Descripción histórica, artística, detallada y circunstanciada de la Ciudad de Alcañiz y sus afueras

Descripción histórica, artística, detallada y circunstanciada de la Ciudad de Alcañiz y sus afueras por el presbítero D. Nicolás Sancho, ex prior del real monasterio de Rueda del orden de San Bernardo. ALCAÑIZ: 1860.


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Descripción histórica, artística, detallada y circunstanciada de la Ciudad de Alcañiz y sus afueras

Imprenta de Ulpiano Huerta, calle Mayor, núm. 56. 

Edición 2018 : Ramón Guimerá Lorente, Beceite, Teruel.

Nota del editor:

He usado el libro en edición digital (pdf) para su actualización, las imágenes escaneadas de las páginas en muchas ocasiones son defectuosas, y el texto en gran parte es de un sistema OCR de reconocimiento de caracteres, de modo que habrá errores por no poderse leer bien en algunos fragmentos.




Muy
ilustre señor

Habiéndose
dignado V.I. Acoger benignamente esta mi humilde producción
literaria (que no es más que un ensayo), titulada Descripción
histórica, artística, detallada y circunstanciada de la ciudad de
Alcañiz y sus afueras
, compilo ahora con el grato deber de ofrecerla
y consagrarla a V.I. En testimonio de mi gratitud, y en prueba del
alto aprecio y estimación en que tengo sus nobles y elevados
sentimientos por el esplendor y renombre de nuestra patria, los
cuales son un fiel reflejo de los que igualmente animan a todos
nuestros conciudadanos, de que es V.I su verdadero intérprete y
legítimo representante.

Dígnese,
pues, admitir benévola e indulgentemente esta exigua ofrenda, que
tiene el honor de dedicarle su afectísimo servidor y capellán.

Nicolás
Sancho





ADVERTENCIA
PRELIMINAR.

1 . Al anunciar a mis Conciudadanos, en los
primeros días de Junio del próximo año pasado, la publicación de
este mi humilde escrito (cuyo proyecto había concebido pocos días
antes), estaba muy lejos de pensar que lo daría a luz con la
extensión que ahora tiene. Para lo primero influyeron circunstancias
meramente casuales, pero ajenas del todo a mi anterior propósito de
no escribir para el Publico, por lo mismo que me consideraba falto de
luces y de conocimientos, y privado de las dotes y cualidades
(calidades)
necesarias: y para lo segundo, el compromiso del paso primero; esto
es, el haberme resuelto a quebrantar mi determinación con poco
examen, si bien con la idea halagüeña de un empeño fácil,
patriótico, de pocas exigencias literarias, y de una extensión tal
que no hubiera pasado de la sexta parte de lo que ahora contiene esta
obra.

Poco tardé en conocer la situación crítica en que me
había puesto mi fragilidad y el ciego impulso de hacer un pobre
obsequio a mi patria; pues que esta exigía en mi obrita otras
condiciones y circunstancias, para llenar, en algún modo, el gran
vacío que se experimentaba de un libro especial, que abrazase y
explicase convenientemente cuanto pudiera interesar y satisfacer los
justos deseos de mis compatricios.

¿Y podía lograr esto un
folleto? La descripción artística y detallada de Alcañiz y sus
afueras, su antigüedad, su historia, sus héroes, sus glorias, sus
monumentos, y mil y mil cosas de utilidad e interés, ¿podían
tratarse y condensarse convenientemente en un pequeño volumen?
Seguramente que nó: así que la necesidad de variar de plan, o por
mejor decir, de dilatar su esfera, era patente, indeclinable; so pena
de hacer inútil mi trabajo, defraudando al mismo tiempo los justos
deseos de mis paisanos y amigos.

Habiéndome, pues, asaltado
a la imaginación estas poderosas y exactas consideraciones cuando no
estaba más que en el tercer pliego de la impresión de mi opúsculo,
no pude menos de asentir a ellas, y de lanzarme a arrostrar
las dificultades y consecuencias de mi nueva resolución.

