificio, y cartas para Su Santidad, para supresiones de unas
rectorías rurales o beneficios o pensiones sobre el arzobispado,
obispados u otras dignidades del Aseo de Zaragoza, para renta a los
catedráticos; el Monarca lo recibió y luego al otro día lo remitió
al Vicecanciller y se entendió de él y de otros que S. M. iba muy
contento de la Universidad y de lo que había hecho y que les haría
merced si lo solicitaban, y quedó que enviasen persona a Madrid. fue
gran merced para la Universidad el haber Sus Magestades autorizádola
con sus reales presencias, y quedó confirmada para que los émulos
no se atrevan a decir ni hacer nada contra ella”. (Frailla:
Lucidario, fols. 116 v. y siguientes).

1671 (8 noviembre). – En Claustro se
acordó que no asista la Universidad a la fiesta de la canonización
de San Francisco de Borja, que debía celebrarse en la iglesia del
Colegio de la Compañía de Jesús, “por haber antepuesto a la
Universidad a persona particular” y que no predique el maestro
Fr. Lorenzo Segovia el sermón que para la misma le había encargado
la Escuela para esta fiesta. (G. núm. 2, fol. 11).

1674 (3 marzo). – Manifiesta el Rector
que para el 7 de abril próximo u otro día, se debe abrir el teatro
y presidirá conclusiones de todas las facultades “si parece al
Claustro se convide a S. M. (el Virrey) en nombre de la Universidad,
a la Ciudad, concejos y Doctores de todas las Facultades…. Así se
acordó y se nombró por dicho Claustro a las comisiones siguientes:
Teología, doctores Pedro Jerónimo Parras y P. M. Abadía; Leyes,
doctores Sobaleras y Jubero; Medicina, doctor Agustín Serrano y D.
Nicolás Moneba; también señaló para argüir en dichas
conclusiones a los catedráticos de prima de cada Facultad”,
sentándose los argumentos después del decoro de Teología, teniendo
el primero el señor Jurado cuarto D. Jerónimo Palacín, por
hallarse la dicha calidad, siguiéndose, después, los demás y las
demás facultades en sus asientos como en los grados de borla. (Fol.
167 v., G. núm. 11).

1677 (24 abril). – Se trató en
Claustro de la próxima venida a Zaragoza del Rey en los últimos
días del presente mes o primeros de mayo y que también el lunes
próximo hará su entrada el Arzobispo y el Justicia de Aragón; que
se les haga embajada; para la del Rey, nueva ropa al bedel y
ministros de la Universidad, dándoles alguna ayuda de costa para que
se vistan decentemente; la ropa del bedel que sea de damasco y que en
ella y en la ayuda de costa se gasten unas 50 libras jaquesas. Las
embajadas al Arzobispo y al Justicia, en la forma acostumbrada.

Al Rey que vaya toda la Universidad con
sus insignias, para lo cual se avisará a todos los graduados; al que
no asista sin causa justificada, se le privará de todas las propinas
y emolumentos, durante cuatro años, excepto a los canónigos y
dignidades de la Iglesia de Zaragoza, señores ministros o graduados
que ciñan espada; también se acuerda que se explore el ánimo de
los estudiantes para ver cuántos pueden asistir bien vestidos y
mejor montados.

1677 (6 de mayo). – Ese día, entre
nueve y diez de la mañana se reunieron en la Universidad y bajo la
presidencia del Rector, todos los catedráticos, maestros y doctores
de todas las facultades para besar la mano a S. M. el rey Carlos II,
que señaló la hora de las diez de la mañana. Fueron por la puerta
baja de la Universidad y por la Magdalena a la Cuchillería (hoy Don
Jaime I), Plaza de la Seo y al Palacio, en coches, de cuatro en
cuatro, siendo éstos muy numerosos; iban delante dos trompeteros del
Rey, a caballo, después muchos estudiantes en cabalgaduras bien
enjaezadas y ellos ricamente engalanados, seguían luego los coches
de los ministros y después las facultades, todos con borlas y
capirotes, por este orden: maestros en Artes, médicos, legistas,
canonistas, teólogos y de éstos los más antiguos con el Rector y
cerrando tan brillante comitiva los criados.

Al llegar a la plaza de Palacio,
sonaron trompetas y atabales, produciéndose alguna confusión y
alboroto por el mucho gentío que ocupaba la plaza y que no dejaba
punto para revolverse caballos y carruajes. Por el orden mencionado
de faculta- des subieron éstas a la estancia regia y ya todos en el
salón donde se hallaba Carlos II sentado en un trono, con S. A. Don
Juan de Austria, de pie, al lado derecho del dosel y arrimado a éste,
los doctores por su orden, pusiéronse a ambos lados y después del
cortejo, se adelantó el Rector y desde el centro, frente al solio,
pronunció el discurso de salutación al Monarca en nombre de la
Universidad de Zaragoza, oyéndolo el Rey muy complacido y mostrando
después gran satisfacción por lo brillante del acto. Terminada la
recepción, se pasó al cuarto del Príncipe, donde estaba Su Alteza,
dándole embajada, pero entrando sólo cuatro doctores por cada
facultad con el Rector al frente, esperando los demás en un salón
contiguo; de los ministros sólo entró en los salones del Rey y de
S. A., el Bedel con la maza levantada.

Terminadas las ceremonias y en el mismo
orden, volvieron todos a la Universidad por la Cuchillería, calle
Mayor, al Coso y a la puerta baja de la Universidad, dirigiéndose a
la Capilla, en la cual el Rector dio las gracias por la cooperación
prestada al acto brillante que se acababa de celebrar; manifestando
que los estudiantes le habían pedido autorización para hacer una
encamisada en honor del regio huésped y pedían a la Universidad
alguna ayuda de costa y algunas hachas; por aclamación acordóse
concederles cincuenta de éstas y repartir dos doblones a los
clarines y a los cocheros las propinas correspondientes (cuatro
reales a cada uno).

Al día siguiente por la noche (7 de
mayo) salieron los estudiantes de encamisada, reuniéndose en la
Universidad, y por la orilla del río fueron al Palacio; resultó
fiesta muy lucida, pues iban más de 150 estudiantes con antorchas,
unos bien vestidos de gala y otros de mojiganga con extravagantes
trajes, pasean- do, luego, por toda la Ciudad, llevando clarines
delante; tanto el Rey como sus acompañantes y la Universidad
quedaron muy satisfechos de la fiesta. (Fol. 74 y 74 v., G. núm. 4).

1677 (24 octubre). – Que se haga
embajada al Virrey, mediante los doctores D. Antonio Segovia, D.
Vicente Navarrete, D. Antonio Piedrafita y el maestro Segovia y se le 
entregue el memorial sobre que se
consulte a los catedráticos, como lo tiene pedido el Colegio de
Santiago, de Huesca.

El mismo día se le dio la embajada al
Virrey; los nombrados fueron con acompañamiento de los ministros de
la Universidad y el bedel con ropa y maza y su E.a recibió dicha
embajada con toda consideración y dio a los catedráticos que fueron
“puerta y silla”. (Fol. 94 v., G. núm. 4).

1677 (8 noviembre). – El Vice- Rector
participó la muerte del Rector D. Francisco de Azlor, arcediano de
Zaragoza, ocurrida la noche anterior. Se acordó que el miércoles
próximo 
del corriente o sea el día 10, se haga
un sufragio y honras en la Iglesia de la Universidad por el alma del
Rector fallecido, con música y sermón, poniendo túmulo con treinta
hachas amarillas, acomodándolo con toda la decencia que fuese
posible, con limitación de gasto, y que éste no exceda de 30 ó 35
libras por “hallarse la Universidad con algunos ahogos”.
(Fol. 98 v., G, n.° 4).

1678 (31 junio). – Solemne acto de
conclusiones para el grado de Licenciado en Teología de D. Sebastián
For; las presidió Fr. Lorenzo Segovia, asistieron el Arzobispo y la
Ciudad. Que- da reseñada esta fiesta en el capítulo “Cancelarios”.
(Véase la biografía del arzobispo D. Diego Carrillo).

1711. – En 4 de enero de ese año,
Felipe V y su mujer María Luisa de Saboya hicieron su entrada
solemne en Zaragoza, donde fueron atendidos y agasajados,
celebrándose grandes fiestas en su honor. Ignoramos la participación
que en ellas tomó la Universidad, pues falta el Gestis de ese año;
Borao dice en su Historia que hubo besamanos, al que acudieron los
claustros; así sería, seguramente, pero el cronista de aquellas
fiestas para nada menciona a la Universidad.

1722 (8 de febrero). – Felipe V
participa a la Universidad los desposorios de su hijo con la Princesa
de Orleans.

1723 (16 septiembre). – En Claustro de
Rector y Conciliarios se da cuenta del acuerdo de S. S. concediendo
el rezo de la Virgen del Pilar y en conmemoración de cuya noticia se
acuerda la celebración de un certamen poético, comisionando para
que lo preparen y den cuenta al Claustro pleno a los doctores
Yanguas, Lerín y Arias; pero como no hay dinero suficiente, se
acuerda dar colación de grados, los que sean suficientes para que
resulte brillante el certamen. (G. núm. 8, fols. 164- 65).

1723 (26 octubre). – Que habiendo
decidido en Claustro pleno otorgar los grados suficientes, que son
cuatro, del dinero de éstos respondan y sean sus tesoreros los
doctores encarga- dos de organizar el Certamen poético para el
rezado de la Virgen del Pilar. (G. núm. 8, fols. 171 y 173).

