CAPÍTULO XXXIV.

CAPÍTULO
XXXIV.

Entran los godos en España, y de los reyes que
hubo de aquella nación hasta Amalarico, y de san Justo
obispo de Urgel.

Habían entrado los godos en
las tierras del imperio con gran poder; y sin hallar la resistencia
que era menester para impedir su entrada, llegaron a Italia y después
de varios sucesos, tomaron la ciudad de Roma y la saquearon, salvo
los lugares sagrados. Procuró el emperador Honorio, como mejor pudo,
sacarlos de Italia y darles en qué entender con los vándalos,
alanos y suevos
, y otros que ya eran señores de ella.
Aceptáronlo los godos, por persuasión de Gala Placidia,
hermana del emperador Honorio y mujer de Ataulfo, rey godo,
que fue señora de gran virtud y cristiandad. Esta lo supo tan
bien disponer todo, que dejando Italia se vinieron los godos a
Francia, y de aquí entraron en España, y Ataúlfo, (Adolfo, Adolf) rey de ellos, escogió por cabeza y silla del
nuevo reino que entendía fundar la ciudad de Barcelona.
Esta es la entrada de los godos en España, acerca de la cual dicen
los autores muchas cosas; pero como el intento de esta obra es dar
razón de los señores y sucesos de los pueblos ilergetes,
dejando lo mucho que hay que decir, apuntaré solo lo que hace a
nuestro propósito, siguiendo en todo lo posible al autor de Flavio
Lucio Dextro
y a Marco Máximo, obispo de Zaragoza,
en sus fragmentos históricos, nuevamente descubiertos, por
haber sido testigos de vista de lo que pasó en estos tiempos, y
haber tenido plena noticia de todo. Gozó Ataúlfo del reino solos
tres años, y murió el de 416, a 21 de agosto. Está sepultado en la
parte más alta de la ciudad de Barcelona, pero ignórase
el lugar.
Por muerte de Ataúlfo, hicieron su rey los godos a
Sigerico, que había trabajado y consentido en su muerte; pero
Dios, que es justo, no quiso que quien tan mal lo había hecho con su
rey y señor durara mucho en el reino, y aunque, por vivir con
sosiego, había hecho paz con los romanos, aborrecido por esto de los
suyos, le mataron a puñaladas, habiendo tenido el reino poco más o
menos de un año.
Dice Próspero en su crónica, que
de Ataúlfo había quedado un hijo llamado Walia. Era
hombre guerrero y diestro en las armas, y sucedió en el reino, y
tuvo al principio algunas guerras, y cansado de ellas, él y los
suyos hicieron paz con los romanos, y uno de los capítulos de ella
fue que dejasen volver a Gala Placidia, viuda de Ataúlfo, al
emperador Honorio, su hermano, la cual hasta estos tiempos había
quedado en España, y no se le había permitido salir de ella, aunque
lo deseaba mucho y su hermano deseaba tenerla cabe si, por ser mujer
muy sabia y de gran consideración. Este rey, unido con los romanos,
hizo guerra a los vándalos y sacó de España a Gunderico,
rey de ellos, y habiéndoles sojuzgado a todos, pasó a Toledo,
y murió de una larga enfermedad en el año 433 de Cristo señor
nuestro, según se infiere de Marco Máximo, obispo de Zaragoza,
en sus fragmentos.
Teoderico o Teodoredo fue
rey de los godos por muerte de Walia: este quebrantó
la paz con los romanos y tuvo guerras con ellos, que a la postre
pararon en concordia; y después de haber reinado treinta y tres
años, murió el del Señor 468, en una batalla que él y Aecio,
general de los romanos, tuvieron con el fiero Atila, rey de
los
hunos, en que quedó vencido aquel fiero y
bárbaro rey, que blasonaba no ser hombre, mas que azote de Dios.
En vida de este rey, y a los veinte y dos años de su reinado, que
era el de 440 de Cristo señor nuestro, acabó nuestro ilustre y pío
caballero barcelonés Flavio Lucio Dextro, hijo de san
Pacián
, obispo de Barcelona, que fue prefecto pretorio
del Oriente y gobernador de Toledo, sus fragmentos
históricos
que, para mayor gloria de Dios y honra de tantos
santos de que da noticia, han parecido en nuestros días, con
aplauso y gusto de todos los varones doctos y píos, con una
aprobación tan universal, que hasta los más críticos sienten bien
de ellos (1), por el gran beneficio que todo el mundo, y más nuestra
España, ha recibido con la invencion de tal libro, sobre el
cual han ya escrito doctísimos varones, unos comentando aquellos, y
otros defendiéndoles, y todos aprobándoles. Murió Dextro el año
444, a 22 de junio, siendo ya decrépito y de edad de 76 años, según
escribe Marco Máximo, obispo de Zaragoza, que continúa aquellos, y
a Dextro le llama varón docto, pío y prudente.

