LIBRO PRIMERO, DEL ORIGEN Y FORMACIÓN DE LA LENGUA CASTELLANA

LIBRO PRIMERO

DEL ORIGEN Y FORMACIÓN DE LA LENGUA CASTELLANA

1540.

1. Diálogo de la lengua por Juan de Valdés.

Dos
códices se conocen de esta preciosa obra. Uno se halla en la
Biblioteca Nacional de Madrid: lleva la signatura X-236; consta
de 96 hojas útiles; es copia de otras copias, y además le
faltan dos hojas, la 79 y la 83. El otro lo guarda el Museo Británico
de Londres, y es la copia que mandó sacar Mayans para publicarla en
los Orígenes de la lengua española.

Se han hecho las
impresiones siguientes:

I. Diálogo de las lenguas Marcio,
Valdes, Coriolano, Torres.

Publicado por D. Gregorio Mayans y
Siscar
en el tomo II de sus Orígenes de la lengua española: Madrid.
1737, en 12:, págs. 1-178 del tomo II.

Mayans en el tomo I
de dicha obra, páginas 179 y 180, escribe lo siguiente:

La
Copia de este Diálogo que me ha servido de original, en su
impresión, es la misma que tuvo el más diligente i más curioso de
quantos Historiadores ha tenido España hasta el día de hoi,
Gerónimo Zurita; de la qual copia hizo mención el Dotor Juan
Francisco Andrés de Ustarroz en los Progresos de la Historia del
Reino de Aragón, que añadió i publicó el Dotor Diego Josef
Dormer, Arcediano de Sobrarve, en el cap. IV, donde se trata de Los
Vestigios de la Librería Manuscrita de Gerónimo Zurita, núm. 27,
cuyas palabras son estas:
Diálogo de las Lenguas. Es obra mui
curiosa y digna de la estampa por ofrecerse en ella muchas Reglas
para hablar con perfección la Lengua Española. Escriviose en tiempo
del Emperador Carlos V, i guarda este Manuscrito el Conde de San
Clemente.
Después fué a parar en la Librería de un Librero de
Zaragoza con otros Libros manuscritos mui preciosos, los quales
compró el Bibliothecario Mayor del Rei nuestro Señor en el mes de
Marzo de este presente Año 1736. En este manuscrito faltaba una
hoja, que con ninguna diligencia he podido suplir; porque aunque de
paso vi en la Real Librería de San Lorenzo una copia deste Diálogo,
provablemente es un traslado de ésta, como lo indica el carácter de
la letra mucho más moderno i el faltarle lo mismo, y además de esso
la primera hoja. Acudí a los Índices, i en ellos no pude rastrear
indicio alguno del nombre del Autor.

Según se ve, d.
Gregorio se valió del ms. de la Biblioteca Nacional, al que no le
faltaba entonces más que la hoja 83.

2. Diálogo de la
lengua (tenido ázia
el A. 1533) i publicado por primera vez el año de 1737. Ahora
reimpreso conforme al MS. de la Biblioteca Nazional, único que el
Editor conoze. Por Apéndice va una carta de A. Valdés. … Madrid:
Año de 1860. Imprenta de J. Martín Alegría. Paseo del Obelisco,
número 2 (Chamberí). 8.°, LIII, 205, 71 págs.

Forma parte
de la Colección de reformistas españoles de D. Luis Usoz y Río,
quien ilustró el Diálogo con una introducción y 1.084 notas sobre
variantes relativas a la edición de
Mayans principalmente.

Esta edición de Usoz es correctísima. Cuando
la hizo, ya le faltaba al ms. de la Biblioteca Nacional, además de
la hoja 83, la 79.

Pone como interlocutores a Martio, Valdes,
Coriolano, Pacheco, Torres, aunque considera a estos dos últimos
como uno mismo.

3. Diálogo de la lengua escrito por Juan de
Valdés hacia el año 1533 en Nápoles (reimpreso, Madrid 1860)
Marcio, Valdés, Coriolano, Pacheco.

Es una reimpresión de
las 16 primeras páginas de la edición de Usoz. La hizo el año 1865

en Halle (Druck der Waisenhaus-Buchdruckerei) el profesor de
lenguas romances de la Universidad de Estrasburgo, Eduardo Boehmer,
para enseñar a leer el castellano a sus discípulos. Consta de 8
páginas a dos columnas; cuatro de aquéllas contienen observaciones
gramaticales.

4. Diálogo de las lenguas.

En la
edición de los Orígenes de Mayans hecha por la Sociedad La Amistad
Librera,
con un prólogo escrito por D. Juan Eugenio Hartzenbusch
y notas por D. Eduardo de Mier
(Imprenta de Rivadeneyra), año
1873, se pone el Diálogo de Valdés al comienzo (págs. 1-148),
sin
mencionar para nada la correcta edición de Usoz.

El Diálogo
de la lengua, como se colige de las indicaciones bibliográficas que
preceden, permaneció desconocido e inédito por espacio de dos
siglos, y el nombre de su verdadero autor no ha sonado hasta el
presente, Al generoso valentino, d. Gregorio Mayans, corresponde la
honra de haberlo publicado, si bien como anónimo, según el único
manuscrito conocido que, procedente de la librería del cronista
Zurita, existía en la Biblioteca Real, donde todavía está, según
queda dicho, en el fondo de manuscritos; y al erudito D. Diego
Clemencíu el haber afirmado, en su Comentario al Quijote, que la
obra era de Juan de Valdés, pues si bien d. Casiano Pellicer dijo
que la escribió un Valdés, asienta que es Alonso, en su Tratado
histórico sobre el origen y progresos de la come
ii
y del histrionismo en España,
impreso el año 1804. Hoy no cabe vacilación de ninguna especie
sobre cuál es el verdadero autor de esta obra, después de los
eruditísimos trabajos de los Sres. Don
Pedro José Pidal, D.
Luis Usoz y Río, Benjamín B. Wiffen, Edward Boehmer, D. Fermín
Caballero y D. Marcelino Menéndez y Pelayo, quienes con documentos y
citas históricas o con razones filológicas han dilucidado este
punto de una manera incontestable.

Pero Mayans, si mereció
bien de las letras por la publicación que llevó a cabo, mereció al
par censura por la edición incorrecta y mendaz que hizo de él,
autorizándola con su nombre aquél que había dado feliz y brillante
término a empresas que exigían mayor empeño.

I. Artículo
del Sr. Pidal, intitulado De Juan de Valdés, y de si es el autor del
Diálogo de las lenguas, en la Revista hispano-americana, periódico
quincenal, publicado bajo la dirección de D. J. J, de Mora y de D.
P. de Madrazo, Tomo I, Madrid, imprenta a cargo de M. Rivadeneyra,
1848. Págs, 18-30.

Usoz, en el prólogo de su edición del
Diálogo de la lengua y en los de los tomos IV, IX, X, XI, XV,
XVI
y XVII de sus Reformistas antiguos españoles.



Life and writings of Juan de Valdés, otherwise
Valdesio, Spanish Reformer in the sixteenth century … London.
Bernard Quaritch, 1865.

Cenni biographici sui fratelli
Giovanni e Alfonso di Valdesso. 1861 (por Boehmer).


Biblioteca Wiffeniana. Spanish Reformers of two
centuries from 1520… By Edward Boehmer… First vol… 1874.
Printed in Francke´s Orphanhouse, Halle o/s (págs. 64-130). El
segundo vol. fué impreso el año 1883 en la misma ciudad y oficina.
Ambos en 4.°

Conquenses ilustres por D. Fermín Caballero.
Tomo IV. Alonso y Juan de Valdés. Madrid. Oficina
tipográfica
del Hospicio, 1875. Págs. 245-263.

Historia de los
heterodoxos españoles, por el Doctor D. Marcelino Menéndez y
Pelayo… Tomo II. (Colofón:) Acabóse de imprimir en Madrid por F.
Maroto e hijos, X Diciembre de MDCCCLXXX. 4.° cap. IV, págs.
149-207.