El Certamen se celebró brillantemente
y lo describió fray Tomás Madalena en la obra titulada Aliento
fervoroso, respiración festiva, voz sonora con que la Universidad
de Zaragoza… etcétera. En la pág. 75 comienza el “Certamen
poético determinado y publicado en nombre y voz de la Universidad de
Zaragoza”.

El gran número de poetas que acudió a
este Certamen indica la importancia que tuvo.

1724 (29 enero) – Felipe V participa a
la Universidad haber dejado la gobernación de sus Estados a su hijo
Luis.

1724 (4 septiembre). – Felipe V
participa a la Universidad la muerte de su hijo Luis.

La Universidad celebró solemnes honras
fúnebres en la capilla de la Escuela.

1727- Felipe V participa a la
Universidad la muerte de su suegro el Duque de Parma.

Se hicieron las acostumbradas exequias
en la capilla de la Escuela; pero antes, en Claustro celebrado en 25
de abril y en el cual se leyó la carta real, se acordó avisar al
Receptor para que dijera el dinero de que podía disponer la
Universidad. (G. núm. 7, fol. 335).

1729 (1.° octubre). – En Claustro se
da cuenta de una exposición del Cabildo Metropolitano para que ayude
la Universidad con su petición a S. S. para que el rito del Pilar
sea doble por todos los dominios de España. Así se acuerda. (G. n.°
6, fol. 73).

1732 (1.° junio). – En Claustro el
Rector dio lectura de una carta de S. M. (no se inserta) recomendando
se hiciera alguna festividad en señal de regocijo por la expedición
a Orán, acordándose se celebre una misa solemne en la capilla de la
Universidad y se invite a la Ciudad y a los graduados de la Escuela.

El acto tuvo lugar al día siguiente, a
las diez de la mañana, en la forma prevenida, asistiendo la Ciudad y
los claustros de doctores con las insignias. (G. núm. 6, fol. 213).

1732 (14 julio). – Solemne Te Deum en
la capilla de la Universidad y misa de acción de gracias a la Virgen
del Pilar, a las diez de la mañana de ese día, por la feliz
expedición a Orán; por la tarde y en el teatro se celebró una
solemne función académica, asistiendo la Ciudad y el Capítulo de
la Magdalena. Estos actos se celebraron por haberse recibido carta
del Monarca. (G. núm. 6, fol. 214).

1742 (2 marzo). – Se celebró la
Embajada de la Universidad al Infante D. Felipe; en 27 de febrero ya
se dio cuenta de la próxima venida de S. A., que debía llegar el
1.° de marzo; pidiósele hora para que la Universidad le
cumplimentara, señaló la de las once de la mañana del día citado;
antes de esa hora se reunieron en la Universidad los catedráticos,
surgiendo una cuestión de etiqueta por el lugar que habían de
ocupar los de la facultad de Artes; como la discusión seguía y la
hora del besamanos se acercaba, el Rector cortó el enojoso incidente
ordenando, por providencia interna, “sin perjuicio de los pactos
que a otra Embajada se hagan, guardando la antigüedad de las
facultades”, que se vaya en esta forma: Teología, Cánones, Leyes, Medicina y Artes; en su vista se puso en marcha la comitiva por
el orden siguiente: 1.°, coche de los ministros de la Universidad;
2.°, tres catedráticos de Artes y el Secretario; 3.°, médicos;
4.° y 5.°, legistas y canonistas; 6.°, Rector y teólogos.
Llegados a palacio y a la puerta de él, se bajó el bedel con la
maza y subió la Universidad formada hasta la antecámara de S. A., y
hecho un poco de descanso en ella, inmediatamente entró el Rector,
siguiéndole catedráticos y Secretario por el orden mencionado;
acto seguido, el Rector pronunció un elocuente discurso, terminado
el cual besó la mano a S. A., haciéndolo después los demás
catedráticos, puesta la rodilla en tierra y nombrándolos el Rector,
uno a uno, a tiempo de hacer la reverencia, terminado el acto y con
el mismo orden volvieron a la Universidad. (Folios 93 y 93 v., G.
núm. 5).

1742 (4 julio). – Carta real
participando a la Universidad el fallecimiento de su esposa la Reina
Doña Luisa Isabel de Orleans.

Se hicieron los funerales prescritos en
la capilla de la Escuela con la solemnidad acostumbrada, invitándose
a la Ciudad y al Arzobispo como canciller. (Fol. 106, G. núm. 5).

1743 (16 abril). – Embajada al
arzobispo D. Francisco de Añoa y Busto. Está reseñada en el
capítulo “Cancelarios”, al hacer la biografía de dicho
señor. (Fol. 235, G. núm. 5).

1744 (31 diciembre). – El Rey participa
a la Universidad el casamiento de su hija con el Delfín de Francia.

1745 (20 octubre). – En este Claustro
se acuerda que a las funciones de borlas y doctoramientos,
conclusiones y jura del Rector, asistan los catedráticos y graduados
con vestido talar, ya sea de golilla o de manteo…, porque así se
fue en la última fiesta de San Lucas y a la Ciudad le pareció muy
bien… Que en las borlas no se dé propina alguna al que no
asistiere en dicha forma. (Fol. 222, G. núm. 5).

1746 (22 enero). – Embajada al Marqués
del Cayro, comandante general, por una Comisión designada por el
Claustro con los ministros de la Universidad.

1746 (2 agosto). – Por carta del
Regente de la Real Audiencia del Reino recibe la Universidad la
triste nueva de la muerte del Rey Felipe V (no se inserta, aunque se
hace constar así); se dio comisión a los doctores D. José de la
Cruz y D. Pedro Azpuru, catedráticos, para que en vista de las
exequias que haga la Ciudad en la Santa Iglesia por el referido
motivo, las disponga la Universidad en la forma de otras veces,
discurriendo para ello los fondos necesarios. (Fol. 260, G. núm. 5).

1746 (7 agosto). – En dicho día, mes y
año, de orden del señor Rector, se visitó a nombre de la
Universidad al señor Mar- qués del Cayro, comandante general de
este Reino, por los doctores Azpuru y Alfranca, para darle el pésame
por la muerte del Monarca; fueron los comisionados, en coches,
acompañados del Secretario y de los ministros; el Bedel, con maza.
(Fol. 260 v., G. núm. 5).

1746 (5 septiembre). – En Claustro el
Rector dio cuenta de la muerte del Rey Felipe V, de la cual había
recibido real carta (que no se inserta) y en la que se encarga haga
la Universidad las exequias y funerales correspondientes; el Rector
propone se dé cumplimiento a lo ordenado, pero reduciendo el gasto a
una cosa proporcionada, dándose para costear los funerales dos
grados, por ser el único arbitrio que se encuentra por no tener
fondos algunos el Arca de la Universidad.

Por mayoría de votos se acordó que se
hagan las exequias con el lucimiento correspondiente a la Escuela y a
la fidelidad y amor que siempre tuvo a S. M. y que manifestó en las
exequias hechas a su esposa D.a María Luisa, y que si para ello 
no fuese bastante el caudal de dichos
dos grados, se den los que fueren menester.

Se encargó el sermón al P. Fr. Manuel
Gallinero y la oración fúnebre al Dr. D. Ignacio de Lissa,
catedráticos; el primero, de Escritura; el segundo, de Código, y se
nombró una Junta compuesta por los catedráticos D. José la Cruz,
D. Pedro Azpuru y D. José Amar.

Que por ahora sólo se den dos grados,
comisionando para la admisión de los pretendientes a los doctores
Lorieri, Lerín, la Cruz y Lay, y nombrar para el examen de las
poesías y jeroglíficos a los doctores Lerín, Azpuru, Villafranca y
Aramburu.

1746 (28 septiembre). – En Claustro de
este día se acuerda que los funerales en sufragio del alma del
Monarca fallecido se celebren el día 11 de octubre, diciéndose el
10 por la tarde la oración fúnebre, convidándose a la Ciudad, al
Comandante general y al señor Arzobispo; para invitar al Canciller
de la Universidad se nombra a los doctores Lorieri y Castillo; para
el Comandante general, los Sres. La Cruz y Aramburu, y para la
Ciudad, al primero de éstos y al Sr. Alfranca. Que los demás
convites se hagan con membretes en esta forma: Sres. Prebendados,
llevándolos los Dres. Dorri y San Juan, y a los señores ministros
de la Real Audiencia, Inquisición, títulos y nobles, los Sres.
Lissa y Lerín, y para los Superiores de las Religiones, los Sres.
Brusau y Rabal.

1746 (3 octubre). – Que se invite a las
exequias a los señores Titulares y Nobles, que para el recibimiento
y acompañar a los puestos que deben ocupar las diversas
personalidades invitadas, los señores catedráticos que a ello se
presten, indistinta- mente; que para la colocación se guarde el
ceremonial empleado en las exequias de la Reina María Luisa,
celebradas en 1714, y que, caso de atravesarse fiesta de toros o
canonización en los 
días 10 y 11 del corriente, se hagan
los funerales y exequias en el viernes y sábado infraoctavos de
Nuestra Señora del Pilar.

Se acuerda también que a los ministros
de la Universidad se les regale para ayuda de lutos lo que pareciere
a los señores Rector, Lerín y la Cruz.

