Un depósito de vino es un recipiente utilizado en la industria vinícola para la fermentación, maduración y almacenamiento del vino. Estos depósitos pueden ser de diferentes materiales, como acero inoxidable, madera, hormigón o barro, y varían en tamaño y forma según su uso específico.
Depósitos de acero inoxidable: Son los más comunes y utilizados en la actualidad, debido a su durabilidad y facilidad de limpieza. Pueden ser de diferentes capacidades y formas, como cilíndricos o troncocónicos.

Depósitos de madera (toneles, carretell): Son tradicionales y se utilizan para darle al vino un sabor y aroma específicos. Pueden ser de roble o castaño y requieren un mantenimiento constante para evitar la contaminación.
Depósitos de hormigón: Fueron muy utilizados en el pasado, pero todavía se utilizan en algunas bodegas. Son resistentes y pueden ser fabricados en diferentes formas, pero requieren un revestimiento interior para evitar la filtración.
Depósitos de barro: Son los más tradicionales y se utilizan para la fermentación y maduración del vino. Son porosos y requieren un revestimiento interior para evitar la contaminación.
Depósitos con fondo cónico: Son ideales para la fermentación y maduración del vino, ya que permiten un vaciado total del líquido y facilitan la limpieza.
Depósitos con tapa neumática: Son utilizados para mantener el vino en un ambiente sin oxígeno y evitar la contaminación.