Ya el título de Diálogo de las lenguas que
puso es inconveniente, supuesto
que en él no se trata más que de la castellana; y las frecuentes
alteraciones que se von, y las palabras mal leídas, equivocadas o
modernizadas a su antojo, como
hablista
en vez de
hablistan
o hablador, ausencia por
absencia,
principalmente en ésta
por
especialmente á ésta,
empañan la veracidad del original. Por lo cual no es explicable cómo
recientemente, en el año de 1873, una persona de reconocida
ilustración, el Sr. D. Eduardo de Mier, y un escritor ilustre, así
en el arte de Lope y Calderón, como en todo género de estudios
filológicos y literarios, el Sr. D. Juan Eugenio Hartzenbusch, hayan
autorizado con sus firmas una reimpresión a la letra del Diálogo
publicado por Mayans, desde el título inclusive, sin que en el
prólogo del segundo de dichos señores, ni en las notas del primero,
se haga mención alguna del manuscrito de Zurita, de la copia que
sacó d. Gregorio, y que está hoy con muchos de
sus papeles, en
el Museo Británico, ni de la correctísima edición hecha el año de
1860 por Usoz, quien prestó a las letras castellanas, aunque sus
designios fueron de propaganda herética, un señalado servicio con
tan preciosa, correcta e ilustrada edición del
Diálogo
de la lengua
, que es en ella su título
acertadísimo.

Erró, no obstante, Usoz al decir que esta
obra fué compuesta hacia el año 1533; yerro que repitieron Wiffen y
Boehmer, pues dado que en ella se habla de los cuatro libros del
Cortesano, compuesto en italiano por el Conde Baltasar de Castellón,
y agora nuevamente traducido en lengua castellana, y se hace
referencia de Garcilaso como de persona viva al decirse: Huélgome
que os satisfaga; pero más quisiera satisfacer a Garcilaso de la
Vega, con otros dos caballeros de la Corte del Emperador, que yo
conozco; ni pudo ser escrito el Diálogo hasta el Abril de 1534, en
que se publicó la traducción de Boscán, ni después de Octubre de
1536, en que murió en Niza aquel gran poeta, por la herida que
recibió en el heroico asalto de la fortaleza de Frejus. Los atinados
razonamientos de D. Fermín Caballero y de los Sres. Fabié y
Menéndez Pelayo (I) apoyan y autorizan esta afirmación. Pero no
debemos callar aquí que el Rdo. P. Miguel Mir, en su Discurso de
recepción en la Academia Española, dice que el Diálogo de la
Lengua fué escrito por los años de 1540, fecha que se funda, al
decir de tan insigne maestro (aunque no lo consigna en dicho
Discurso), en ciertas referencias que se hacen sobre los sucesos
políticos de aquel tiempo, tan menudamente conocidos por el sabio
jesuita, merced al estudio y publicación que, juntamente con otros
religiosos de la Compañía, ha llevado a cabo de las Cartas de San
Ignacio. Podrá objetarse la fecha de la muerte de Garcilaso; pero
¿no podría ser por ventura esa referencia ficción del diálogo o
deseo de consagrar el autor un recuerdo a su ilustre amigo?

I: Caballero y Menéndez Pelayo, en los libros
citados, y D. Antonio María Fabié en el prólogo de
su edición
de Los cuatro libros del Cortesano, compuestos en italiano por el
Conde Baltasar Castellón, y traducidos en su lengua por Boscán:
Madrid. M. Rivadeneyra, 1873. Es el tercer volumen de los Libros de
antaño: 8.°, LXIX-581 págs.
2: Menéndez y Pelayo,
Hist. de los heterod. t. II, pág. 173.

Nació el Diálogo de la lengua de reales y
verdaderas conversaciones tenidas por Valdés con amigos suyos,
españoles e italianos, en su quinta de la ribera de Chiaja, en donde
todos los domingos reuníanse durante la mañana a leer la Biblia o a
discurrir sobre puntos de religión, consagrando la tarde, después
de comer, a departir sobre asuntos literarios o de amena erudición.
Allí se tuvo, pues, el coloquio que en esta preciosa obra castellana
se contiene; y sólo así, a la vista de aquel golfo en donde
descuellan por un lado Capri y Bayas, y por otro Ischia y Prócida,
como blancas gaviotas meciéndose sobre la azulada superficie de
aquel poético mar; en donde los mil aromas del campo,
siempre
florido, embriagan los sentidos, y en donde aquel cielo con su
incomparable hermosura y sus vivísimos tonos sonríe al alma, puede
concebirse que se compusiera un libro que, teniendo por asunto el
árido estudio de la Gramática y de otras cuestiones filológicas,
resultase tan ameno, tan interesante y tan simpático, aun para
aquéllos que no sientan inclinaciones a tales enseñanzas.
Bien
es verdad que era el autor, como dice muy bien un ilustre académico
(2), un hombre de mundo y de corte, y no un filólogo paciente, pues
entonces no había otra filología que la que nace del buen gusto
individual y del estudio y comparación de las lenguas clásicas, las
cuales poseía a maravilla
nuestro autor.

Cuatro son los
interlocutores del Diálogo: Marcio, que no es Marco Antonio
Flaminio, ilustre poeta de ímola; ni Marcio Martirano, editor do las
obras póstumas del Obispo Coriolano, sino Marco Antonio Magno,
apoderado de la Duquesa de Trajetto, a quien dedicó la versión
italiana que
cuatro años más tarde hizo del Alfabeto Cristiano
de Valdés; Coriolano, compatriota del anterior, no debe ser
confundido con el Obispo de San Marcos de Calabria, ilustre
grecizante: tal interlocutor es, a no dudarlo, Coriolano Martirano,
Secretario del Virrey D. Pedro de Toledo; un soldado español,
que
primeramente se llama Pacheco y luego Torres por corrección del
autor, no puede ser en modo alguno Bartolomé de Torres Naharro, como
llegó a suponer d. Adolfo de Castro, por haberse publicado en
Nápoles, año 1517, su Propaladia, supuesto que el dramático
extremeño ni era militar ni poco latino, como aparece en el Diálogo,
en donde, para mayor prueba de lo que decimos, se
habla del
estilo que usó Torres Naharro en la citada obra. Completa, por
último, el número de los interlocutores el mismo Juan de Valdés,
de quien los demás solicitan su opinión y consejo.

Reunidos
después que hubieron comido los cuatro amigos en la poética quinta
del último, dice Marcio, siendo a la vez intérprete de los demás,
a Valdés: Pues los mozos son idos a comer, i nos han dejado solos;
antes que venga alguno que nos estorbe, tornemos a hablar en lo que
comencé
a deciros esta mañana… Bien os debéis acordar como
al tiempo, que, agora dos años, partistes desta tierra para Roma,
nos prometistes a todos tres, que conservariades y entreterniades
nuestra amistad. como habéis hecho con vuestras cartas. Agora sabed
que después de vos ido, nosotros nos concertamos desta manera: que
cualquiera de nosotros que recibiera carta vuestra, la comunicase con
los otros; y esto habemos hecho siempre así: y habemos tomado en
ello mucho pasatiempo; porque con la lición refrescábamos en
nuestros ánimos la memoria del amigo ausente, y con los chistes y
donaires de que continuamente vuestras cartas venían adornadas,
teníamos de reír y con
que holgar, y notando con atención los
primores y delicadeza que guardábades y usábades en vuestro
escribir castellano, teníamos sobre que hablar y contender, porque
el Sr. Pacheco como hombre nacido y criado en España, presumiendo
saber la lengua tan bien como otro, y yo como curioso della, deseando
saberla así bien escribir como la sé hablar, y el Sr. Coriolano,
como buen
cortesano, queriendo del todo entenderla (porque, como
veis, ya en Italia asi entre damas como entre caballeros, se tiene
por gentileza y galanía saber hablar castellano), siempre hallábamos
algo que notar en vuestras cartas, así en lo que pertenecía a la
ortografía, como a los vocablos, como al estilo: y acontecía que
como llegábamos a topar algunas cosas, que no habíamos visto usar a
otros,
a los cuales teníamos por tan bien hablados, y bien
entendidos en la lengua castellana, cuanto a vos muchas veces,
veníamos a contender reciamente: cuando sobre unas cosas, y cuando
sobre otras, porque cada uno de nosotros, o quería ser maestro, o no
quería ser discípulo. Agora que os tenemos
aquí, a donde nos
podéis dar razón de lo que pues así habemos notado en vuestra
manera de escribir, espedimos por merced. nos satisfagáis buenamente
en lo que os demandaremos…

Trata de excusarse Valdés con
gentiles y amables palabras, diciendo que por haber aprendido la
lengua castellana, no en libros, sino por el uso común de hablar,
juzga fuera de propósito que le quieran demandar cuenta de lo que
está fuera de toda cuenta, y que además es perder el tiempo hablar
en una cosa tan baja e plebeya como es punticos y primorcicos de
lengua vulgar y en otras niñerías de la lengua.