1746 (10 octubre). – Claustro en el
cual se da cuenta de que la Ciudad ha manifestado que en los días 10
y 11 del corriente, señalados para los funerales y exequias de
Felipe V, no podía asistir por estar continuando las fiestas de la
real proclamación y tener dispuestas DOS CORRIDAS DE TOROS para los
días 13 y 17, y que terminadas éstas asistirá el día que se
señale. Se trató sí se podría esperar o no por estar próximo San
Lucas, o sea la apertura del curso y tenerse que desembarazar el
teatro para la jura del nuevo Rector y oración latina, o hacerlas
los días 14 y 15; se acuerda esperar a la Ciudad que se desembarace
de las fiestas y para nuevo señalamiento reunirse el próximo
viernes.

1746 (14 octubre). – Se acuerda
celebrarlas los días 19 y 20: el primero, a las tres y media de la
tarde, y el segundo, a las diez de la mañana; que no se repitan las
invitaciones, sirviendo las ya hechas; que se convide al Capítulo de
la Magdalena para las Vísperas y la Misa de Exequias; que pida a
dicha parroquia el toque de campanas; que los catedráticos concurran
a las dos y media para recibir a los invitados, y que se den al Bedel
12 escudos y 6 al Alguacil y Maestro de Ceremonias, respectivamente.

1746 (18 octubre). – Dase cuenta de la
contestación de la Ciudad anunciando que concurrirá gustosa en los
días señalados; que habiéndose perdido la lámina para el
capelardente y pedirse 30 libras por abrir otra nueva, se describa en
el libro y no se ponga lámina; que asistiendo el Arzobispo y su
auxiliar, graduado éste de la Universidad, entre al teatro después
que haya tomado asiento S. Ilma, y ocupe el inmediato al Rector,
acompañándole dos graduados; que todos los catedráticos estén
puntualmente a la hora señalada para recibir a los convidados de
ambos sexos y acompañarles a los puntos designados; que para evitar
confusión se pongan soldados en las puertas y estén bien a la mira
algunos de los señores catedráticos para que dejen entrar a los
convidados, pero impidan el paso a toda mujer con mantilla u hombre
de capa.

Los funerales se celebraron con
extraordinaria pompa y solemnidad; la descripción de ellos la hizo
Aramburu en la siguiente obra: Minerva llorosa a impulsos de la razón
y la 
lealtad.

1746 (4 noviembre). – En Claustro: que
se pase a la prensa los pliegos del libro de las Exequias de Felipe
V; que se impriman quinientos ejemplares (en 10 del mismo mes, cien
ejemplares más); que la dedicatoria sea a S. M. Don Fernando VI, y
que el Dr. D. José Suñol, médico de Cámara, entregue en nombre de
la Universidad un ejemplar al Monarca. Se nombran los censores y que
para los gastos de la impresión se dé otro grado, poniéndose los
edictos para ello.

1749 (17 marzo). – Se presenta en
Claustro la cuenta del impresor de la Universidad D. Luis de Cueto,
por la impresión de las exequias, que importan 126 libras jaquesas;
que para pagarla se den dos grados y se pongan edictos; que se envíen
a Madrid seis ejemplares con cubiertas de terciopelo morado para las
personas reales, y que de la entrega se encargue el doctor Suñol,
médico de Cámara.

1750 (20 abril). – Claustro pleno: con
motivo de la próxima venida de S. A. Doña María Antonia Fernanda,
Infanta de España y próximamente Duquesa de Saboya, se registraron
las resoluciones tomadas por la Universidad en 1742, cuando la visita
del Infante Don Felipe, y se acuerda celebrar besamanos en la misma
forma.

1750 (20 abril). – Se le dio el
besamanos a la Infanta con toda solemnidad.

1754 (7 mayo). – Se reunió el Claustro
de Rector, consiliarios y catedráticos con toda solemnidad y
aparato, con insignias, para recibir, en visita de despedida, al
Ilmo. Sr. Dr. D. José Gómez, electo Obispo de Zamora, antes
canónigo magistral de esta Metropolitana y graduado por esta
Universidad, el que participó su marcha a la capital de su diócesis
y su deseo de despedirse de la Universidad, de la que era hijo,
ofreciéndose oficial y particularmente y suplicando se le diera
“carta de creencia” 
para la Universidad de Valladolid,
enviándole los nuevos Estatutos aprobados por S. M. para que los
colocase en su archivo. El Claustro le dio gracias expresivas y le
concedió cuanto pedía, comisionando para ello al Dr. La Cruz.

La visita se celebró con el memorial
siguiente: Llegó el señor Obispo a la Universidad a las seis de la
tarde; concurrió a la sala del Claustro, siendo recibido en la
antesala por los ministros y el Secretario, y dos catedráticos a la
parte de afuera de la puerta del cancel, otros dos a mitad de la sala
y todos los demás puestos de pie con el Rector al frente, llevándolo
a su derecha hasta el sitial destinado. fue despedido en la misma
forma. (Fol. 50, G. núm. 3).

1754 (24 mayo). – Se celebró Embajada
dicho día para saludar al S. Marqués de Cresillas, comandante
general interino de este Reino; la representación universitaria fue
en dos coches: el primero, tirado por dos muías y en el cual iban el
Bedel, Maestro de Ceremonias y Secretario, y en el segundo,
arrastrado por cuatro muías, cuatro catedráticos. Fueron hasta las
casas de la plaza de San Felipe, que eran del Marqués de Villaverde,
dándole el tratamiento de Señoría por ser sólo mariscal de campo;
volvieron a la Universidad, terminada la Embajada, en la misma forma.
(G. núm. 5, fol. 70).

1754 (3 septiembre). – Carta real a la
Universidad participando el fallecimiento de la Reina de Portugal,
madre de la Reina de España: que se hagan honras y funerales. La
Universidad contestó, en 7 de octubre, anunciando al Rey las
exequias que se celebraron, en la forma acostumbrada, en la capilla
de la Escuela.

1755 (2 abril). – Grado de Doctor de D.
Ramón Pignatelli y Moncayo, apadrinándole el Dr. D. José la Cruz.
A dicho acto, que revistió gran solemnidad y que se celebró en el
teatro de la Escuela, asistieron, a más de otras personalidades, el
Arzobispo y la Ciudad. fue primero la Ciudad y tomó sus asientos, y
acto seguido salieron a la puerta baja del Claustro dos doctores con
el Rector a la cabeza a recibir a S. Ilma., el cual entró a la mano
derecha del Rector; la Ciudad bajó las escaleras del estrado y al
pie de ellas saludó a S. Ilma., que tomó asiento en el centro bajo
dosel Después de la arenga que dijo el padrino saludando al
Arzobispo y que no comenzó hasta que éste dio la señal en su
capirote, se dio la cuestión al nuevo doctor, el cual la respondió
hasta que le mandó S. Ilma. callar, recibiéndole el juramento y
confiriéndole el grado de Doctor. Acto seguido el Bedel repartió
entre los asistentes las propinas, dando al Arzobispo un doblón de a
ocho en especie, levantando el Canciller la sesión. (Fol. 260, G.
núm. 3).

1755 (24 octubre). – En virtud de lo
acordado en Claustro, pasaron en este día los catedráticos más
modernos a visitar a la Excma. Sra. Viuda Duquesa de Híjar, con el
ceremonial de costumbre. (G. núm. 4, núm. 63).

1755 (8 noviembre). – En este día
visitaron a la Universidad el Duque de Híjar y su hijo para tomar
órdenes, porque parten para Madrid. (G. núm. 4, fol. 86).

1758 (8 septiembre). – El Rey da cuenta
a la Universidad de la muerte de su muy cara y amada esposa D.a María
Bárbara de Portugal; pide se le hagan los honores fúnebres de
costumbre.

1758 (23 septiembre). – Se acordó que
se celebren solemnes funerales por el alma de la 
Reina Doña María Bárbara en la
capilla de la Universidad. (G. núm. 4, fol. 494).

1759 (28 octubre). – En este día se
congregaron a las cuatro de la tarde, bajo la presidencia del Rector,
todos los catedráticos, maestros y doctores, en traje de ceremonia,
en la fachada de la Universidad que da al Coso, espléndidamente
adornada, 
por hacer ese día su entrada solemne
en la Ciudad el Rey Carlos III.

Con anterioridad y en Junta de Hacienda
celebrada el 24 de dicho mes se trató de los gastos que el adorno de
la fachada podría acarrear, y que éstos, con el alquiler de coches,
sumarían unos 100 escudos, los cuales debería adelantar el Receptor
por no haber dinero en el Arca.

Al día siguiente fueron todos los
doctores en coches al palacio donde se alojaban los Reyes, con el
ceremonial acostumbrado, en donde por la gran confusión que hubo se
celebró éste indistintamente, sin guardar orden ni formalidad
alguna, (G. número 5, fol. 4 v.).

La estancia de los Reyes en esta
capital fue descrita por Aramburu en su obra Zaragoza festiva…

1760 (13 junio). – En este día se le
dio Embajada en la forma acostumbrada (en dos coches) al nuevo
Regente de la Real Audiencia D. Fernando de Guira; los comisionados
iban todos vestidos de golilla. (G. núm. 5, fol. 38).

1760 (14 octubre). – Carta de Carlos
III a la Universidad dando cuenta de la muerte de su esposa Doña
María A. de Sajonia, y rogando se le hagan las honras y funerales en
estos casos acostumbrados. Se celebraron pocos días después en la
capilla de la Escuela.