(1) Hállase
al margen, de igual letra y tinta que el resto del manuscrito, una
nota en catalan que dice así: Nota que en lo que toca à
Dextro se ha de mirar, perque homens doctissims ho tenen per obra de
algun modern: conéixse, perque vá molt desmemoriat
. Esto
prueba, como dijimos en el preliminar de la obra, que el autor no le
dio la última mano, y que no es de extrañar, por consiguiente, que
se hallen algunas incorreciones o notas de esta clase, que revelan
acaso nueva adquisición de noticias acerca de un mismo punto, para
rectificarlo más adelante.

Después de Teodoredo hacen los
autores modernos mencion de Turismundo, y le ponen en el
catálogo de los reyes godos; y dicen haber sido cruel y
vicioso, y tal, que los suyos no le pudieron sufrir y le mataron con
una sangría; y antes de morir, con un cuchillo que halló a
mano, mató dos o tres de los que entendían en la sangría, porque
conoció la maldada de ellos. Su reino, dicen que con tres años
quedó acabado; pero Marco Máximo, obispo de Zaragoza sin hacer
memoria de este rey, ni de Teodorico, pasa a tratar de Eurico,
cuyo reino tuvo principio el año de 468. Este ganó en Francia a
Marsella y otros lugares, y afligió mucho todo aquel reino, y
acabó de sacar los romanos de España, después de haber 700 años
que la poseían, con los sucesos que hemos dicho. Este dio leyes
escritas
a los godos, y con ellas de allí adelante se gobernó
España; y murió el año de 482 en Arles (Arlés, Arle en Provenzal) de
Francia, que había ganado.
Alarico, hijo del precedente,
fue levantado por rey de los godos; tuvo guerras con los franceses,
y un capitán llamado Pedro, se le levantó en Cataluña
con la ciudad de Tortosa y muy gran partida de tierra, y el
rey envió su ejército que le venció, prendió y quitó la cabeza,
que después enviaron al rey, que estaba en Zaragoza. Murió
en una batalla que tuvo con la gente de Clodoveo rey de
Francia
, en el año 505, después de haber reinado veinte y tres
años; y dice Marco Máximo, que el mismo Clodoveo le traspasó
de una lanzada.
Gesalaico sucedió después de
Alarico, su padre, y fue bastardo; y aunque quedó Amalarico
legítimo, por ser de edad de cinco años, escogieron al hermano
mayor, estimando más ser gobernados por un hombre bastardo,
que de un niño legítimo. Fue hombre vil y de bajos
pensamientos, y en su tiempo, ni hizo cosa buena, ni de
consideración, y el primer año desamparó el reino, y pobre y
fugitivo se retiró a Francia, donde vivió hasta el año 510 de
Cristo señor nuestro.
Teodorico, rey de Italia,
era abuelo de Amalarico y se encargó del gobierno
de España
, durante la menor edad del nieto; y aunque su
residencia continua era en Italia, pero cuando era necesario venía a
España, ordenando le que convenía para el buen gobierno de ella,
por lo que comunmente es contado por rey de España, hasta el
año 526 o cerca de él, que, siendo mayor de edad el nieto le dejó
el gobierno y él se volvió a Italia, dejándole casado con
Clotilde, hermana de Clodoveo, rey de Francia, señora
de excelentes e incomparables virtudes, y por eso muy perseguida de
Amalarico, su marido, el cual era arriano y ella muy católica, y por
esto quieren algunos contar desde el dicho
año 526 el reinado
de Amalarico
. Murió este rey el año del Señor 531, en una
batalla que tuvo con los franceses, en que ellos quedaron
vencedores, recibiendo de esta manera el justo pago de los malos
tratamientos que hizo a la reina su mujer y demás católicos.