Un
donairoso discreteo sigue manteniendo la conversación en sus
comienzos, en los que también se hace resaltar la excelencia de la
lengua castellana, hasta que, vencido el ánimo de Valdés, promete
éste contestar a cuanto le pregunten sus amigos. Pónense éstos de
acuerdo y convienen en preguntarle:
En la primera parte, lo que
sabe del origen o principio que han tenido, así la lengua

castellana como las otras lenguas que hoy se hablan en España.
En la segunda, lo que pertenece a la Gramática. En la tercera, lo
que le habemos notado en el escribir unas letras más que otras. En
la cuarta, la causa que lo mueve a poner o quitar, en algunos
vocablos, una sílaba. En la quinta, le pediremos nos diga por qué
no usa de muchos vocablos que usan otros. En la sexta, le rogaremos
nos avise de los primores que guarda cuanto al estilo. En la séptima,
le demandaremos su parecer acerca de los libros que están escritos
en castellano. Al último, haremos que nos diga su opinión sobre
cuál lengua tiene por más uniforme a la latina, la castellana o la
toscana. De manera que lo
primero será del origen de la lengua.
Lo segundo de la Gramática. Lo tercero de las letras a donde entra
la ortografía. Lo cuarto de las sílabas. Lo quinto de los vocablos.
Lo sexto del estilo. Lo séptimo de los libros. Lo último de la
conformidad de las lenguas.

No es de nuestro propósito
exponer y juzgar aquí cada una de estas partes del Diálogo de la
lengua. De algunas hablaremos en el correspondiente lugar de esta
obra. De otras, y de los principios que en ellas se mantienen,
hablaríamos de buen grado; pero sólo mencionaremos aquel pasaje en
que se recomienda la sencillez y claridad del estilo, cuando con las
menos palabras se dice lo que se piensa y de tal suerte que no se
puede quitar ninguna sin ofender a la sentencia o al encarecimiento o
a la elegancia, sustentando así una admirable teoría, condensada en
un solo pensamiento; y aquel otro en que, con singular donosura y
aguda crítica, presenta Valdés las autoridades de la lengua, o sean
los libros en que debe ejercitarse el que quiera aprenderla, entre
cuyos autores descuellan los
poetas del Cancionero, Garci Sánchez
de Badajoz, el Bachiller La Torre, Guevara, el Marqués de Astorga y,
sobre todos, Jorge Manrique, Juan de Mena, Juan del Encina con su
Farsa de Plácida y de Vitoriano,
que compuso en Roma; los traductores Fr. Alberto de Aguayo y el
Arcediano del Alcor, Alfonso Fernández; Diego de San Pedro y los
textos de los romances viejos y de la Celestina, que es el libro
castellano donde la lengua está más natural, propia y elegante.

La lengua primitiva de España, según este autor, más que
la vizcaína, era así griega en su mayor y principal parte, como
después fué latina, lo cual apoya Valdés en dos razones: una, en
que los historiadores dicen que los que más platicaron en España
fueron los griegos, así con armas como con contrataciones; otra, en
que los vocablos castellanos que no son latinos ni arábigos, son

griegos. Ejemplos: apeldar,
por huir;
cadira,
por silla; fantasía, por presunción;
gazafatón,
por cosa mal dicha;
malatia,
por enfermedad;
zillero,
por el lugar donde ponen la harina; y las voces de uso corriente:
azomar, artesa, abrasar, barrio, brasa, cañada, cara, carátula,
chimenea, glotón, masa, mes, mozo, tragar, tragón, tramar, truhán,
pinjiado. zelemín, zisne.

La lengua latina (escribe el
ilustre conquense), desterró en España a la griega, y fué la que
se habló con los residuos que de ésta quedaron, hasta la venida de
los Godos, los cuales no hicieron desaparecer el latín, sino que le
corrompieron más con nuevas exóticas palabras. Esta lengua latina,
así mezclada y corrompida, duró por toda España, según el autor,
hasta el año 719 (sic), en que
vinieron los moros, cuyo idioma
empezó a hablarse, excepto en Asturias, Vizcaya, Lepuzca y algunos
lugares fuertes de Aragón y Cataluña que no pudieron ser
sojuzgados.
Hasta la conquista de Granada, dice Valdés, no
pudieron tanto conservar los españoles la pureza de su lengua, que
no se mezclase con ella mucho de la arábiga; y de los vocablos que
dejaron, añade, el uso hacía tener por mejores que los latinos
algunos de ellos, diciéndose alhombra,
mejor que tapete;
alcreuite,
que piedra
zufre;
azeite,
que olio.

Muchas voces nuestras que empiezan por un al,
que los moros tienen por artículo, afirma Valdés que rotundamente
pueden considerarse como árabes, de la misma manera que las que
principian por az, col, cha, chi, cho, chu, gua, ha, xa, za, y hasta
por en, h, x o y; y cita las siguientes:
Almaizar, Almirés,
Almohada, Alhombra, Almohaza, Alhareme, Azaguán, Azair, Azagaya,
colcha, colgajo, cohecho, chapín, chinela, choza, chueca, haxa,
haragán, harón, Guadalherza, Guadalquivir,
guadamecil,
Guadarrama, xaquima, xerga, zaherir, zaquizamí, zafio, enhelgado,
enhaziado, endechas.

Pero con todos estos embarazos, i con
todas estas mezclas, todavía la lengua latina es el principal
fundamento de la castellana, de tal manera que si se afirmara que el
origen de la lengua castellana es la latina, se diría la verdad, y
todo lo que dicho queda sería excusado.

Alguna voz ha
añadido el hebreo a nuestro idioma, dice Valdés, como Abad,
de donde viene Abadesa, Abadía y Abadengo; saco por costal o talega,
que también lo ha tomado el castellano de la lengua santa, como casi
todas las otras lenguas que han sucedido a ésta.

Los
vocablos que tienen f en latín llevan h en castellano: fava, haba.

En muchas partes de Castilla la s latina se convierte ea x:
sastre, xastre; y la c latina en y: faciunt, hazen.

Si
Antonio de Nebrija, dice bien un escritor ilustre, no hubiera escrito
antes su Gramática, Ortografía y Vocabulario, habría de concederse
a Juan de Valdés el título de fundador de la filología castellana;
pues él fué el primero que se ocupó en los orígenes de nuestra
habla; el primero que la escribió con tanto amor y aliño como una
lengua clásica; el que intentó fijar los cánones de la etimología
y del uso, poner reparo a la anarquía ortográfica, aquilatar los
primores de construcción y buscarlos en la lengua viva del pueblo,
sin desdeñar los refranes que dicen las viejas tras el fuego y que
había recogido el Marqués de Santillana (I).
I: Menéndez y
Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, tomo II, pág. 169.

Sin duda ninguna puede afirmarse que, después de Nebrija,
fué Valdés el primero que trató de los orígenes de nuestra
lengua, si no de una manera didáctica, haciendo ver su importancia y
discurriendo sobre ella con tanta gallardía y elocuencia como con
alto juicio y general cultura. Él reconoció los vestigios de los
diversos idiomas que habían acrecido el fondo latino de nuestro
léxico, iniciando los trabajos críticos que habían de determinar
con precisión aquellos elementos, auxiliados con el estudio de la
historia política y social de los pueblos que sucesivamente han
ocupado nuestro territorio. Él proclamó el principio de la
influencia arábiga en el romance; aunque exageró algo el rigor
etimológico diciendo que de los sarracenos viniéronnos hasta los
vocablos que empiezan por en, cuando la verdad es que por rarísima
excepción puede recordarse alguno como engarze,
de jaraz, y otros anticuados como enaciado = renegado, y enjeco =
enredo, de
enaça
y exec, respectivamente. Lo cual no importa, sin embargo, para que
sea un mérito evidente proclamar en el primer tercio del siglo XVI
aquel principio filológico de que el castellano nace del latín, sin
dejar de tener en cuenta otras influencias que han determinado
huellas profundas en su fisonomía.