1777 (23 septiembre). – El Rey
participa a la Universidad el feliz parto de la Princesa de Asturias,
su muy cara y amada nuera, dando a luz una Infanta. Con fecha 4 de
octubre la Universidad contestó al Rey felicitándole y
participándole que el día 3 de octubre y en la capilla de la
Escuela se había cantado solemne Te Deum y Misa en acción de
gracias; con la misma fecha se escribió al Secretario del Rey Sr.
Mayoral.

1778, 1787 y 1783. – La Universidad
recibe carta del Rey notificándole que su muy cara y amada nuera ha
entrado en los nueve meses de su embarazo: que se hagan rogativas
(1).
(1) Debemos hacer constar que son numerosas las cartas
reales que comunicando embarazos y partos constan en los libros de
Gestis; como todas son iguales, hemos suprimido muchas de ellas; a la
Universidad le costaba un pico grande la fecundidad de las mujeres
reales.

1791 (5 septiembre). – En Claustro
pleno se dio cuenta de una petición del Fiscal de la Universidad al
objeto de terminar de una vez con las cuestiones de etiqueta entre
las facultades de Artes y las otras, especialmente la de Teología;
en ella pide el Fiscal se declare a la facultad de Filosofía
independiente de las demás, y que en sus funciones literarias
privativas de oposiciones a cátedras y conclusiones no debe ser
preterida por ninguna otra”, pidiendo el Fiscal que se le dé
testimonio, caso de que se acuerde en contrario. El acuerdo fue que
este asunto pasara al Claustro de Rector, Consiliarios y Catedráticos
para su estudio. Es muy interesante la alegación fiscal. (Folios
1107- 1110, G. núm. 18).

1791 (19 noviembre). – El Consejo
remite a la Universidad la representación hecha por el Fiscal de la
misma, para que se observe lo prevenido y mandado en la Real Cédula
de 22 de enero de 1786 y que con arreglo a ella no se prefiera a los
doctores de Teología, ni de otra facultad, a los maestros de
Filosofía en sus funciones literarias, y que se observe lo dispuesto
en la de Salamanca. (Fols. 104 al 108, G. núm. 19).

1794 (16 marzo). – El Rey a la
Universidad le participa el natalicio del Infante Francisco de Paula
Antonio María, nacido en el Real Sitio el día 10 de marzo de 1794,
a las cinco y media de la tarde. Se cantó Te Deum en la capilla de
la Escuela por el fausto acontecimiento. (Fol. 273, G. núm. 20).

1795 (9 enero). – La. consideración de
que gozaba la Universidad queda demostrada en que oficialmente se la
invitó en esta fecha a una fiesta tan íntima como el bautizo de un
hijo del Capitán general; en su carta dicha autoridad manifiesta que
su de- seo era el que asistiera toda la Universidad, pero que
atendiendo “a la pequeñez de su casa”, limitaba la
invitación en la forma que el Rector dispusiera; éste dispuso
asistir él con un catedrático de cada facultad. (Fol. 79, G. núm.
21).

1798 (21 junio). – En ese día se dio
Embajada al nuevo Arzobispo D. Joaquín Companí, (Company) en la forma
acostumbrada; está reseñada en el capítulo “Cancelarios”,
en la biografía de dicho señor. (Fol. 136, núm. 24).

1799 (6 diciembre). – El Rector hace
presente el que esta Universidad cumplimente, mediante Embajada
sencilla, al Capitán general en los días de besamanos, y se acuerda
que, en lo sucesivo, dos individuos del Claustro, con el Secretario y
número de sirvientes necesarios, visiten a S. E. con Embajada
pública en los días de besamanos, y se comisiona al Dr. Lecha para
que regule el modo y forma con que se deben practicar dichas
Embajadas, nombrándose para el día de Santa Leocadia a los señores
Rector y Lecha, (Fol. 62, G. núm. 26).

1799 (19 diciembre). – En Claustro de
ese día se dio cuenta de haberse hecho el día de Santa Leocadia la
visita oficial al Capitán general por el cumpleaños de la Reina,
siendo recibidos por S. E. con las consideraciones debidas; en ese
Claustro el Dr. Lecha presentó el informe que la Universidad le
pidió y que se inserta en el folio 75 del Gestis correspondiente; de
esa fecha arranca, indudablemente, la asistencia de la Universidad
corporativamente a las recepciones, por fiestas reales, en Capitanía
general. (Fol. 72 v., G. núm. 26).

1802 (15 julio). – En este Claustro se
trató acerca de la próxima venida a Zaragoza de los Reyes Carlos IV
y María Luisa y de los planes de fiestas universitarias e
iluminaciones, principalmente de la fachada que da a la calle de la
Puerta del Sol; autorizándose a la Junta de Hacienda para “que
se sirva proporcionar un adorno e iluminación decente” con
relación a los fondos de que se pueda disponer. (Fol. 132 v., G.
núm. 28).

Ese mismo día se celebró Claustro
pleno, en el cual se dio cuenta del oficio del Ayuntamiento
participando la próxima venida de los Reyes a esta Ciudad y que se
resolviera lo que pudiera hacerse en su obsequio. Viendo que el
plan trazado de pintar los claustros, columnas, etc., ascendería a
la cantidad de 24.000 reales, y contando la Universidad con pocos
recursos, se mandó hacer otro y que se dieran los grados
suficientes. Por último, el Claustro acordó no invertir más de 10
a 12 mil reales.

1802 (3 agosto). – Se acuerda visitar
en corporación al nuevo Arzobispo, el Excmo. Sr. D. Ramón Josef de
Arce. (Queda reseñado el acto en el capítulo “Cancelarios”).
El día 4 señaló hora y el 5 se le dio la embajada.

1802 (6 agosto). – En Claustro se
acuerda guardar un grado de doctor en Cánones por si SS. MM. y AA.
honran la Universidad con su visita y se dignan presenciarlo.

D. Camilo Lecha manifestó que D.
Miguel Carrera, del que había sido padrino en el de licenciado,
tiene preferencia con arreglo a Estatuto para ese grado de doctor.

1802 (20 agosto). – En Claustro se dio
cuenta de un oficio remitido por el licenciado en Cánones D. Ignacio
Otal, manifestando que sí se concedía una borla de doctor en su
facultad ante los Reyes, para no ser gravoso ni perjudicar en manera
alguna los intereses de la Universidad, se ofrecía a pagar de su
cuenta todas las propinas que se tenga a bien señalar a las personas
reales y séquito, (G. núm. 28, fol. 144),

En este mismo Claustro, viéndose que
no había coches decentes para todos los graduados, se acordó que
para la Embajada a SS. MM. se fuese a pie, reuniéndose en La Seo,
como sitio más próximo al palacio arzobispal, donde se alojaban,
pidiendo el correspondiente permiso al Cabildo de dicha Iglesia. Se
acuerda también dar propinas de examinadores a las reales personas y
grandes que les acompañan, si presiden un grado de doctor.

1802 (26 agosto). – En este día se
llevó a cabo la Embajada a los Reyes Carlos IV y María Luisa,
Príncipe de Asturias e Infantes D.a María Isabel, D. Carlos y D.
Francisco, hijos y al hermano del Rey D. Antonio.

Reunidos en la Iglesia de La Seo todos
los doctores, maestros y catedráticos, vestidos con insignias, se
dirigieron al palacio episcopal por el orden siguiente: Ministros
de la Universidad: en el centro, el bedel con la maza levantada; los
doctores, en dos alas: a la izquierda, facultades de Artes, Leyes y
Cánones; a la derecha, facultades médica y teológica, presidiendo
el Rector con los dos doctores más antiguos.

Llegados a palacio y obtenida la venia
de S. M. pasaron al salón donde se hallaba éste, cumplimentándole
el Rector en nombre de la Universidad en una brillante oración y
presentándole varios ejemplares impresos en raso con franja de
plata, de lo que la Escuela había determinado ejecutar por su
augusta venida; después de admitidos por S. M. se celebró el
besamano, y terminado éste, pasaron a cumplimentar a la Reina e
Infantes, que se hallaban en otro salón, y en cuyo acto el Rector
pronunció un elocuente discurso de salutación, besando las manos a
las reales personas todos los graduados. Terminados estos actos, la
Universidad volvió a La Seo por el orden señalado.

Después el Rector y varios
catedráticos de las diversas facultades pasaron a cumplimentar al
Príncipe de la Paz. No consta en el Gestis la diligencia por no
haber asistido a dicho acto el Secretario. (Fols. 169 y 169 v., G,
núm. 28).

En el Gestis correspondiente está el
expediente formalizado por la Junta de Hacienda para la decoración e
iluminación de la Universidad; es muy interesante, pues figuran en
él los diseños correspondientes.

El impreso que se le entregó al Rey
decía lo siguiente:

“La Universidad Literaria de esta
Ciudad, deseosa de corresponder a las gracias con que la han
distinguido siempre SS. MM. y de manifestar el amor y la fidelidad a
los Soberanos, que son los principios fundamentales de su enseñanza,
ha acordado celebrar la augusta mansión de los Reyes nuestros
señores en Zaragoza y su justa satisfacción por las bodas de los
Serenísimos Príncipes con las demostraciones de regocijo
compatibles con sus circunstancias. A este efecto ha dispuesto que en
las noches de los próximos días 26, 27 y 28, desde las siete y
media hasta las once y media, estén decorados e iluminados el patio
de sus Escuelas y el teatro de sus actos mayores y que en éste
alternen dos conciertos de música instrumental que contribuyan a
demostrar la alegría general de que están poseídos los aragoneses.
= Igualmente está para conferirse el grado de doctor a un licenciado
de la misma Escuela, lo que pone en noticia de SS. MM. por si se
dignasen autorizarlo con su augusta presencia, mandando señalar día
y hora”. (Fol. 158, G. nú- mero 28).