No
dejaron, empero,
de ocurrirme entonces graves y serias reflexiones para retraerme de
esta
idea. La primera que se me puso delante, fue la que le
indicaba San Gerónimo a Eliodoro hablándole de la incompetencia de
los talentos medianos para las empresas literarias:
Los ingenios
flacos, le decía, no son aptos para tratar grandes asuntos, pues que
cuando los quieren acometer caen con la carga a la mitad del camino:
y tanto más sucede esto, cuanto mayor es el empeño que han
contraído, y mayor la dificultad que tienen que vencer; puesto que
la dignidad de la elocución debe estar al nivel y altura del asunto,
en cuyo escollo se ahogan y fracasan aquellos.
Lo mismo había
expresado antes Horacio, en su famosa Epístola a los Pisones, con
estas palabras:
Sumite maleriam vestris, qui scribitis, aequam
viribus, et versate diu quid ferre recusent, quid valeant humeri.

Pero al propio tiempo que esto agobiaba mi espíritu,
ocurríame también, entre otras cosas, lo que dice un Filósofo
Griego (Hierocles) respecto a los obsequios que se tributan a la
Patria. Esta, dice, como madre amorosa y benévola, admite y recibe
siempre con gusto los dones que se le ofrecen por pequeños e
insignificantes que sean; pues que van siempre envueltos en ellos,
afectos y sentimientos de la mejor voluntad.

Fortalecido
entonces con esta oportuna y expresiva sentencia; y teniendo además
en cuenta, que el prolongado silencio de otros ingenios de mejor
temple en no escribir de Alcañiz, disculpaba en gran manera mi
atrevimiento, resolvíme por fin a llevar adelante la empresa,
dándole toda la importancia y extensión que fueran compatibles con
mis fuerzas, y con la naturaleza y límites del asunto.

Si
la Patria es benévola y generosa, y si el amor a la misma, como dice
Virgilio, vencerá las dificultades, vincet amor patriae, ¿porqué
desfallecer ante el sacrificio que aquel
presupone y exige?

Adelante, pues (me decía con Cicerón); amemos de este modo a la
patria; sirvamos con celo a la posteridad y gloria de la misma; y
tengamos este proceder por el mejor y más acertado:
amemus
patriam, posteritati et glorie serviamus id esse optimum putemus (M.Tulii Oratio pro Sextio).

He aquí, pues, expuestas con
sinceridad las razones y motivos que me han decidido a emprender y
concluir en breve espacio de tiempo este humilde ensayo, que con
grande amor y voluntad ofrezco a mis conciudadanos; pero rogándoles
al propio tiempo, que corrijan, enmienden, y disimulen las
faltas

que en él advirtieren, siquiera sea esto en compensación de lo
bueno y meritorio que hallaren en obsequio y beneficio de nuestra
patria.

Pasemos ahora a exponer la división y el plan de
esta obra.

Toda ella está dividida en cuatro secciones o
partes principales. Cada una de estas, va acompañada de cuantas
notas interesantes y de actualidad hemos creído útil añadir al
texto, para ilustrar oportunamente las materias que contiene. Y para
aquellas que ofrecen mayor interés y que para tratarlas
convenientemente requieren un lugar especial, hemos reservado unos
Apéndices separados.
He aquí una idea sucinta de las Secciones
y de sus Apéndices respectivos.

En la Sección primera,
transcribimos la breve Descripción histórico – artística de
Alcañiz, que en 1844 publicó en los Recuerdos y Bellezas de España
el acreditado literato D. José María Quadrado, compañero y
colaborador, que fue, del sabio y profundo
Balmes.
Deseando que nuestra Obra tenga el carácter de imparcialidad que
debe tener, y que siempre se pone en duda en un escritor
del
mismo país
,
nos ha parecido muy del caso echar así su cimiento, dando con ello
una prueba práctica de la rectitud de nuestra intención y
propósito.

A esta sección acompañamos muchas notas de
interés, y luego dos apéndices, que son los siguientes:
el
primero contiene una curiosa Descripción
de la antigua iglesia Colegial
;
joya preciosísima de arquitectura gótica, que con mal acuerdo se
derribó al emprender la grande obra del nuevo templo.
El segundo
es una Descripción artística de los ricos y variados mármoles y
jaspes que encierra la actual
Colegiata
(que desgraciadamente ha descendido a
Parroquia),
con la procedencia de cada uno de aquellos; si bien la mayor parte
son de las
canteras
riquísimas de esta Ciudad.

En
la segunda sección nos detenemos en describir estensa y
circunstanciadamente la Ciudad, sus afueras, sus términos, sus
producciones, su comercio y su historia; dando además una idea del
Partido
judicial

y del antiguo Corregimiento, que en cierto modo formaba una buena y
extensa
provincia.

Acompañan
a esta sección cinco apéndices importantes.
En el primero la
descripción del
Santuario
de Nuestra Señora de los Pueyos
.

