Carta de Don José Luis Corral Lafuente
EL INSTITUTO DE ESTUDIOS CATALANES Y LA CENSURA.
El pasado día 18 de enero el Instituto de Estudios Catalanes (“Institut d’ Estudis Catalans mentiders”, IEC) emitió un comunicado en el que mostraba “su absoluta repulsa” ante que la orden dictada por el gobierno de Aragón por la que se retiran del sistema educativo los libros de texto que contienen flagrantes errores históricos. En ese mismo comunicado se lee que este es un “caso de inadmisible censura y ataque a la libertad de expresión”.
Los libros en cuestión contienen expresiones falsas y erradas, tales como “Confederación catalanoaragonesa”, “Corona catalanoaragonesa”, “reyes de Cataluña” o “Países catalanes”.
El IEC, un organismo privado generosamente dotado con cientos de miles de euros al año por el gobierno de España, la Generalitat de Cataluña, las cuatro diputaciones provinciales y numerosos ayuntamientos catalanes (y aragoneses, valencianos, baleares), añade en su escrito que esas expresiones “son de utilización habitual entre los historiadores” (falso) y añade varias mentiras más, como que esa decisión del gobierno de Aragón “deja en total indefensión a autores y editores” (falso) y lo acusa de “censura política e ideológica” (falso).
Pues bien, dejando de lado las manipulaciones e inexactitudes que contiene ese manifiesto, en el que no se aporta ni un solo dato para sostener sus falsas afirmaciones, la línea de actuación que viene mostrando el IEC es monolítica y excluyente. Así, en sus últimos manifiestos ha dicho que “Cataluña es la dueña legítima de los bienes de Sijena” (falso), se ha posicionado a favor del que llama “gobierno legítimo” de Cataluña (falso), o ha denominado “presos políticos” (falso) a los políticos presos.
En el IEC, vean su página web, todos los cursos, publicaciones y actos de cualquier tipo que allí se realizan tienen una única dirección, tendencia e ideología: la que marca el nacionalismo pancatalanista excluyente y monolítico.
Es decir, todo lo contario de lo que debe ser una institución cultural donde tendría que primar la libertad de pensamiento, de opinión y de crítica.
Y si no, intenten publicar un libro u organizar una actividad académica en la que se manifieste alguna disidencia o una posición distinta al pensamiento único que se dicta desde ese Instituto, y verán en qué consiste la verdadera censura y la auténtica coacción a la libertad de expresión.
El gobierno de Aragón ha hecho bien en retirar esos libros de texto del sistema educativo, que, por otra parte, cualquiera puede comprar en librerías, si es que quiere seguir leyendo mentiras, falsificaciones y falsedades.
EL SALÓN DORADO, en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, 27 de enero de 2018.