1802 (7 octubre). – Carta del Rey a la
Universidad participando el casamiento en Nápoles del Príncipe de
Asturias con la hija del Rey de Sicilia.

1804. – Carta real a la Universidad
mandando hacer rogativas públicas por las calamidades que afligen al
Reino. Estas se celebraron en la capilla de la Escuela. (G. núm. 30,
fol. 258).

1807 (8 noviembre). – Dase cuenta en
Claustro de un oficio del Ilmo. Ayuntamiento, sobre el señalamiento
de días para los regocijos públicos, por haber mandado S. S.
solemnizar en todo este Reino el día de la conmemoración de Nuestra
Señora del Pilar, con rezo propio y rito doble de primera clase, con
octava. Se acuerda pase a la Junta de Hacienda para que dictamine a
lo que en los Estatutos se marca en cuanto al caudal para estos
gastos. (No hemos encontrado en los Gestis la forma en la cual la
Universidad se asoció a estas fiestas), (G. n.° 44, fol. 42 v.).

1814 (8 febrero). – Se acuerda
felicitar al Excmo. Sr. D. José Palafox por su venida a Zaragoza,
nombrándose para ello a los Dres. Berné, Barón de Castiel y Tomeo.
(Fol. 154, G. núm. 45).

1814 (5 abril). – En Claustro de
consiliarios y catedráticos y después en el pleno, se trató de las
demostraciones de júbilo que la Universidad debía hacer a la
próxima llegada de Fernando VII, cuyo paso por esta ciudad se
esperaba después de su cautiverio.

Se acuerda: que se limpie el edificio y
se procure facilitar salida por la antigua puerta de la Escuela hacia
la del Sol; que se adorne e ilumine la fachada de la casa del Bedel
(la única que había quedado en buen estado); que si S. M. entrase
por la puerta del Sol, el Claustro forme todo él ante las ruinas de
lo que fue Universidad; que se solicite día para besar la mano a S.
M. invitándole a la ceremonia de un grado de doctor, y que para los
gastos se apliquen todas las propinas del grado de D. José González,
en la facultad de Cánones.

1814 (días 6 al 10 de abril). – El
Ilmo. Sr. Rector y Claustro de la Universidad literaria, además de
las disposiciones de que se hará mención y que se tomaron contando
con la generosidad de sus individuos, nombró para que partiesen al
encuentro de S. M. y A. a los señores doctores catedráticos D.
Faustino Garrobera, D. Silverio Alavés, D. José Hernando y al
sustituto ejerciente D. Cirilo Tubo; marcharon a Fraga con las demás
autoridades y corporaciones, y de allí salieron para Bujaraloz,
donde se hallaba el Rey y su hermano. Recibida la Universidad por el
Monarca, el P. Garrobera pronunció el siguiente discurso:

“La Universidad literaria de
Zaragoza tiene en este momento la dulce satisfacción de presentarse
ante V. R. M. a felicitarle por su glorioso arribo al seno de sus
hijos y por las pruebas sensibles de amor que manifiesta esta
condescendiente visita a la capital de Aragón. Si desde el heroico
momento de la lucha se lisonjea la Escuela de Zaragoza haber dado los
primeros pasos y como el primer impulso a la grandiosa obra que puede
decirse cimentada en el arresto de sus hijos, a quienes electrizó la
elevación al trono de V. M. ocurrida en Aranjuez; una paternal
ojeada que se digne V. M. dirigir sobre las gloriosas ruinas de su
edificio, le pondría de manifiesto; que si el amor a la augusta
persona de V. M. comenzó la obra, el amor la consumó, y nunca más
contenta que cuando no presentando en su perspectiva más que
escombros, serán ellos un índice glorioso que manifestarán al
natural el fuego del amor, que es como el carácter de sus corazones,
y patentizarán, que si han llenado los deseos de V. R. M., tienen ya
la gloria por que aspira. Fiel la Escuela a sus principios, ha
procurado en todo tiempo inspirar a sus alumnos la obediencia, el
respeto, el amor a sus Monarcas; la Escuela no se mentirá a sí
misma y continuará con los deberes que le impone la sacrosanta
Religión de Jesu-Christo; pero séame lícito dar un desahogo a mi
corazón a nombre del Cuerpo por que hablo: él se gloria quedarle
poco que hacer a presencia de un Monarca tan deseado, tan apetecido,
tan amado, en quien Zaragoza, Aragón, la España cifra sus glorias y
baxo cuyos auspicios el Cuerpo literario piensa renacer de sus
cenizas. Sírvase V. R. M. recibir por mi medio los sentimientos
cordiales de su Universidad, que si se sacrificó gustosa por amor a
V. R. Persona, habrá recibido toda su recompensa con que sea
aceptado este generoso sacrificio en el real ánimo de Vuestra
Majestad. Así lo esperamos, como el que por un efecto de su bondad
tenga V. M. la de concedernos el besar su real mano”.

La entrada del Rey e Infante D. Carlos
en Zaragoza fue verdaderamente triunfal: por la Puerta Quemada a la
plaza de la Magdalena y de allí al Coso; delante del Seminario de
San Carlos se encontraba el Rector con todos los doctores y Cuerpo
literario de la Universidad; siguió el Monarca y el Infante, entre
continuas aclamaciones, hasta el palacio del Conde de Sástago, donde
se alojó (1).
(1) “Memoria | de las Fiestas | que la
inmortal Ciudad | de Zaragoza | celebró en los días seis, siete,
ocho, nueve y diez de abril de mil ochocientos catorce, | y demás
pormenores ocurridos en los mismos, | con el interesante y feliz
motivo de haber- | se dignado nuestro augusto soberano el señor Don
Fernando VII venir en compañía del serenísimo señor Infante Don
Carlos, a su reyno | después de seis años de opresión, | con el
objeto de recorrer las memorables ruinas de este | heroico pueblo”.
| Escribíala | de orden del Ilmo. Ayuntamiento | su cronista el Dr.
A. A. (* ¿Agustín Alegre?) | Zaragoza. | En la Imprenta de Miedes.
= 169 páginas, 8.° mlla. (Sección de Varios de la Biblioteca del
Seminario de San Carlos).

A pesar de estar casi todo el edificio
de la Universidad derruído, se colgó el frontis con paños y se
formó un arco de follaje, distribuyéndose varios hacheros para la
iluminación.

También se preparó todo lo necesario
para dar una borla de doctor por si gustaban ir S. M. y A. a visitar
aquellas memorables ruinas y presenciar el acto; pero no habiendo
sido esto asequible, “deseoso el Cuerpo literario de perpetuar
la memo- ria de la estancia de nuestro augusto Monarca con el señor
Infante, en esta capital, ha mandado abrir una medalla”.

El día 7, a las tres y media de la
tarde, el señor Rector de la Universidad literaria y doctores de las
facultades, con sus respectivas insignias, se presentaron a
cumplimentar a Su Majestad y Alteza, El señor Rector manifestó en
un discurso breve la complacencia que causaba, en particular a los
doctores, ver restituído a su Monarca, pues todo les aseguraba que
en su pacífico reinado volvería a renacer, de entre la desolación
y el estrago, el luminoso y magnífico templo de Minerva; el Monarca
dio muestras de estar poseído de los más vivos deseos por que se
restaurasen los Liceos y que se cimentase la educación pública, que
es la base más sólida para que prosperasen los Estados,

Tomó conocimiento del significado de
cada uno de los distintivos de las facultades,

inquiriendo con la mayor individualidad
e informándose de algunos pormenores.
1814 (14 abril). – El
Receptor Barón de Castiel presentó las cuentas de los gastos
ocasionados con motivo de la venida a Zaragoza de S. M. Don Fernando
VII y A. R., del besamanos que se les dio y preparación del grado de
doctor por si las augustas personas asistían a él. Pregunta el
Receptor si los gastos de la borla que estaban agregados a favor de
la Escuela para los precisos con el motivo de la venida de S. M., si
se habían de cobrar por todos los doctores que había en las
distintas facultades o por los que habían concurrido a la última
borla. Se acuerda cobrarlos por el último citado. (Fol. 299, G. núm.
45).

1814 (20 abril). – Exposición (no
consta a quién se dirige) de la Junta de Hacienda de la Universidad
por la cual ésta propone que las cantidades recaudadas, así como el
importe de grado de Cánones que el Claustro destinó a festejar el
paso del Rey por Zaragoza, y no habiendo cosa alguna capaz de llamar
la atención del público, propone la acuñación de una medalla “con
inscripciones y emblemas análogos que quedase esculpida a la 
posteridad la memoria de las ruinas de
Zaragoza y de la voluntaria venida de S. M. a visitarla en premio de
su constancia; que el coste se calcula en unos 2.000 reales y que
cada medalla de plata estará en unos 34 reales y cada una de las de
cobre en 12 reales, siendo del tamaño de un duro”. (Fol. 300,
G. número 45).

Fue aprobada la moción de la Junta de
Hacienda y construída la medalla, que tiene veintitrés líneas de
diámetro y muestra en el anverso la Universidad derruída, viéndose
lo que queda de su interior y el Ebro en el fondo y la inscripción
de D. Manuel Abella: “Aedes . Minervæ. A . Gallis . Bello .
Dirutæ. Pace . Florerunt”, y en el reverso una corona de
laurel, y dentro, “Ferdinando. VII | Insidiose . Capto | Fide .
et. Virtute| Hispanor . Redempto . | Trivmphali . Pompa . | Vrbem .
Ingres | VIII. Id. apr. | An . MDCCC. XIV. | Academ . | Cæsaraug”.