En el segundo, la de la suntuosa
Capilla
del Cementerio.


En el tercero la de las virtudes medicinales del agua de la
fuente de Santa Lucía.
En el cuarto, una extensa disertación
histórico critica sobre el famoso
Parlamento
de Aragón

celebrado en
Alcañiz
en los años
1411
y 12.


En el quinto, otra disertación geográfica y polémica sobre el
sitio en que estuvieron
Ergávica.
y
Anitorgis,
Ciudades famosas del
imperio
romano

en la
España
Citerior o Tarraconense
.

En la tercera Sección presentamos una reseña histórica y
bibliográfica de los hijos
más ilustres de Alcañiz
,
terminada con una adición biográfica del Grande Orador sagrado del
Siglo XVI
D.
Juan Bautista Lanuza
,
hijo ilustre de la
Villa
de Híjar

del antiguo
Partido
y Corregimiento de Alcañiz
.

Y después siguen tres apéndices, en los cuales hemos tenido
el gusto de insertar algunos fragmentos notables y curiosos de Obras
correspondientes a cada uno de los tres Autores
alcañizanos

a que aquellos se refieren.

Por fin, en la cuarta y última
Sección, damos a luz varios documentos inéditos e importantes de la
más remota antigüedad. Tales son:
la Carta
– puebla de Alcañiz en 1157
;

su donación inmediata a este
Convento
de la orden de Calatrava
;

la erección de la
Colegiata;

la
Real
pragmática elevando la villa de Alcañiz a la clase y categoría de
Ciudad
;

y la famosa sentencia y declaración en favor del
sucesor
a la Corona de este Reino D. Femando Príncipe de Antequera
,
que hemos tomado de la Colección
de documentos inéditos del
archivo general de Barcelona, publicada de Real orden por el Sr.
Bofarull.

https://www.mecd.gob.es/archivos-aca/portada.html
Y todos estos documentos que se escribieron en
latín,
los hemos vertido a nuestra lengua,
para que así puedan leerlos
todos y entenderlos.

Tal es la extensión que hemos dado a
esta obra, y tal la copiosidad (cópia)
y variedad de las materias y asuntos que contiene.

Tarea árdua y compleja ha sido para nosotros, el reducir todo lo
sobredicho a un sistema
ordenado y metódico, y a una base fija
de unidad y de concierto. Si solo fuera una historia nuestra obra, o
si meramente se limitase a una descripción especial y determinada;
entonces por sus leyes y prescripciones tendríamos ya una pauta
segura.
Pero no es esto solo lo que contiene: el campo aquí, es
más vasto, más universal, más variado (vário). Tiene todo lo
sobredicho, y abraza además de diferentes modos y maneras, cuanto es
propio y peculiar de Alcañiz, cuanto atañe a Alcañiz,

Considerándolo, pues, nosotros de este modo, nos ha parecido
seguir el plan que acabamos de exponer; en el cual, del mejor modo
que nos ha sido posible, desenvolvemos la multiplicidad en medio de
la unidad, reduciéndolo todo armónicamente a una idea simple y
fundamental, a lo que atañe a Alcañiz.

Hagámoslo ver
claramente. Toda la obra contiene cuatro puntos capitales; a saber,
descripción, historia, hombres célebres y documentos importantes de
Alcañiz.

Estos puntos capitales se desenvuelven del modo
siguiente: descripción general y descripción particular; historia
en general e historia en particular; hombres célebres en general y
hombres célebres en particular; y citas de documentos y hechos
históricos en general, y exhibición de los mismos en particular.


La
simple exposición de estas partes, indica que reina armónicamente
en su conjunto una sola idea dominante,
lo
que atañe a Alcañiz
;
pero lo que vamos a añadir concluirá de aclararlo del todo.

Los
puntos capitales de que hemos hecho mención, son las secciones, las
cuales, a parte de su
objeto principal y de los muchos detalles
que encierran, tratan o insinúan en general ciertas
materias
importantes que requieren mayor ampliación, o que es útil y
conveniente el detenerse en ellas. Pues bien; para hacerlo así
separadamente, hemos adoptado los Apéndices dentro de sus
respectivas Secciones. Y de esta suerte funcionan alternativamente
(condensándose después en la unidad) lo abstracto y lo concreto, lo
general y lo particular: esto es, lo general en las Secciones, y lo
particular en los Apéndices; sin recargar en aquellas lo que sería
intolerable y desproporcionado, y aplicando a estos lo que es
conforme a su objeto y medida. De lo cual resulta en definitiva, que
lo particular sigue y depende de lo general que lo produce y entraña.

