La Divina Comedia, castellano, Canto XXV
CANTO XXV El ladrón al final de sus palabras, alzó las manos con un par de higas, gritando: «Toma, Dios, te las dedico.» Desde entonces me agradan las serpientes, pues una le envolvió entonces el cuello, cual si dijese: «No… Leer másLa Divina Comedia, castellano, Canto XXV