A pesar de la rareza de que habla
Borao, la Biblioteca universitaria posee tres ejemplares: dos de
cobre y una de plata, y conocemos algunas personas de Zaragoza que la
conservan. Terminada la confección de la medalla, la Universidad
comisionó al Sr. Martínez de Villela para que hiciera entrega de
ella al Rey en nombre de la Universidad, con un mensaje de salutación
y ofrecimiento, así como otros ejemplares a SS. AA.

El acto tuvo lugar el 20 de agosto de
dicho año, a las cuatro de la tarde, hora que de su puño y letra
señaló el Monarca en la petición respetuosa que los representantes
de la Universidad le elevaron; fueron éstos, a más de Villela, del
Consejo real, D. Juan Francisco Martínez (Arcediano de Daroca y
catedrático de esta Universidad), D. José Duaso (Capellán de honor
de S. M.) y D. Manuel Abella (Oficial de la Prim.a Secretaría del
Estado). Se equivocó Borao cuando en la pág. 152 de su obra dice:
“…Siendo lo primero que se ofreció a sus ojos la Universidad,
sobre cuyas ruinas todavía humeantes parece que se enterneció el
Rey, y en esta ocasión fue cuando se le entregó por cuatro doctores
la medalla conmemorativa de que ya hemos hablado, llevando la voz de
la Universidad D. Juan Martínez Villela…”

Por lo expuesto claramente se ve que la
entrega fue algunos meses después de la visita regia a Zaragoza y en
la Cámara real.

1814 (24 agosto). – Comunicación al
Claustro del Sr. Villela, manifestando que S. M. y AA. recibieron,
con el mayor agrado y su acostumbrada benignidad, las medallas que en
nombre de la Universidad les fueron entregadas. (Fol. 143, G. núm.
145).

1816 (7 septiembre). – Acuerda el
Claustro cantar un Te-Deum y celebrar una misa solemne en la capilla
de la Universidad, en acción de gracias por haberse expedido la bula
sobre la Mitra de Zaragoza, de 90.000 rs. v. para la Universidad. El
acto se celebró con asistencia del Ayuntamiento. (Fol 171 v., G.
núm. 47).

1816 (30 octubre). – Se resuelve
cumplimentar a SS. MM. y AA. con motivo de sus desposorios y se
encarga esta comisión a los Dres. Sirena, Villela, Aris y Vallejo.
(Fol. 9, G. núm. 48).

1819 (7 enero). – A las diez y media de
la mañana y en la capilla de la Universidad, con asistencia del
Capítulo de la Magdalena, Ayuntamiento y otras personalidades, se
celebraron solemnes funerales por el alma de la Reina, que murió el
26 de diciembre y cuyo fallecimiento participó a la Universidad
Fernando VII.

1819. – En 4 de enero y 6 de febrero el
Monarca participó a la Universidad la muerte de sus padres Carlos IV
y María Luisa, celebrándose con tal motivo funerales en la capilla
de la Universidad.

1819 (7 octubre). – El Monarca
participa a la Universidad sus desposorios con Amalia de Sajonia,
celebrados en agosto último en la Corte de Dresde (Dresden).
La Universidad comisionó a los señores Barón de Castiel y Arias
para que felicitaran al Rey por su nuevo enlace. Estos comunicaron a
la Universidad haber cumplido tan grato encargo, en cartas de 6 de
noviembre. (Folio 59, G. núm. 51).

1823 (26 noviembre). – Acuerda el
Claustro nombrar a los señores Vallejo, Villegas, Castiel y
Calomarde, a cuyo fin se les dirigirá por el próximo correo los
correspondientes oficios, para que feliciten al rey y a su hermano D.
Carlos, protector de la Universidad, POR su ARRIBO AL TRONO. (Fol.
63, G. núm. 55).

1825 (15 enero). – Se acuerda acudir en
corporación a recibir, el 16 de este mes, al Sr. Arzobispo D.
Bernabé Francés Caballero, que en dicho día verifica su entrada
pública en la Ciudad. (Queda reseñada en el capítulo
“Consiliarios).

1826 (11 octubre). – En Claustro de
esta fecha se acuerda conceder el título de doctor en Cánones,
honoris causa, a don Francisco Tadeo Calomarde, “hijo predilecto
de la Universidad y amparador y protector de ella, como lo ha probado
ahora con el Colegio de Medicina”. (Fol. 28, G. núm. 58).

1828 (22 marzo). – En Junta de Hacienda
se acuerda que el dinero de propinas de dos a tres grados se empleen
para que haya orquesta algunos días e iluminaciones de la fachada,
pues los recursos del arca de la Universidad eran escasos y además
para si SS. MM. se dignan visitar la Universidad y presidir un grado
de Doctor. (G. núm. 59, fol. 69).

1828 (26 marzo). – Dase cuenta del
oficio del Ayuntamiento de esta Ciudad, participando la venida de SS.
MM. para el 22 de abril próximo. (G. núm. 59, fol. 51).

1828 (26 marzo). – Se nombran las
comisiones para organizar los obsequios que se han de disponer
durante la estancia en Zaragoza de los Monarcas, y se ordena que se
ilumine la fachada y que si las corporaciones más respetables salen
a saludarlos a Villafranca, salga también la Universidad, en la
forma dispuesta por Estatuto. (G. núm. 59, fol. 51 v.).

1828 (28 abril). – En este día se
congregaron el Rector don Joaquín Cistué, canónigo, y los doctores
de todas las facultades, vestidos con capirote y borla y puestos en
dos filas, a la hora que les señaló el Marqués de Valverde,
mayordomo de la Reina D.a María Amalia de Sajonia, fueron al palacio
arzobispal y subiendo a la regia cámara hicieron besamanos, en la
forma siguiente: colocados en la antecámara, pasó todo el Claustro
al salón, a las doce y media de la mañana, y llegando el Rector a
los pies del trono, manifestó a SS. MM. en una breve y sencilla
arenga los sentimientos de amor, lealtad y respeto de la Universidad
y conatos que ponía en instruir a sus discípulos en los verdaderos
principios de la Religión y legítimos derechos de S. M. en la
soberanía absoluta, poniendo en su conocimiento la función
dispuesta por el Claustro, de conferir un grado de Doctor, gratis, a
presencia de los Reyes, lo que S. M. aceptó gustoso y previno que
debía verificarse al día siguiente, a las diez de la mañana; acto
seguido, todos los claustrales besaron la mano a las reales personas.
Terminado el acto volvieron todos a la 
Sacristía de la Iglesia Metropolitana
de la Seo, donde se habían congregado y de donde salieron para la
ceremonia, (G. núm. 59, fol. 84).

1828 (29 mayo). – En este día y en
presencia de SS. MM. Y del ministro Calomarde, séquito y autoridades
de la Universidad se confirió el grado de doctor en Cánones al
catedrático D. Florencio Marcellán. (La reseña detallada figura en
el capítulo “Vida académica”). (G. núm. 57, fol. 91).

1829 (7 mayo). – Dióse lectura en
Claustro de la orden de S. M. para que se hagan rogativas públicas
por la mejoría y conservación de la salud de la Reina.

El día 12 del mismo y en la capilla de
la Escuela se dijo Misa y Letanía mayor, con 
asistencia de los Doctores, Capítulo
eclesiástico de la Magdalena y Ayuntamiento (Fol 47, 
G. núm. 60).

1829 (18 mayo). – Carta real
comunicando la muerte de la Soberana; se hicieron exequias en la
capilla en la forma acostumbrada.

1829 (20 noviembre). – En este día,
reunidos en la Sacristía mayor del Metropolitano templo del
Salvador, el Rector don Joaquín Cistué y los doctores Lisa, Campos,
Sánchez, Muñoz, Mallado, Tomeo, López y el Secretario, se
trasladaron al palacio de Ayerbe, donde se hospedaba el Infante D.
Francisco de Paula y su esposa; fueron recibidos a la hora señalada,
cinco de la tarde, besando su real mano y pronunciando el Rector
breve 
y sencilla arenga de salutación y
bienvenida, saliendo con la misma ceremonia. (Fol. 14 v., G. núm.
61).

1830 (16 abril). – Olido de la
Inspección general de Instrucción pública, comunicando la orden de
S. M. para que los doctores se sienten en los Claustros y demás
reuniones públicas y secretas por el orden de facultades y en cada
una por su antigüedad de grados, entendiéndose que a la derecha del
Rector se coloquen teólogos y canonistas, y a la izquierda, legistas
y médicos. (Fol. 50, G. núm. 61).

1830 (10 octubre). – Del Rey a la
Universidad manifestando que ha nacido una robusta Infanta. El fausto
suceso lo solemnizó la Universidad con misa y Te- Deum en la capilla
de la Escuela, con asistencia del Ayuntamiento; el acto religioso se
celebró el 27 de octubre. (Fol. 89, G. núm. 61).

1832 (31 enero). – El Rey participa a
la Universidad el nata- licio de la Infanta María Luisa Fernanda; el
24 de febrero se cantó en la capilla de la misma un solemne Te-Deum
con asistencia de los doctores y Ayuntamiento. (Fol. 41, G. núm.
62).