Y estas son las razones principales que nos han determinado a la
prosecución de este plan, contenido sintéticamente en el título
general de la Obra: la cual terminamos con un índice sintético y
analítico, para facilitar así a nuestros lectores su pronto examen
y conocimiento.

Mucho podíamos decir acerca del valor y
significación de algunos de los indicados puntos
capitales,
pero, nos limitaremos a reseñar ligeramente el contenido de los
mismos.

En primer lugar, tiene un interés y encanto
indecibles para nuestra alma, la patria que nos vio
nacer, y en
la que recibimos las primeras impresiones de los objetos exteriores.
Así que, los vivos recuerdos de nuestras casas y de nuestros
templos, de nuestras calles y de nuestras plazas, de nuestros montes
y de nuestros términos, de nuestras fuentes y de nuestros ríos, y
de nuestros campos y de nuestra vega; todos estos recuerdos, decimos,
y otros muchos análogos a estos, son siempre, muy gratos y animados,
y de puras y suavísimas emociones. Y esto es lo que detallan las
descripciones de esta Ciudad y sus afueras, que ponemos en la primera
y segunda Sección.

En cuanto a objetos, especiales y,
determinados, no dejan también de ofrecer grande interés y
admiración, la riqueza, hermosura y variedad de los mármoles y
jaspes que encierra la suntuosa Colegiata, de que nos ocupamos
detenidamente en el Apéndice segundo a la Sección primera.

La
Disertación histórico-crítica del Parlamento
de Aragón celebrado en Alcañiz

a principios del
Siglo
XV,

tiene por objeto un suceso singular e importantísimo, que por muchos
conceptos es una gloria para
Alcañiz,
así como para todo el
Reino
de Aragón

y para todos los Estados de esta renombrada
Monarquía:
es un hecho sin ejemplo en los
fastos
de nuestra historia y en la de otros
Pueblos
y
Naciones.

¿Podíamos prescindir de él?
¿Podíamos citarlo solo de
paso?
¿Podíamos tratar someramente esta página tan brillante?

Por eso, y porque ignoramos se haya ocupado ninguno expresamente
del sobredicho
Parlamento
de Alcañiz
,
que con el de
Tortosa
produjo el célebre
Compromiso
de Caspe
,
y éste la pasmosa elección de un nuevo sucesor a la conturbada
Monarquía
aragonesa
;
por eso decimos nos hemos determinado a ensayar críticamente su
historia en el cuarto Apéndice a la segunda Sección; completándola
aun después con una
Biografía
del Papa Luna

(el Antipapa
Benedicto
XIII
)
que tanto intervino en este
complicado
negocio
,
y cuyas circunstancias personales convenía aquí deslindar.

También era conveniente y oportuno aclarar y resolver en
definitiva la antigua y ruidosa cuestión de Ergávica, cuya ciudad
celtíbera situábanla algunos en Alcañiz. Pero como actualmente no
hay ningún geógrafo ni escritor que opine de este modo; y como los
notables adelantos que se han hecho en los estudios de la historia
árabe, de la geografía comparada, de la litología y de la crítica
demuestran lo contrario, nos hemos visto precisados a entrar de lleno
en esta cuestión doméstica, digámoslo así, escribiendo al efecto
la extensa disertación polémica que atrás hemos indicado. En ella
probamos con gran
copia

de datos y argumentos el sitio preciso de aquella Ciudad, y la mucha
probabilidad que tiene la opinión de que la antigua Anitorgis de la
Edetania corresponde a Alcañiz. Con cuyo motivo damos en el quinto
Apéndice de la Sección segunda, muchas y curiosas noticias de las
Ciudades, límites y circunscripciones de la Celtiberia y de la
Edetania, según las respetables autoridades de Plinio, Estrabon,
Ptolomeo, Tito Livio, y otros geógrafos e historiadores de conocida
fama y reputación.

Los hombres ilustres que en todos tiempos
ha producido Alcañiz, son seguramente su principal ornamento y
constituyen el titulo más legítimo de sus glorias. El ocuparnos,
pues, de ellos, como lo hacemos en la tercera Sección, era para
nosotros un deber primordial e indeclinable.
Y he aquí porque en
medio de las graves dificultades que nos ha presentado la escasez de
datos y antecedentes sobre los mismos, no hemos cejado un punto en
nuestro empeño, pudiendo aun ofrecer a nuestros paisanos, treinta
reseñas histórico-bibliográficas de escritores e hijos ilustres de
esta Ciudad, muchos de ellos hombres eminentísimos.