Tal vez dio el autor del Diálogo de la lengua
demasiada importancia al griego afirmando que se sobrepuso y dominó
a las otras lenguas habladas en la Península antes de la dominación
romana. Pero si esta idea le indujo a escribir la paradoja de que en
la antigua Iberia la lengua griega dominó, del mismo modo que el
romance en la España de Carlos V, le llevó, en cambio, a señalar
con acierto muchas etimologías que ha recibido directamente de la
lengua de Homero la castellana, y en tales observaciones, aparte de
ciertos errores, anduvo a veces muy acertado, adelantándose a los
modernos que han confirmado mucho de lo dicho por Valdés. El cual
tenía razón al escribir que del griego venían las voces artesa,
cara, carátula, chimenea, fantasía, idiota, mozo, paradoja, rábano,
tío, tiranizar, tragar y otras, pues la filología novísima ha
comprobado, respectivamente, sus orígenes en

Pero no andaba, por el contrario, bien fundado
cuando, extremando su principio, quería hallar en el griego el uso
de nuestro artículo y el origen de muchas frases peculiares del
castellano, como, por ejemplo, de nuestros modismos tiene buena
pasada (bienes para vivir) y pues si yo te empiezo
(amenaza a los
muchachos), de las frases de Luciano:
(Sueños, caps. 2: y 3:); lo
cual es puramente caprichoso y podía haberle dado materia para
encontrar otras muchísimas semejanzas (I).

Muy difícil será
siempre sentar principios generales sobre la lengua hablada en España
en tan remotos tiempos, aunque se aduzca, con Mayans y Velázquez,
seguidores de la opinión de Valdés, la estructura léxica de los
nombres de muchos pueblos, regiones, ciudades, montes, ríos y
promontorios de la Península; pues falta probar que las colonias
milesias, zacynthias y focenses, además de su indudable predominio
en nuestra costa de Levante, en el Mediodía y en las de Galicia,
habían penetrado sin obstáculos en el corazón del territorio para
derramar allí su riquísimo idioma. Hasta ahora no han llegado a
tanto los modernos descubrimientos, y sólo está demostrado que el
predominio lingüístico del griego, no sólo quedó circunscripto a
ciertas comarcas, sino que más tarde tuvo que compartirlo con el
tyrio y el
púnico o cartaginés, que pertenecen a la familia semítica. La
resolución del dominio de estos idiomas es tan ardua empresa como la
de los orígenes o primera población de España; y así la creemos
tan irrealizable como la de señalar y determinar el carácter e
índole peculiar de las lenguas habladas antes de la venida de las
colonias célticas, griegas, sirias y fenicias, siquiera sea contra
toda razón negar los irrecusables testimonios ofrecidos por Antonio
Agustín, Lastanosa, Albiniano de Rajas, D. Francisco ximénez de
Urrea, Ustarroz, Dormer y los numismáticos contemporáneos en sus
estudios sobre las monedas autónomas españolas, reveladores de una
o varias lenguas habladas en aquellos remotos tiempos.

Ya lo
hemos indicado. Sólo desde la dominación romana podemos hablar con
el apoyo de datos ciertos. Harto hizo, por consiguiente, Juan de
Valdés al decir y probar, en el año de 1540, a sus interlocutores
de Chiaja, que la lengua latina era el principal fundamento de la
castellana; y harto hizo asimismo señalando iguales fuentes a
nuestros dialectos, tratando de ellos con particular acierto,
marcando sus dominios y recordando la historia de las guerras e
invasiones sucedidas en nuestro territorio, la cual va íntimamente
unida al nacimiento, formación y conservación del castellano en los
azarosos períodos de la Edad Media.

I: Estas semejanzas de
ciertas frases griegas y castellanas serán curiosas de notarse, pero
de ningún
modo obedecen a ley ninguna, ni mucho menos deben
aducirse para probar lo que Valdés intenta. Así, es curioso que en
griego se empleen algunas expresiones idénticas a las castellanas,
como el uso del que, sustantivo, neutro, interrogativo, construido
con el articulo, que tiene (como muy bien recuerda el señor Cuervo,
en sus Notas a la Gramática de Bello) precedentes en las Ranas de
Aristófanes, donde en su principio se leen estos ejemplos:

Mas ¿qué principio general puede sacarse de
estos hechos aislados, que diga relación al mayor y más preferente
origen del castellano respecto de la lengua griega?

Mas el
Diálogo de la lengua, por su índole esencialmente literaria y por
su brevedad, propia de la idea a que el libro obedece, no podía
llenar por completo en nuestra historia filológica el vacío
correspondiente a la resolución de este problema de los orígenes,
cosa bien explicable si se considera que no hacía aún medio siglo
que el castellano recibía del Maestro Nebrija el código
de sus
preceptos escritos. Es, en cambio, un primor de arte y estilo, y será
siempre monumento clarísimo de nuestra lengua y autoridad la más
alta entre todas las de los tiempos del Emperador Carlos V. Sólo la
traducción del Cortesano, hecha por Boscán, puede comparársele;
pero quedando siempre para Valdés íntegra la gloria de haber sido
él el verdadero creador del diálogo castellano de costumbres, y de
haber sabido desenvolver con tal vida y animación las ideas que pone
en boca de los interlocutores, y movido sus afectos con tanto
ingenio, gracia y amenidad. que ningún escritor del siglo XVI supo
igualarle. Es preciso llegar a los tiempos de oro de nuestras letras
para hallarle émulos en Bartolomé Leonardo de Argensola o en
Quevedo, o que nazca Cervantes para vencerle en gracia y soltura,
majestad. nobleza y vigor clásico.

Dolor grande fué que la
obra de Valdés no pudiese ejercer influencia en los estudios
filológicos por haber permanecido desconocida de todos hasta el
siglo pasado, a lo cual pudo contribuir también el haberse compuesto
en tierra extranjera, donde tenía que ser menos apreciado el
manuscrito, si por casualidad llegó a verlo alguno. Por esto no hay
citado nada de lo que sustenta aquel famoso
conquense en su
Diálogo, en ningún escrito anterior a los Orígenes de la lengua
española de D. Gregorio Mayans, excepción hecha de la mención que
del manuscrito de Valdés hizo el cronista D. Juan Francisco Andrés
de Ustarroz en sus Progresos de la historia del reino de Aragón.

1574.

2. Libro de alabanças d las
lenguas Hebrea griega latina: Castellana: y Ualenciana. Copilado por
Martín de Uiziana: y consagrado al Illustre Senado de la Inclyta: y
coronada ciudad d Ualencia. Impresso con Licencia. -(Al fin:)

Impresso en Ualencia en casa de Ioan Nauarro. Año. MDLXXIIij
-(La portada está orlada, y encima del título lleva un grabado
representando el casco del Rey D. Jaime, con el rat penat.)

4°-
Letra gótica. – Sin foliación. – Sign. A-B, de 8 y 6 hs.
respectivamente.
Port. – A la v.: Retrato del autor. – A la h.
siguiente: Epístola dedicatoria. – Texto. – Colofón.

Esta
edición ha sido reproducida pocos años há por medio de la
fotolitografía, habiéndose tirado muy pocos ejemplares.

Segunda
edición: Alabanzas de las lenguas hebrea, griega, latina,
castellana, y valenciana, copiladas por Martín de Viciana. Y
consagradas al ilustre Senado de la Inclyta, y Coronada Ciudad de
Valencia. Con licencia. En Valencia: Por Salvador Faulí, Mercader de
Libros, junto al Colegio
del Señor Patriarca, donde se hallarán.
Año 1765. -(Al fin:) Reimpresso en Valencia año 1765.

8.°-2
hs. Prels. + 44 págs. + una h. final, – Sign. A-D de 8 hs. menos la
última de 2.
Port. -V. en b. – Ded. – Texto. -Licencias. –
Colofón. -Nota.

Tercera edición: Biblioteca Valentina.
Colección de obritas raras. Alabanzas de las lenguas, por Martín de
Viciana. Valencia. Librería de Francisco Aguilar, calle del Mar,
núm. 24. 1877.