1832 (17 septiembre). – Carta del
Secretario del Rey dando cuenta de la gravedad del monarca, hasta el
punto de habérsele administrado el Santo Viático; que se hagan
rogativas. (Folio 36, G. núm. 63).

1833 (25 octubre). – La Reina
gobernadora participa a la Universidad la muerte de Fernando VII y la
proclamación de Isabel II.

1833 (1.° octubre). – Decreto de la
Reina gobernadora para que se hagan funerales por el 
alma de su esposo y señor el Rey Don
Fernando.

A pesar de que en el acta del Claustro
correspondiente se dice que la orden de la Reina gobernadora ya la
había cumplimentado el Claustro, no hemos hallado la fecha y sitio
donde esos funerales se celebraron.

1840 (9 junio). – Oficio del
Ayuntamiento participando a la Universidad la próxima venida 
de Doña Isabel II, su augusta madre la
Reina gobernadora y la Infanta Doña María Luisa Fernanda. En
Claustro general se acuerda, para solemnizar la fausta noticia, dar
una comida a los pobres de la Casa de Misericordia, distribuir 2.000
reales entre los heridos, huérfanos y viudas con motivo del 5 de
marzo, iluminar la fachada de la Universidad y colocar en ella los
retratos de SS. MM., y si salen corporaciones fuera de las puertas de
la Ciudad a recibir a las personas reales, vaya una Comisión del
Claustro nombrada por el Rector.

1840 (17 junio). – En Claustro general
celebrado este día se acuerda que el traje para el besamano, si lo
conceden las Majestades, teniendo presente que el traje escolar está
abolido, sea vestidos de negro con manteo, capirote y borla, debiendo
llevar ésta en la mano; los doctores que tengan uniforme militar,
así como los señores abogados, podrán llevar el capirote encima de
la ropa; todos los doctores se reunirán en la Universidad el día
que se señale. (Fol. 64, G, núm. 70).

El 18 de junio entraron solemnemente en
Zaragoza la Reina gobernadora y sus hijas Doña Isabel II y la
Infanta María Luisa Fernanda, entre las aclamaciones del pueblo y
revestidas de toda la pompa y boato oficial.

Nuestra Universidad lucía una
artística decoración: se había formado delante de su fachada una
espaciosa galería que se vistió con paños de raz. En su centro y
sobre su correspondiente base elevóse un dosel de damasco carmesí
con franjas de oro, bajo el cual pendían los retratos de Sus
Majestades. Los lienzos de pared de entrambos costados cubriéronse
con paños de Flandes y varios damascos, que venían a formar un
pabellón que remataba encima del dosel. Por la noche ardían seis
ha- chas de cera delante de los retratos de SS. MM., y en los tres
frentes de la galería se veían repartidos una porción de faroles
de cristal del mejor gusto, con sus correspondientes velas de cera.

No consta en los libros que la
Universidad diera besamanos particular como en otras ocasiones; debió
concurrir al general que se celebró el día 20, tercero de la
permanencia en Zaragoza de las augustas personas.

BIBLIOGRAFÍA

Abella, Pedro de. – “Oración
fúnebre en las exequias que la Imperial Ciudad de Çaragoça hizo a
la muerte de su Príncipe Don Balthasar Carlos de Austria, en la
Santa Iglesia Metropolitana”. – Çaragoça, Diego Dormer, 1646;
4.º (B.U.Z., núm. 3.689 o 3.706).

[Alegre, Agustín]. – “Memoria de
las fiestas que la Inmortal Ciudad de Zaragoza celebró 
en honor de Fernando VII y de su
hermano el Infante Don Carlos”. – Zaragoza, Imp. de Miedes, S.
A. [1814]; 8.° mlla, (B. del Sem. de San Carlos; “Varios”).

Andosilla, Joseph de. – “Augustas
memorias erigidas a la gloriosa fama del christianíssimo Rey de
Francia, Luis XIV , “el Grande”, en el magnífico funeral
que 
hizo la Ciudad de Zaragoza”. –
Zaragoza, Pasqual Bueno, 1716; 4.º (B.U.Z., 20 | 2.931).

Andrés, Isidoro Francisco. – “Gemidos
de la lealtad, triunphos de la gratitud. Sucinta relación de las
exequias que celebró el Hospital de Nuestra Señora de Gracia por el
Rey Don Felipe V”. Zaragoza, Francisco Moreno, s. a.; 4.º
(B.U.Z., 20 | 2.892).

Andrés de Uztarroz, Juan Francisco. –
“Obelisco histórico y honorario que la Imperial Ciudad de
Zaragoza erigió a la inmortal memoria del Sereníssimo Señor Don
Balthasar Carlos, hijo de Felipe IV”, &. – Çaragoça, en el
Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, MDCXLVI
(1646). – Con la “Contienda poética que la Imperial Ciudad de
Zaragoza propuso a los ingenios españoles en el fallecimiento del
mismo Príncipe”. S. l. n. a. – [Zaragoza, Diego Dormer, 1646];
4.° (B.U.Z., 20 | 2.906).

Aramburu de la Cruz, Manuel Vicente. –
“Minerva llorosa a impulsos de la razón y la lealtad. Reales
exequias con que la Universidad y Estudio general de Zaragoza
lamenta la muerte de D. Felipe V”, etc. – Zaragoza, Imp. del Rey
nuestro Señor y de la Universidad, 1747; 4.° (B.U.Z., 21 | 3.032).

– “Zaragoza festiva en los fieles
aplausos del ingreso y mansión en ella del Rey N. S. Don Carlos
III…”. – Zaragoza, en la Imp. del Rey nuestro Señor, 1760;
8.° mlla. (B.U.Z., 20 | 2.974).

Argensola, Bartholomé Leonardo de. –
“Relación del Torneo de acavallo con que la Imperial Çaragoça
solemnizó la venida de la Sereníssima Reyna de Ungría y de
Boemia…, escrita a instancia de la misma Ciudad…”. –
Çaragoça, Juan de Lanaja y Quartanet, 1630. (B.U.Z., 3.681).

Avengochea, Domingo. – “Inclitæ
Cæsaræ avgvstæ Vrbis coronæ aragonvm metropolis.
Panegyrica congratulatió. ac. c. et Illustr. V. Don Lvdovicvm ab
Aliga S. C. R. Maiestati, a sacris confessionibus…”
Cæsaraugustæ, apud Joannem a Lanaja & Quartanet & Regni
Aragonun & Vniversitatis Typograph, anno M.DCXIX; (1619)
8.°

Carmen, Alberto de la Virgen del. –
“Oración fúnebre en las solemnes exequias de la Reina Doña
María Josefa Amalia de Sajonia, celebradas en 9 de julio por la
Ciudad de Zaragoza”. – Zaragoza, Mariano Miedes, S. A., 4.º
(B.U.Z., 20 | 2.932).

Cañizar de San Sebastián, Pío. –
“Relación de los regocijos públicos con que la Ciudad de
Zaragoza obsequio a… Don Carlos IV y Doña María Luisa de Borbón,
Príncipe de Asturias 
e Infante, con motivo de su viaje a
Barcelona para efectuar los matrimonios…”- Zaragoza, Herederos de la Viuda de Francisco Moreno, S. A. (1803?). (B.U.Z., 20 | 2893).

Díez de Aux, Luis. – “Retrato de
las fiestas que a la beatificación de la bienaventurada virgen y
madre Santa Teresa de Jesús, renovadora de la Religión primitiva
del Carmelo, 
hizo, assi eclesiásticas como
militares y poéticas, la Imperial Ciudad de Zaragoza con quatro
magistrales sermones…”- Zaragoza, Juan de la Naja y Quartanet,
1615; 4.º (B.U.Z., 20 | 2.924).

– “Compendio de las fiestas que ha
celebrado la Imperial Ciudad de Çaragoça por aver promovido el Rey
Felipe tercero de Castilla y segundo de Aragón
, al Ilmo Sr. D.
Fr. Luis 
de Aliaga, su confessor y de su Real
Consejo de Estado, en el oficio y cargo supremo de 
Inquisidor general de España”. –
Zaragoza, Juan de Lanaja y Quartanet, 1619. (B.U.Z., 21 | 3.031).

Escúder (Escuder; Escudero), Juan
Francisco. – “Relación histórica y panegyrica de las fiestas
que la Ciudad de Zaragoza dispuso con motivo del Decreto en que la
Santidad de Inocencio III concedió para todo este Arzobispado el
Oficio propio de la Aparición de Nuestra Señora del Pilar en el de
la Dedicación de los Santos Templos”. – Zaragoza, Pasqual
Bueno, 1724. (B.U.Z., 21 | 3.030).

Fabro Bremundan, Francisco. – “Viage
del Rey nuestro Señor Don Carlos II al Reyno de Aragón, entrada en
Zaragoza, juramento solemne de los fueros y principio de las Cortes
generales del mismo Reyno”. – Madrid, Bernardo Villa- Diego,
M.DL.LXXX (1680). (B.U.Z.,20 |2.913).

Felices de Cáceres, Juan Bartolomé. –
“Ivsta poetica por la Virgen del Pilar”. – Año
1629). Çaragoça, por Diego La Torre; 8.° (B.U.Z., A- 52- 6.a).