Finalmente,
los documentos que en la Sección cuarta transcribimos, justifican,
determinan y amplían algunos datos históricos que en esta obra
hemos aducido; satisfaciendo at mismo tiempo la curiosidad: que
naturalmente excitan estos raros y preciosos testimonios de nuestra
venerable antigüedad próximos ya a desaparecer, y que son un fiel
reflejo del carácter y circunstancias de aquella nuestra naciente
sociedad política.

Algo podríamos aun alargarnos en hacer
ver las serias dificultades que nos ha opuesto la falta
de
noticias y de antecedentes, que hemos indicado, para el desempeño de
nuestro humilde trabajo; pero solo diremos acerca de esto lo
siguiente.

El rico archivo de esta Ciudad desapareció por
completo en la aciaga época de la guerra de la independencia.
Únicamente nos ha quedado su índice, qué compone nada menos que
200 páginas en folio: de lo cual puede inferirse la grande extensión
e importancia que aquel tendría.

De las muchas obras
literarias que en todos tiempos han dado a luz los ingenios de
Alcañiz, es rarísima la que se conserva en el día en manos de
algún curioso particular. Y por lo que respecta a las Memorias y
Apuntes de esto Ciudad, solo tenemos un ejemplar manuscrito de la
Historia de la misma, que en 1704 publicó el escribano Pedro Juan
Zapater el cual con laudable celo copió y trasladó oportunamente el
erudito patricio alcañizano, D. Evaristo Colera, Rector, poco ha, de
Valdeltormo; a cuya incansable pluma se debe también la conservación
de otros papeles apreciables.

Pero la mencionada Historia de
Zapater, que consta de 600 páginas en folio y que emplea más de 200
en hablar de Ergávica,
es pobrísima en las biografías de los hijos de Alcañiz, escasa y
poco esmerada en la descripción de esta Ciudad, y solo difusa y
abundante en lo de Ergávica (que creémos extraño a nuestra
localidad,), y en lo que tiene relación con las Iglesias, con los
conventos, y con el muy célebre de la Orden de Calatrava.
El Sr.
Zapater hizo, sin embarco, un gran servicio a su patria, que le
agradece muy cordialmente; pero su obra se resiente no poco del
tiempo en que se escribió.

Nos ha sido preciso, pues,
colocarnos en otro terreno, y consultar, además de lo dicho, cuantas
obras y documentos útiles a nuestro intento hemos podido adquirir
desde este rincón de España; aunque no han sido tantas como
deseáramos. Zurita, Abarca, Asso, Latassa, Mariana, Bofarull y otros
varios escritores, han sido nuestros guías principales; y de ellos
hemos sacado la débil luz de nuestros cortos conocimientos, en el
tiempo que nos hemos consagrado, al trabajo de esta obra. Confesamos
francamente, que debíamos habernos detenido algo más en limarla y
corregirla; pero no hemos creído prudente diferir su publicación
pues que la habíamos anunciado al Público y deseábamos cumplirle
cuanto antes la palabra.

En medio de la insignificancia y
desaliño que han precedido (presidido) a su redacción, hemos tenido
que tocar muchos puntos y materias diferentes, y emplear en ellas
diversos tonos y elocuciones; cuya dificultad ha aumentado no poco la
convicción de nuestra fundada desconfianza. Pero sin embargo;
aliéntanos algún tanto la indulgencia que esperamos de nuestros
conciudadanos, y el amor y benevolencia de la Patria, que como atrás
se ha dicho, admite siempre con gusto cualesquiera dones y obsequios
que se le tributan.
Si el nuestro es exiguo y de poca monta,
cuando menos representa la dignidad e importancia de un grande
objeto, de un grande asunto, la glorificación de la Patria: lo cual
compensa en gran manera la pequeñez e insuficiencia de esta ofrenda,
que le hacemos con buena voluntad y sin livianas pretensiones.

¡Quiera el Cielo, que otros ingenios más fecundos y
afortunados, se estimulen con ella a levantar sólida y cumplidamente
el monumento de nuestras glorias alcañizanas; ya que solo hemos
podido nosotros acercar a él algunas piedras y materiales!

Alcañiz, 1 de Marzo de 1860.



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