8.°-59 págs.
Anteport. -Port. -Noticia
biográfica de Martín de Viciana. – Texto,

Dice el autor en
la dedicatoria a los jurados de Valencia:
Muchas veces he pensado
la excellencia que tiene la Lengua Castellana entre otras Lenguas,
tanto que en toda parte es entendida, y aun hablada; y es por ser
preciosa y autorizada de syllabas en las dicciones, y por tener
mezcla de muchas Lenguas. Y porque veo que la Lengua Castellana se
nos entra por las puertas deste Reyno, y todos los Valencianos la
entienden, y muchos la hablan, olvidados de su propia Lengua; porque
los no advertidos tornen sobre sí y buelvan a su Lengua natural, que
con la teta mamaron, y no la dexen por otra del mundo, pues en su
propiedad a muchas otras excede, según probaremos. Hame parecido
consagrar esta obra a Vuestras Señorías… suplicándoles me
perdonen por haver vertido esta obra de Valenciana en Castellana, que
por la misma causa huve de verter la Chrónica de Valencia, y el
Libro de Nobleza, e Hidalguía, Armas y
Blasones y el Libro de
Recreación de los días calurosos de Julio, que después de haverlos
copilado, en la versión de todos ellos tuve otro tanto trabajo
solamente por hacerlos comunicables a muchas otras Provincias…

He
aquí ahora lo más importante que en el texto se dice relativamente
a los orígenes y formación de nuestra lengua:

Fueron tan
diferentes estas setenta y dos Lenguas (habladas por los
descendientes de Noé) según nuestro soberano Dios lo permitió, que
no se entendían en palabra alguna de una Lengua a otra, y así
estuvieron muchos años; pero los fronteros de una Lengua con otra
vecina, por la comunicación y larga contratación, vinieron con el
tiempo en alguna conescencia de Lengua; y desta manera las setenta y
dos Lenguas poco a poco han acrescentado su división por mixturas y
palabras tomadas una Lengua de otra, según con exemplos manifiestos
abaxo lo probaremos. Y de aquí viene que no podamos rastrear quál
de las Lenguas que de presente se hablan en el mundo, es de aquellas
setenta y dos, porque aunque muchas ay,
pero la mezcla hecha, como
avemos
dicho, ha sido tan diversa y en tantas partes, que no quedan las
Lenguas de la división en su primer ser, causa de creer son éstas.
La Hebrea, que quedó permaneciendo en su forja primera; y porque la
Caldea le tiene alguna assimilacion, se puede creer seria dellas. La
griega y la latina, que aunque dellas se sirven en muchas otras
Lenguas; pero ellas con su arte y reglas de bien hablar se han
conservado. Otrosí: la Vascuença se afirma ser de aquéllas, según
Siculo Marineo. Y otros escriptores escriben que Túbal, hijo de
Japhet, primero poblador de España Citerior, traía cierta Lengua
que fué de las setenta y dos, y ésta hablaron todos los moradores
de España, y duró hasta que los Romanos entraron a señorear
España, y ellos traxeron la Lengua Romana latina, y con aquella
Lengua se gobernaron los Españoles, exceptuados los moradores de la
Cantabria, que quedaron con la Lengua que trujo Túbal su primer
poblador. En toda España fué pública y general la Lengua Romana
latina, hasta la entrada de los Agarenos o Moros, que corriendo y
extendiendo su Secta y Lengua Arábiga fué mudada la Lengua; y de
aquella Romana latina solamente quedó en Don Pelayo y sus gentes, en
las montañas de Castilla y en los Pirineos. Otrosí: en la Cantabria
quedaron sus moradores con su Ley, y con su Lengua Vascuença,
traída, como tenemos dicho, por Túbal, aunque esta Lengua Vascuença
también tiene algunos términos agregados de otras Lenguas, como
son: Ampolla, Daga, Zafran, Sobrepelliz, Castaña. Tornando a la
Lengua Romana latina, se ha de advertir que la Lengua latina tiene
quatro partes hechas de sí, que son Prisca y Condita, que en tiempo
de Jano y Saturno los antiguos Italianos las hablaron; y latina de la
qual los Italianos usan, y han usado desde el Rey latino hasta
oy;
y Toscana, con la qual la Ley de las Doce Tablas fué escripta; y la
mixta, que por las muchas mudanzas se ha corrompido. Empero la
verdadera latina se guarda con reglas y arte que no la permite
corromper, y ésta hablan los hombres de ciencia y letras, y es
havida por
general en todo el mundo.

Don Pelayo, y sus Castellanos de las Montañas, y por
años después que siguieron, hablaron la Lengua Castellana
corrompida de la Romana latina, y aun entremezclada con la arábiga,
por la comunicación que con los Agarenos tuvieron. La mesma Romana
latina hablaron los moradores en las vertientes de los Pirineos;
empero por la vecindad del estudio de Letras que antiguamente
tuvieron en Huesca los Romanos, tenían muchas dicciones latinas; y
como los moradores de aquella tierra fueron gente tosca y mal mirada,
corrompieron aquel latín y mezclaron Lengua Gascona, y formaron una
Lengua muy confundida del latín Bárbaro y corrompido, y de la
Romana y Gascona: y assí, si no es en Zaragoza, Ciudad principal, y
cabeza de Aragón, que la propria Lengua Aragonesa se habla, toda la
otra gente, que está en las fronteras de Gascuña, Navarra, Castilla
y Valencia, es muy agena de la verdadera Lengua Aragonesa.

Pues entremos en Castilla, que es un Reino muy
grande, compuesto y ayuntado de muchos Reinos, donde el Rey y su
Corte siempre reside, y tantos grandes Señores y Cavalleros, y hay
Ciudades muy grandes y populosas, donde se habla la perfecta Lengua
Castellana muy galana, cortesana y graciosa, y muy esmerada y
estimada por todos los Reinos, y Provincias del mundo, por ser muy
inteligible y conversable. Empero si nos
imos
por los linderos y aledaños de Castilla, donde afronta Aragón,
Navarra, Vizcaya, Galicia, Portugal, Granada, en quanto hay
Algaravía, y Valencia, qué mixturas de Lenguas hallamos, que se le
han apegado por la comunicación de los foranos; por cierto que es
lástima ver que en la Lengua Castellana
aya
tanta mixtura de términos y nombres del Arábigo, y
ales
venido por la mucha comunicación que por muchos años han tenido en
guerra y en paz con los agarenos. Y hanse descuidado los Castellanos
dexando perder los propios y naturales
vocablos, tomando los
extraños: y desto rescibe la Noble Lengua Castellana, no poco, sino
muy grande perjuicio, en consentir que de la más que
cevil
y abatida Lengua Arábiga tome vocablo, ni nombre alguno; pues en
Castilla hay millares de Varones sabios, que en lugar de los Arábigos
podrían hallar vocablos proprios a qualquier cosa, en demás
teniendo la Lengua latina, de la qual la Lengua Castellana pretende
ser tomada del tiempo de los Romanos venidos a España; que pues la
latina es madre de muchas otras Lenguas, la Castellana se mejoraría
grandemente. Y conforme a lo dicho lo hallarán en la Lengua
Valenciana, que por más que en Reino de Valencia havia dos tercios
de Agarenos, que hablavan Arábigo, y en esta Era hay un tercio de
convertidas que hablan Arábigo, jamás la Lengua Valenciana ha
tomado, ni usado de palabra alguna Arábiga, antes por ser el Arábigo
tan enemigo del Christiano, le tienen por muy aborrecido. Son estos
conversos de la Secta
Mahomética a nuestra Santa Fe Cathólica
tales, que al cabo de cinquenta años, que son baptizados, jamás se
ha podido acabar con ellos que dexen el Algaravía, y hablen Lengua
Valenciana; y quando mucho los apretamos, responden algunos de ellos:

Por qué quereis que dexemos la Lengua Arábiga? Por ventura es
mala? Y si es mala, por qué la hablan los Castellanos mezclada en su
Lengua? Dexen ellos nuestra habla, y nosotros la dexaremos poco á
poco. Y viniendo a contradecirles un convertido bien avisado, en
Lengua Castellana, dixo: No veis que a los Castellanos les faltan
muchos vocablos proprios, y por aquella falta toman de la Algaravía
estos:
Sarten, Azeyte, Azeituna, Azeituno, Azebuche, Alhombra,
Altamia, Candil, Alcuza, Alhucema, Alquitara, Arrayan, Albahaca,
Azaar, Adelfa, Azufeyfo, Azucena, Azaleja, y muchos otros sin número.
Y los ríos casi todos son nombren de Algaravía, como Guadalquivir,
Guadiana, Guadarrama, Guadalete, &c. Otra mixtura tiene la Lengua
Castellana, pero no tan mala, y es que como los Castellanos son
muchos, y andan por diversas partes en servicio de los Reyes, y en