En vida de este rey y por estos tiempos floreció el glorioso san
Justo, obispo de Urgel
. Fue este santo natural del reino
de Valencia
, y hermano de tres santos, que todos fueron
obispos e hijos de un mismo padre y madre. El mayor de los
cuatro se llamó Nebridio y fue obispo de Egara, pueblo
de Cataluña, no lejos de la villa de Terrasa: este hallamos
firmado en el concilio primero Tarraconense,
celebrado el año de 516, y en el Gerundense, celebrado el año
de 517, y en el segundo Toledano, año 527; y después
fue
obispo de Barcelona, y en su tiempo celebró el primer
concilio de los de aquella ciudad, y él se firmó después del
metropolitano. Fe este concilio el año 540. El otro hermano
se llamó Justiniano, y fue obispo de Valencia; y el
otro se llamó Elpidio, y no se sabe de qué Iglesia fuese
prelado. San Justo, siendo de pequeña edad, fue puesto en los
estudios, y salió tan aprovechado de ellos, que por sucesión de
tiempo fue ordenado sacerdote y después obispo de Urgel,
y fue el primero. Hallóse en algunos concilios de su tiempo, como
fue el Toledano segundo, el cual, según parece del proemio
del mismo concilio se celebró a 16 de las calendas de junio, era
565, en el año quinto del rey Amalarico; es a 17 de mayo del
año del Señor 527: y a este concilio llegaron él y su
hermano Nebridio, de Egara, en ocasión que ya estaba
acabado y hechos los cánones; pero por ser tan grande la
autoridad y doctrina de estos santos hermanos, aunque no eran
sufragáneos de Toledo, les rogaron que firmasen lo
hecho, y así, después de todos los obispos, firmó san Justo de
esta manera: Justus, in Christi nomine Ecclesiae Catholicae
Urgellitanae episcopus, hanc constitutionem
consacerdotum meorum in Toletana, urbe habitam, cum post
aliquantum tempus advenissem, salva auctoritate *priscorum canonum,
probavi et subscripsi: y antes de san Justo había ya firmado su
hermano Nebridio, por ser mayor de edad y haber más tiempo que era
obispo. Firmóse también en el concilio Ilerdense,
celebrado en el año 546, del cual diré después.
Escribió este
santo algunas obras, y en particular un comentario, en sentido
alegórico, sobre los Cantares de Salomón, que, aunque es muy
breve y ocupa pocas hojas, tiene mucha claridad y por eso es muy
alabado, por ser cuasi
imposible una obra buena ser clara. Dura esta obra aún el día de
hoy y está én la Biblioteca Veterum Patrum,
en la cual, a más de la claridad en declarar el testo, se
conoce en el autor una dulce agudeza en penetrar y descubrir los
misterios que el Espíritu santo nos quiso enseñar en aquellos
cánticos de aquel sapientísimo rey.
Gobernó su Iglesia poco
más de veinte años, y murió después del año 546, y no en el año
540, como dice Diago; y esto lleva camino, porque le hallamos
en el concilio Toledano segundo, celebrado el año 520, y en
el de Lérida, celebrado el año 546, y es fuerza que
fuese obispo veinte años, poco más o menos, porque tantos
corren del un concilio al otro. Celébrase su fiesta a los 28 de
mayo, y se ignora el lugar donde está sepultado. Hacen memoria de
este santo el Martirologio romano y Baronio sobre él, san
Isidoro
, en el libro 6 de Varones Ilustres, capítulo 21,
Marieta en sus vidas de santos de España, Ambrosio de
Morales
en su Historia de España, Gaspar Escolano en la
de Valencia, el doctor Padilla en la Eclesiástica, fray
Vicente Domenech
en su Flos sanctorum de Cataluña,
y otras muchos.