Felices de Cáceres, Juan Bautista. –
“El Cavallero de Ávila. Por la Santa Madre Teresa de Jesús; en
fiestas y torneos de la Imperial Ciudad de Zaragoza. Pohema heroico”.
En Çaragoça, por Diego Latorre, 1623; 8.°

– “Torneo de acavallo, en campo
abierto, que celebró la Ciudad de Çaragoça en la venida de la
Serenísssima Reyna de Ungría. Presentes el Rey nuestro Señor y los
Sereníssimos Infantes sus hermanos”. – Çaragoça, Diego
Latorre, 1630; 4.º (B.U.Z., 20 | 2.951).

Fernández Treviño, Francisco. –
“Dvelos avgvstos del amor y lealtad en las exeqvias que celebró
a la Reyna Doña María Luisa Gabriela de Saboya, la Imperial Ciudad
de Zaragoza”. – Zaragoza, Pasqual Bueno [1714]. (B.U.Z., 20 |
2.966).

Gil y Alcayde, Mariano. – “Descripción
de los obsequios que a Sus Magestades y Alteza ha hecho la Ciudad de
Zaragoza el 18, 19 y 20 de 1840, días de su permanencia en esta
capital”. – Zaragoza, M. Peiró, 1840. (B.U.Z., 20 | 2.965).

Gómez Zalón, Juan. – “Relación
de las festivas demostraciones de fiel gozo y leal afecto con que la
Imperial Ciudad de Zaragoza, metrópoli de Aragón y su corona,
celebró la exaltación al Throno de su amado Monarca el Señor Don
Fernando VI de Castilla y III de Aragón, en el día 29 de septiembre
de 1746”. – Zaragoza, Imprenta del Rey nuestro Señor, 1747.
(B.U.Z., 20 | 2.973).

Hernández de Lara, Gaudioso. –
“Oración fúnebre en las exequias del Rey Felipe “el
Grande”, quarto de Castilla y tercero de Aragón, que celebró
la Imperial Ciudad de Zaragoza”. – V. Xarque.

La Justicia, P. Joseph de. – “Aparato
fúnebre de la Imperial Ciudad de Zaragoza en las exequias de la S.
C. M. Doña Isabel de Borbón, Reina de España…”- Zaragoza,
en el Hospital Real, general de Nuestra Señora de Gracia, 1644.
(B.U.Z., 20 | 2.891).

Lanuza, Miguel Batista de. – “Torneo
de acavallo hecho en Çaragoça a la venida de la Reyna de Ungría,
cuya relación mandó Su Magestad escrivir a un Cavallero de la
Cámara del Rey, para embiarla a la Reyna de España, y se le remitió
l a misma tarde…”- Çaragoça, Diego de La Torre, 1630.
(B.U.Z., núm. 3.681).

Madalena, Thomás. – “Oración
fúnebre en las exequias que con asistencia de la Universidad de
Zaragoza celebró el Convento de Nuestra Señora del Carmen, de la
antigua observancia por la muerte de el R. P. M. Fr. Pablo Maurín y
La Fuente, cathedrático de Vísperas de dicha Universidad”. –
Zaragoza, por los Herederos de Manuel Román, Impresor de la
Universidad, S. A. [1721].

– “Aliento fervoroso, respiración
festiva, voz sonora con que la Universidad de Zaragoza significa su
devoción y complacencia por haber logrado el Decreto de N. S. P.
Inocencio XIII, que concedió nuevas licencias a favor de la antigua
tradición de la venida de María, 
Señora nuestra, en carne mortal y
aparición del apóstol Santiago en la ribera del Ebro…”-
Zaragoza, por los Herederos de Manuel Román, Impresor de dicha
Universidad, 1724. (B.U.Z., 20 | 2.981).

“Manifiesto que la Ciudad de
Zaragoza ofrece al público de los regocijos durante la permanencia
en la misma de sus amados Soberanos al regreso del Principado de
Cataluña para la Corte”. – Zaragoza, Mariano Miedes, 1828; 4.º
(B.U.Z., 20 | 2.984).

Martínez, Juan. – “Relación de
las exeqvias qve la mvy insigne Civdad de Çaragoça ha celebrado por
el Rey Don Philipe II deste nombre, dilatada con varias cosas de antigüedad y cvriosidad. Con el Certamen qve la Vniversidad propuso.
Relación de la enfermedad… Sermón de dichas exeqvias, del P.
Murillo”. – Çaragoça, Lorenzo de Robles, año M.D.XCIX (1599).
(B.U.Z., 20 | 2.970). (1).

Martínez Aguirre, Joseph. – “Funeral
panegírico de la Sereníssima Reyna de España Doña María Luysa Gabriela Emanuel de Saboya en las reales exequias que celebro la
augusta Ciudad de Zaragoza en el Salvador, a 19 y 20 de octubre de
1714″. – Zaragoza, Pasqual Bueno, S. A. [1714]. (B.U.Z., 20 |
2.966).

“Memoria de las fiestas que la
Imperial Ciudad de Zaragoza celebró en los días 21, 22 y 23 de
noviembre de 1807 en acción de gracias de las mismas concesiones de
nuestro S. Padre Pío VII, elevando a rito doble de primera clase,
con octava, en todo el Reyno de Aragón, la solemnidad de Nuestra
Señora y Patrona la Madre de Dios del Pilar”. – Zaragoza,
Herederos de la Viuda de Francisco Moreno, 1808; 8.° (B.U.Z., 48,
5.a).

Monreal, Miguel. – “Imperiales
exequias que en la muerte de la Reyna de España Doña María Ana de
Austria, celebro la Imperial Ciudad de Zaragoza”. – Zaragoza,
Herederos de Diego Dormer, 1696. (B.U.Z., núm. 3.679- 88).

– “Teatro augusto de el amor y de
el dolor en las reales exequias que celebró a el Rey Don Carlos
segundo la Ciudad de Zaragoza”. – Zaragoza, Francisco Revilla,
1701; 4.º (B.U.Z., 20 | 2.697).

Nasarre y Ferriz, Blas Antonio. –
Funeral hecho a la Reyna Doña María Luisa Gabriela de Saboya por la
Universidad y Estudio general de la Ciudad de Zaragoza”. –
Zaragoza, Herederos de Manuel Román, 1714; 4.º (B.U.Z., 21 |
3.043).

Pomar, Fr. Joseph de. – “Sermón
en las honras funerales que celebró la Universidad y Estudio general
de Zaragoza a la Reyna nuestra Señora Doña María Luisa Gabriela de
Saboya”. – Zaragoza, Herederos de Román?, S. A. [1714].
(B.U.Z., 21 | 3.043).

Rajas, Pablo Albiniano. – “Lágrimas
de Çaragoça en la muerte de Filipo Rey II de Aragón deste
apellido, y exequias que… a su memoria celebró”. – Zaragoza,
Juan de Lanaja Quartanet, 1623.

(1) Don Juan M. Sánchez, en su
Bibliografía aragonesa del siglo XVI dice no conocer, más que dos
ejemplares de esta edición zaragozana, uno que él poseía y otro en
el British Museum.

“Retrato histórico de las
festivas ostentosas demostraciones de fidelíssimo gozo y leal
alegría con que la Imperial Ciudad de Çaragoça ha celebrado el
arribo feliz de la esclarecida Reyna nuestra Señora Doña Mariana de
Neoburg a sus Reynos de España, y el Real Desposorio de nuestro
potentíssimo católico Monarca Don Carlos segundo, que Dios prospere
y guarde con fama inmortal de Justo, Piadoso Triunfante, Feliz y
Augusto”. – (B.U.Z., A- 53- 2.a). El autor de la obra, por la
dedicatoria, es el capitán D. Pedro de Hebrera Esmir.

Rubio, Joseph. – “Oración fúnebre
en las reales exequias que celebró a el Rey Don Carlos II la Ciudad
de Zaragoza a 5 y 6 de diziembre de 1700, en la Iglesia
Metropolitana, en su Santo Templo de S. Salvador”, Zaragoza,
Francisco Revilla, 1701; 4.º (B.U.Z., 20 | 2.967).

[Samper, Pedro Miguel de]. – Festivo
objeto de amor y obligación con que la Ciudad de Zaragoza celebró
en alegres aclamaciones la venida de Sus Magestades [Don Felipe V y
Doña María Luisa Gabriela de Saboya]”. – Zaragoza, Pasqual
Bueno, 1711; 4.º (B.U.Z., 20 | 2.972).

Verges y Alegre, Roque Jacinto. –
“Avgvstas exeqvias qve con real aparato, magnífica piedad y
demostraciones espléndidas celebró la Imperial Civdad de Zaragoza
en la mverte de los Sereníssimos Delfines de Francia Lvis de Borbón
y María Adelaida de Saboya”. – Zaragoza Pasqual Bueno, S. A.
[1712?]. (B. U, Z., 20 | 2.971).

Villanueva, Antonio de. – “Oración
fúnebre encomiástica en las exequias que Zaragoza celebró a su
Reyna Doña Mariana de Austria; celebráronse a 2 y 6 de septiembre
de 1696, en la Santa Iglesia Metropolitana y su Santo Templo de S.
Salvador”. – En Zaragoza, por los Herederos de Diego Dormer,
1686; 4.º (B.U.Z. – Enc. con Monreal: “Imperiales
exequias…”).

Xarque, Juan Antonio. – “Avgvsto
llanto, finezas de tierno cariño y reverente amor de la Imperial
Civdad de Çaragoça, en la mverte del Rey sv Señor Filipe “el
Grande”, quarto de Castilla y tercero de Aragón
“.
Çaragoça, por Diego Dormer, M.DC.LXV (1665); 8.° (B.U.Z., 26
|2.968)