jornadas de grande valor, quando tornan de su jornada hay algunos
que trahen algunas señales de heridas en sus personas, con que se
glorian y honran por tener aquellas por valerosos servicios que a su
Rey hicieron contra Saxonia, Francia, Italia, Turco y Túnez, y otros
enemigos. Otros
ay,
que pues su ventura los libró de las heridas y de la muerte, y
bolvieron
vivos a su tierra, por mostrar que allá sirvieron, traen dos docenas
de vocablos extraños y háblanlos y péganlos a su Lengua
Castellana. Y ya que esto se hace si fuere de otra lengua buena como
la Castellana, aún sería de sufrir; pero a las veces es de alguna
ruin Lengua, y en lugar de honrar su lengua ensúcianla; y de esta
manera es Lengua compuesta de muchas. En qualquier Lengua, ora sea
Castellana, Aragonesa, Valenciana, o otras
ay
tres maneras de hablar. La primera, y más principal, es la que
hablan los hombres de ciencia y letras, porque guarda la propriedad
del término, siguiendo la verdadera significación, pronunciación,
ortographía y acento; y en caso, que estos no hallen, o tengan algún
buen término, acuden a tomarle del Griego o latín, que son las dos
princesas en bien hablar, y con esto tienen su lengua muy corregida y
copiosa. La segunda manera es la que hablan los Cavalleros, y gente
principal cortesana, y ciudadana, que hablan muy cortés,
polido
y gracioso; y es buena Lengua, y bien hablada, empero si no hay en
los tales letras, adelgazan tanto su polideza, que se van
confundiendo, acortándola como los vestidos de que usamos, que han
venido a decir vuestra señoría, o merced. y por acortar, tráganse
la dicción de vuestra, y exprimen la señoría o merced. Otros hay
que del vicio hacen gala con duplicar la
esse,
que por decir casa o coja, dicen
cassa
o
cossa.
Otros exprimen la
ache
diciendo: Chuan, chente, &c. Otros pronuncian templum, dominum.
mudando la final de eme en ene, siendo todo lo contrario a la
verdadera ortographía y buen acento. Desde aquí pienso que alguno
que no estava advertido destos defectos, leyendo este aviso me lo
agradecerá, y se
emendará.
La tercera, y última manera de hablar es la que hablan los villanos,
y gente común, que estos aplican a cada passo términos contrarios e
improprios;
y quanto más va, tanto corrompen su Lengua, de los quales no se ha
de tomar exemplo alguno sino de la más esmerada y preciada Lengua de
que usan los hombres de Letras, pues aquellos quanto más andamos
siempre mejoran su Lengua. Esto se nos da a entender con los libros
escriptos en tiempo antiguo, en los quales vemos la forma del antiguo
hablar. Esso mesmo vemos en los libros que después en otros años
fueron escriptos con la mejoría de la Lengua; y en esta era vemos
los libros que se escriven quán bien y mejorada está la Lengua…

Cita luego el autor, para probar la excelencia de la lengua
castellana sobre la portuguesa, la francesa y la toscana, el caso de
una justa poética tenida en Roma un día de San Pedro del año de
1499, siendo Papa Alejandro VI, o sea el valenciano D. Rodrigo de
Borja, en la cual un Embajador de los
Reyes Católicos, llamado
Garcilaso, pronunció una oración (intercalada en el texto del
cronista Viciana), en la cual no obstante estar escrita en
castellano, úsanse en ella de las propias palabras y de bastantes
giros latinos, para probar así que nuestra lengua, más que otra
alguna, viene de la latina, y es por ello la de mayor alteza. (I)

I: Además de lo que dicen Núñez de León y Aldrete
en sus libros acerca del origen del portugués y
castellano,
sobre la conformidad de las lenguas latina y castellana, demostrada
en los fragmentos que ya en prosa, ya en verso, han compuesto
diversos autores, para demostrar la indudable progenie de nuestro
idioma, véase lo que escribe d. Gregorio Mayans y Siscar en el tomo
I de los Orígenes de la lengua española, págs. 68 y 69: “…
si uno tiene un poco de arte puede formar razonamientos enteros, que
igualmente se entiendan en una i otra lengua (latina y castellana) i
cada una dellas los vindique a si. Desta suerte Juan de Mena empezó
su Tratado de Vicios i Virtudes, no sé si de industria o por acaso:

Canta tú, Christiana Musa.
I el Autor del Diálogo de las
Lenguas manifestó la gran conformidad de la latina i Castellana,
traduciendo los dos primeros Versos de la Epístola de Horacio a los
Pisones, comúnmente alegada con el título Arte Poética, porque
enseña grandemente los preceptos de ella. Pero el eruditíssimo
Maestro Fernán Pérez de Oliva con mayor artificio escrivió un
Diálogo latino i Español, siendo Interlocutores Siliceo,
Arithmetica, Fama. El qual Diálogo se halla al principio de las
Obras de aquel insigne Cordovés, publicadas en su misma Patria, año
1586, por su doctissimo sobrino Ambrosio de Morales, el qual cuando
tenía el cuidado de los estudios del Serenissimo Señor Don Juan de
Austria, le dirigió una Carta con semejante artificio. Practicóle
también el Dotor Luis González, hombre de excelente ingenio i
muchas Letras, que murió casi mozo, siendo del Consejo de la General
Inquisición, el qual continuó este artificio en algunos pliegos de
papel; D. Francisco de Castilla imprimió una Canción toda latina i
Castellana. Semejante habilidad manifestaron Juan de Guzmán en las
Notaciones que hizo sobre la primera Geórgica de Virgilio; el
Maestro Martínez en el fin de su Arte; el Licenciado Diego de Aguiar
en unos Tercetos; Sor Juana de la Cruz en un Villancico que empieza
Dionia María i otros muchos…
El Embajador de Portugal, D.
Pedro de Castro, se atuvo a lo dicho por Garcilaso, por ser él
(decía) miembro y parte de España; pero aunque todos concedieron la
primacía al castellano en aquella junta, el autor de las Alabanzas,
movido de amor regional, trata de probar que la lengua valenciana ha
nacido más directamente del latín que la castellana, y tiene menos
vocablos que éste de extraña procedencia.
La lengua Valenciana, escribe, en más de tres mil
vocablos es pura latina, y en los mismos vocablos la Castellana
difiere del latín, por añadir la última letra en el vocablo, como
por ejemplo:
latina Valenciana Castellana
Sermo sermó sermon
Oratio oració oracion
Devotio
devoció devocion

Item, la Lengua Valenciana tiene de su madre
la Lengua latina, los vocablos propios y no los tiene la Castellana
por añadir letras, o mudar de todo las letras, según parece por los
siguientes:

latina Valenciana Castellana
Absencia absencia ausencia
Ansa ansa
asa
Audacia audacia osadía
Avia avia aguela
Balena
balena vallena
Barba barba barva
Baro baró varón
Bova
bova yerva de agua
Cel cel cielo
Calx calx cal
Cella
cella celda
Charta charta hoja de libro
Corda corda
cuerda
Cistella cistella cestica
Columna columna
coluna
Concubina concubina manceba
Falx falx hoz para
segar
Farina farina harina
Fel fel hiel
Fervor fervor
hervor
Flama flama llama de fuego
Fossa fossa cava
Gala
gala agalla
Germana germana hermana
Glans glans
vellota
Herba herba hierva
Mel mel miel
Mica mica migaja
de pan
Scissura scissura cortadura
Sepia sepia xibia, pescado
Serra serra sierra
de hierro
Spelta spelta scaña
Stella stella
strella
Storachs storachs storache
Stora stora stera de
esparto
Rebellio rebellio rebeldía
Rector rector
retor
Redemptor redemptor redentor
Regina regina
reyna
Reprehensor reprehensor reprehendedor
Rixa rixa
rencilla
Ros ros rocio
Scala scala scalera
Schola schola
scuela
Superbia superbia sobervia
Tata tata tayta de
niño
Terra terra tierra
Tumor tumor hinchazón
Vespa
vespa avispa
Vimen vimen vimbre
Viola viola violeta
Os os
hueso
Porta porta puerta
Porca porca tierra entre dos
sulcos
Porcella porcella lechona
Pustula pustula
postilla
Murmur murmur murmullo de gente
Mustela mustela
comadreja
Natura natura naturaleza
Oliva oliva azeytuna
Mola
mola muela de molina

latina Valenciana
Castellana
Argentum argent plata
Autumnus autumne
othoño
Cepa cepa cebolla
Clavis clau llave
Coda coa
cola
Collum coll cuello
Columba coloma paloma
Coxa cuxa
nalga o anca
Confectura confectura confacionadura
Crusta
crosta corteza
Defensor defensor defendedor
Delicie delici deleyte
Demencia demencia locura
Dens dent diente
Despectio despeccio desprecio
Draco drac dragon
Fames fam hambre
Fenestra
finestra ventana
Ferrum ferro hierro
Filius fill hijo
Filum
fil hilo
Fimus fem stiércol
Flocus floc flueco
Fons font fuente
Formica formiga hormiga
Fraus frau engaño
Fremun fre freno
Frumentum forment trigo en general

