La Zaragozana, conocida comercialmente como Cervezas Ámbar, es una empresa cervecera española con sede en Zaragoza y fundada en 1900 como «Fábrica de Cerveza, Malta y Hielo».
La compañía se empezó a gestar en el año 1898, cuando un grupo de amigos influyentes de Aragón, entre los que se encontraba el alcalde de Zaragoza, Ladislao Goizueta, encontraron en la fabricación de cerveza una salida a la abundante cebada que se cultivaba en Aragón, España.
Actualmente, la empresa comercializa una gama de trece cervezas, la más popular de las cuales es la denominada Ámbar Especial. Ello supone que es la cervecera española con más cervezas distintas en el mercado. Además, fue la primera cervecera nacional en elaborar una cerveza sin alcohol (Ámbar Sin), una cerveza con sabor (Ámbar Lemon), una cerveza de fermentación a alta temperatura (Ámbar 1900), una cerveza a base de trigo (Ámbar Caesaraugusta) y una cerveza negra de caña de azúcar (Ámbar Negra).
El Grupo La Zaragozana tiene una posición dominante en el mercado cervecero aragonés, donde copa el 50% de las ventas, pero su cuota nacional se reduce únicamente al 2%. Sus planes de negocio actuales pretenden doblar esta cifra hasta alcanzar el 4% en 2018.3 El grupo también es propietario de la distribuidora comercial Bebinter y de Cobecsa, productora de Agua de Lunares y de refrescos Konga situada en Jaraba (Zaragoza) España.
En 2009 el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, le concedió a La Zaragozana el título honorífico de Embajador de Zaragoza.
La compañía fue fundada el 10 de julio de 1900. Ladislao Goizueta y Díaz fue su primer presidente, mientras que Enrique Lacadena y Laguna fue su primer vicepresidente. La fábrica se diseñó bajo inspiraciones de estilo alemanas. Este grupo de empresarios becaron al ingeniero Antonio Mayandía para que viajara al país germano a conocer las fábricas teutonas, y a su vuelta levantó los primeros edificios de la cervecera aragonesa. Para elaborar el producto contrataron al alemán Charles Schlaffer, que lanzó una cerveza tipo Pilsen, clara, y otra tipo Múnich, oscura.5
La Zaragozana obtuvo reconocimiento internacional desde muy temprano. En 1902 consiguió el “Diploma de Honor con Gran Medalla de Oro” en la Exposición Internacional de Londres, y algunos años más tarde lograría medallas de oro en las exposiciones de París, Madrid y en la Exposición Hispano-Francesa de Zaragoza del año 1908.
A principios de siglo, la cerveza se comercializaba y distribuía en toneles de madera y botellas sopladas artesanalmente, con tapón de corcho y etiquetas de papel de impresión muy rústica. El producto se transportaba desde la fábrica a los establecimientos de ventas en carros arrastrados por caballerías. Esa imagen de los caballos y el carro lleno de toneles es ahora el emblema de la firma y fue, durante mucho tiempo, una estampa familiar en las calles y plazas de Zaragoza.
La cuadra de caballos de La Zaragozana era un orgullo para la empresa. Estaba formada por doce percherones que arrastraban galeras, volquetes y coches de paseo. Ésta estaba conducida por un palafrenero, que también actuaba de auriga del coche del entonces presidente de la compañía.
Como ocurrió con todas las cerveceras del país, durante los difíciles años de posguerra, la fábrica sufrió la escasez de su principal materia prima: la Cebada; ello motivó una escasa distribución y la necesidad de importar cebada de Rusia y Oriente Medio. Como producto complementario, la fábrica elaboraba y distribuía barras de hielo.
La cebada importada se trasladaba desde el puerto de Barcelona, y es fama que la mitad de la carga se perdía en el trasiego para alimentar el estraperlo. Es difícil saber cómo, pero en La Zaragozana hay constancia de que en aquellos años se llegó a producir cerveza aragonesa con cebada rusa de excelente calidad.
Durante los años cuarenta y cincuenta la cerveza era una bebida muy apreciada en Aragón. Se formaban largas colas a las horas en que se pinchaban los escasos barriles servidos a los establecimientos y era habitual que el cliente realizase un pedido y luego la fábrica le enviase lo que podía. Como muestra de la penuria, en el bar-café Nacional, situado en la Plaza de España, solían pinchar un barril de cerveza a las seis de la tarde, y una vez gastado el barril ya no había más cerveza hasta el día siguiente.
Zaragoza, en esa época, estaba dividida en dos rutas de reparto que partían del Paseo de la Independencia. En cuanto a las ventas fuera de la capital, la distribución se hacía en grandes jaulas de madera de pino, numeradas y registradas, transportadas por ferrocarril. El registro de las jaulas no impedía que muchas veces llegaran incompletas a su destino.
Otro signo de los tiempos tenía que ver con los frigoríficos de Hielo, los únicos existentes por entonces. La Zaragozana, Fábrica de Cerveza, Malta y Hielo, era una de las principales abastecedoras de barras de hielo de Zaragoza. Las barras pesaban 25 kilos cada una, y se vendían por mitades o cuartos. En verano, envueltas en sacos de arpillera y arrastradas con garfios, se distribuían incluso en los domicilios particulares, por lo que la oferta no daba abasto con la demanda. Los fines de semana la policía uniformada tenía que organizar las grandes colas de gente que se agolpaba a las puertas de la fábrica para conseguir hielo.
A principios de los sesenta, la cerveza dejó de ser un “lujo”. Fue entonces cuando la distribución empezó a realizarse en camiones de reparto. Los de La Zaragozana (dos Chevrolet y un Ford) fueron los primeros en verse por las calles de la ciudad.
La historia de las cervezas de La Zaragozana va también estrechamente ligada al auge de los cafés.
En la capital aragonesa abundaban este tipo de establecimientos, que han desaparecido en su mayoría. Es obligado mencionar en este sentido el Gambrinus y La Maravilla de la Plaza de España; Antiguos Espumosos; Café Avenida; Alaska; Ambos Mundos (uno de los mayores cafés de Europa); El Moderno, en el Coso esquina Alfonso. En la actual calle Cinco de Marzo estaban el Oro del Rhin, que reunía a los aficionados taurinos, El Coto, con un jardín interior donde se bailaba, y el Nike. En el Tubo dejaron secuela El Plata (reabierto en 2008) y restaurantes como Tobajas, Teófilo, Casa Pascualillo o El Olimpo. Hubo otros, algunos de los cuales se mantienen, como el Café Levante, antes en la Puerta del Carmen y ahora en la calle Almagro; Espumosos, antes en Independencia y ahora en el Paseo de Sagasta; Casa Monreal en El Tubo; o Casa Agustín, en Don Pedro de Luna. En estos establecimientos, se tiraba cerveza de La Zaragozana, y algunos de ellos incorporaron innovaciones y singularidades, como la bandeja refrigera-vasos de Casa Agustín.