Fumus fum humo
Furtum
funt
hurto

Fundamentum fonament cimiento
Fussus fus huso
Gemma gema hiema de sarmiento
Gemitus gemit
gemido
Gibba geppa corcoba
Gingiva geniva enzías
Hamus
ham anzuelo
Homo home hombre
Jocus joc burla de
palabras
Juncus junc junco
Lacus llac lago o
zaquizamí
Licatura lligadura atadura
Legumen llegum
legumbre
Lilium lliri azuzena
Linus llim limo
Lexivia
llexin lexía
Lumen llum lumbre
Mamilla mamella tetica
Mirtum murta
arrayan
Morsus mos bocado o mordedura
Milium mil mijo
Mors
mort muerte
Mucus moc moco
Mulier muller muger
Mulus mul
mulo
Nasus nas nariz
Napus nap nabo
Nomen nom
nombre
Oleum oli azeyte
Ovum ou huevo
Ora vora orilla de
mar
Ordeum ordi cebada
Petra pedra piedra
Palea palla
paja
Panis pa pan
Pomum poma manzana
Pellis pell
pellejo
Porcus porc puerco
Posticum postic postigo
Pratum
prat prado
Princeps princep príncipe
Pruna pruna
ciruela
Ramus ram ramo
Riuus riu rio
Rasum ras raydo
Rota
roda rueda
Serpens serp serpiente
Sevum seu sevo
Sela
sella silla de andas
Sabula sablo tierra arenosa
Sagita
sageta saeta
Socus soc sucio
Status stat estado
Sagma
salma

Sagma salma enxalmo o albarda
Salamandra salamandra salamanquesa
Sarmentum sarment sarmiento
Scandalum scandil tropezadero
Sucus suc zumo
Talpa talp topo, animal
Tempus temps tiempo
Tonus to tono
Tenebre tenebres tinieblas
Tymus tymo tomillo
Torrens torrent arroyo o
chorro
Turdus tord zorzal, ave
Vernix vernis barniz
Vesper vespre la tarde
Vinum vi vino
Virus veri ponzoña
Viscum visc liga
Vomitus vomit vómito

… La Lengua Valenciana es hija, y factura de
la Lengua latina por derecha línea y propagación, y la Lengua
Castellana procede de madre bastarda por ser compuesta de la Romana
latina que fué latín corrompido, y en la venida de Roma a Castilla
más se corrompió. Y si toda vez pretende tener vocablos latinos,
viénenle por tercera Lengua, entre las dos, lo que en la Lengua
Valenciana no hay medio alguno, porque
beve
en el nascimiento de la fuente latina…

1587.

3. De
la antigva lengva, poblaciones, y comarcas de las Españas, en que de
paso se tocan algunas cosas de la Cantabria. Compuesto por el
Licenciado Andrés de Poça, natural de la ciudad de Orduña, y
auogado en el muy noble y leal señorío de Vizcaya.
Dirigido a
Don Diego de Auendaño y Gamboa, señor de las casas de Vrquiçu, y
Olasso, y de la villa de Villa Real y sus Valles, y Ballestero mayor
del Rey nuestro Señor, &c.
(E. de a. del mecenas, Grab. en
mad.) Con priuilegio Real, impresso en Bilbao por Mathías Mares,
primer impressor de Vizcaya. Año de 1587.

4.°-4 hs. Prels. +
70 págs. dobs. + 34 páginas dobs. – Sign. A-T, de 4 hs. menos la
últ. de 2; una h. sin sign. otra con V 7, B-I, de 4hs.

Port.
– A la v.: Lic. y priv. real por diez años: San Lorenzo 21 de Julio
de 1584. – Dedicatoria del autor a D. Diego de Avendaño. – Pról, al
lector. -Tabla de los capítulos. -Erratas. -V. en b. – Texto, que
contiene 17 capítulos; sigue un tratado de Prisca Hispanorum lingua,
y termina con el de las antiguas poblaciones y comarcas de las
Españas, con los nombres y sitios que al presente le corresponden,
el cual lleva foliación distinta, a pesar de que en la tabla dice
que comienza en la pág. 71.

De la lengua latina han resultado las generales que
agora se usan en Italia, España, Francia y Vvalachia. (Pág. 13.)

En nuestra España, allende de la lengua hebrea y general del
mundo, luego entró la vascongada como puramente babylónica, y en
tercer lugar entró la lengua griega, y en cuarto la phaenicia, en
quinto la africana, en sexto la romana, y en séptimo lugar se nos
pegaron algunos vocablos góticos; en vltimo lugar los árabes
naturalizaron la suya hasta las montañas. (Págs. 13 vta. y 14.)

La venida de los vascongados de los campos de Armenia y de
las llanuras de Senaar, para habitar la España, en donde lograron
oprimir y extinguir la lengua hebrea, que era la que entonces se
hablaba en la Península, es el principal fundamento de este libro,
que carece de toda crítica científica. Así se leen en él,
consignados sin pruebas ni argumentos sólidos, principios
históricos, como el de que la lengua hebrea fué la general y
materna del mundo (pág. 9); hechos como el de que los antiguos

españoles poblaron una provincia en Asia y en ella fundaron
villas de apellido vascongado
(pág. 20); juicios como el de que
la lengua vascongada no es menos substancial y philosóphica que las
más elegantes de Europa (página 30) y otros asertos semejantes, que
se han venido repitiendo, con pequeñas variaciones, desde el siglo
XVI acá, por muchos halucinados escritores bascófilos.

El
Ldo. Poça, no obstante las conclusiones que propone en su libro,
aconsejadas muchas de ellas sin duda por un mal entendido amor
regional, fué hombre de mucho estudio y buena inteligencia. Así lo
justifica otra obra que compuso, (en la cual hay algunos curiosos
datos referentes a su vida y
estudios), intitulada: Hydrografía,
la más cvriosa qve hasta aqví ha salido a lvz, en que demás de su
derrotero general, se enseña la nauegacion por altura y derrota, y
la del Este Oeste: con la graduación de los puertos, y la nauegacion
al Catayo por cinco vias diferentes. Compuesto por el
Licenciado
Andrés de Poça, natural de la ciudad de Orduña abogado en el muy
noble y muy leal Señorío de Vizcaya.
(E. de a. Grab. en mad.
con esta leyenda a los lados:
En Ayala mariaca y contra la
ponçoña theriaca.)
Impresso con priuilegio Real en Bilbao por
Mathías Mares. Año de 1585.
-4.° -3 hs. + 142 páginas dobs. +
2 hs. finales. – Sign, a, A-S, de 8 hs. menos la primera, de 4.
-Portada. -a la v.: Ap. por Iuan Bautista Antonelli: Aranjuez 4 de
Mayo de 1584. -Lic. y priv. real: San Lorenzo 19 de Mayo de 1584. –
Pról, al lector:

Es tan diferente el gusto de los hombres,
que mal podrá vno satisfazer a todos, y assí es cierta cosa que los
que ocupan su vida en escriuir, por ciertos fines, se ponen en
peligro de los detractores; vnos por ser reputados por sabios, y
ganar loa entre los mortales, otros por ser agradecidos y estimados
de sus conterrános. Pues ninguna destas se podrá a mí atribuyr
como sea abogado y en profession agena. Solamente (amigo lector) me
ha movido el zelo de la caridad. con los naturales destos reynos,
para darles notizia de lo más necessario y vtil, que hasta aquí no
se hauia publicado, conuiene sauer el secreto de las entradas y
salidas de los puertos más señalados de la Europa… Aquí he
juntado lo más curioso que se halla escrito en las lenguas italiana,
francesa, inglesa y flamenca… Suplico os tengays por bueno mi
cuidado y zelo, porque la voluntad y intención ha sido de
aprovecharos, con las lenguas de que tengo noticia y con la facultad
que estudié, quando no pensé venir a necessidad de ser abogado en
Vizcaya, auiéndome criado en mi juuentud con mucha largueza, nueue
años en la Vniuersidad de Louayna, y diez en Salamanca, donde me
gradué de Licenciado en leyes año de 1570, de la cual mi profession
y otras presto (Dios queriendo) vereys algún testimonio. -Tabla de
capítulos. – Texto.

En el códice de la Biblioteca Nacional de
Madrid, que lleva la signatura R-207, y tiene por título Museo de
las medallas desconocidas de España, que publicó D. Vincencio Juan
de Lastanosa en Huesca el año MDCXLV. Baria ervdicion Para Illustrar
La segunda Impresión del Museo De las medallas de España, Que
Publico D. Vincencio Iuan de Lastanosa, (en 4.°, 213 fols. muchos en
blanco), hay un extracto del libro del Ldo. Poça, que ocupa desde el
fol. 72 al 83 vto.

1601.

4. Discvrsos de la
certidvmbre de las reliqvias descvbiertas en Granada desde el año de
1588 hasta el de 1598 Autor el doctor Greg. ° López Madera fiscal
de su Magestad en la Chancilleria de la dicha ciudad. Dirigidos al
illvstrissimo S. Cardenal de Gvevara Inquisidor general destos reinos
del Consejo destado de sv Magestad. & Impresso Con licencia en
Granada por Sebastian de Mena. Ano de 1601.

4,°mayor-10 hs.
prels. + 167 págs. dobs. + 10 hs. finales. – Sign. A-Z, de 8 hs.
menos la últ. de 6. Port. grab. con el tít, en el centro. -Tasa;

Madrid 30 de Enero de 1601. -Erratas, suscritas por Juan
Vázquez del Mármol en Madrid a 20 de Diciembre de 1600. -Priv. por
diez años. -Aprob, por el P. Ioseph Villegas. S. J.: Madrid 6 de
Marzo de 1600. – Ded. Al Card D. Fernando Niño de Guevara. – Pról.
-Lugares de la Sag. Escrit. citados en la obra. – Indice de autores.
-Tabla de los capítulos de la obra. – Texto. – Indice de cosas
notables. – H. en b.

Además de las muchas ideas críticas,
históricas y gramaticales sobre la lengua castellana esparcidas por
toda esta obra, la segunda parte comienza por estos dos capítulos:

Cap. 18. De la satisfacción de la primera duda, y de la
lengua que se hablaba en España en tiempo de Romanos, y en qué se
equivocan los que pusieron esta dificultad.

Cap. 19. De la
diferencia de los idiomas y lenguages, y en qué consiste el dialecto
de cada nación, donde se muestra como se hablaba en España siempre
la lengua, que agora se llama Castellana.

El autor de este
libro fué hombre de grande ilustración e ingenio, pues así manejó
la pluma con aplauso de las gentes, como el pincel y la paleta; así
desempeñó con acierto una cátedra en la Universidad complutense,
como ejerció difíciles cargos públicos en los que mostró singular
prudencia y otras dotes que le ensalzaron en 1619 al Consejo de
Castilla. No nació el año 1574, como escribe Ceán Bermúdez en el
tomo III de su Diccionario de los más ilustres profesores de las
Bellas Artes en España, siguiendo los errores de otros, sino en
1562, día 10 de Mayo, según el mismo López Madera dice en el cap.
XXXVI de esta obra suya, en donde dejó consignadas sus particulares
opiniones sobre el origen de nuestra lengua, que vamos a exponer a
continuación.

¡Lástima es que ingenio tan bien cultivado
caiga en el extravío de afirmar y de querer probar que la lengua
matriz y primitiva de España fué el español mismo, el cual, según
él decía, no fué posible desterrar a los romanos cuando
enseñorearon nuestra Península!

No niega, sin embargo, este
autor la semejanza de las lenguas latina y española; pero la deduce
de haberse formado la primera de la segunda (a la cual considera como
idioma original y uno de los 72 del Génesis) por las continuas
comunicaciones habidas entre ambas provincias en el siglo I.

Dice
que el llamarse romance nuestra lengua no es por ser derivada del
latín, sino porque los godos, al invadir España, llamaron romanos a
sus moradores, supuesta su fe y el haber defendido a veces los
derechos de los Emperadores romanos, y, en consecuencia, llamaron
romana a nuestra lengua, que después, por corrupción, se llamó
romance, como los franceses la llaman también a la suya.

Contra
la opinión de Fr. Alonso Venero y Esteban de Garibay, consigna que
la lengua vizcaína o cántabra fué siempre diferente de la general
de España, y que no parece haber tenido mucha comunicación con la
griega y latina.

Escribe que la Gramática española es muy
artificiosa y concertada y que no depende de la latina ni es
semejante a ella, (menos aún que ésta de la griega), a cuyo fin
recuerda la uniformidad de nuestros artículos, la división de los
nombres, etc. Y no porque no ay libros desto se a de entender
que
nuestra lengua no tiene su propia Gramática; porque no penden los
lenguages de los preceptos, sino los preceptos se sacan del uso de
los lenguages.

Apóyase también en el Diccionario para
demostrar su tesis, diciendo que la lengua española está llena de
vocablos propios que no son griegos ni latinos, ni tomados de otras
naciones; que los autores latinos citan muchas voces españolas como
propias de esta lengua; que infinitos nombres de familias y pueblos
españoles antiguos eran los mismos entonces que hacía mil años, y
que muchos refranes castellanos se hallan en las lenguas llamadas
clásicas. Todo lo cual no se opone, según el Dr. Madera, a que se
hayan convertido en la sucesión del tiempo muchos vocablos latinos
en españoles, y otros góticos y arábigos, según lo prueba
Vuolfgango Lacio en el largo cathalogo de
vocablos que tomamos de
los godos (lib. II, De migration. gent.), y otro catálogo de los que

nos han quedado de los árabes, y éste bien extendido, que anda
junto con el vocabulario de Antonio (Nebrija). Si bien añade que el
buscar etimologías y deducciones extranjeras para los vocablos es
cosa sin fundamento, de donde proceden muchos errores; porque si
estas deducciones no son evidentes, señal es que la propiedad se
refiere a la antigua lengua española.

En lo tocante a
ortografía, única parte estimable y bien razonada de esta obra
(según puede verse en el libro segundo de la presente), dice que es
justo se imite la latina, aunque el autor niega a Herrera las
cualidades que sólo sus émulos pusieron en duda, y da mayor
autoridad al uso que al propio valor de las letras en el empleo de la
i y de la y.

1603.

5. Diálogos de las cosas notables
de Granada, y lengua española, y algunas cosas curiosas. Compvestos
por el Licenciado Luys de la Cueva, Clérigo presbítero. Pruéuase
que la lengua
latina ha tomado mucho de la española. Dirigidos
al illvstrissimo Señor Cardenal D. Fernando Niño de Gueuara, mi
señor. Arçobispo de Seuilla Florida per campos ostendunt Lilia
septem Illustrium Clipeos, insignia nota Viuorum Praesulis, &
nostri clara gestamina gentis Auxit quae digno Fernandus & ipse
Galero. del Consejo de Estado de su Magestad. Impresso con licencia
en Seuilla, por Fernando de Lara en la calle de la Sierpe. Año de
1603.

4. -Sin foliar, – Sign. A-K, de 4 hs,
Port. -A la
V.: Aprob. del Dr. Iuan Hurtado; Sevilla 18 de Mayo de 1603. -Lic.
del Provisor y Vicario D. Felipe de Haro: Sevilla 21 de marco de
1603. -Erratas. – Ded. del autor al Arzobispo de Sevilla D. Fernando
Niño de Gueuara. -Al Lector. -Suma del libro:
… ay en aquella
ciudad (Granada) vna escritura en castellano de más de 1.500 años,
y se descubre la mucha antigüedad de aquella lengua: se responde a
las razones contrarias, la más fuerte dellas es que los romanos
introduxeron el latín en España, y que del corrompido resultó la
lengua castellana, como si no fuera lo mismo en todo el mundo, y
principalmente en Constantinopla, donde estuvo la silla del Ymperio,
y con todo esso no vemos que habla latín corrompido, donde vuo mayor
ocasión
que en España, y assí me parece falsa la opinión, y
por las razones que se alegan en este libro de todo punto imposible.
– Texto, dividido en once diálogos de indigesta erudición,
procedente de los falsos cronicones en su mayor parte. En el diálogo
noveno, siguiendo al Dr. López Madera, repite lo que había
anunciado en la suma del libro; pero sin que en los argumentos que
allí aporta para defender aquel falso principio, diga nada nuevo ni
bueno.

Acerca de los documentos falsos en que se fundó este
autor y el citado en el número que antecede, y los que luego
siguieron a ambos, escribe el P. Martín Sarmiento, ilustre
benedictino del pasado siglo, en sus Memorias (págs. 97 y 98),
publicadas en 1775, lo siguiente:
Al acabarse el siglo
decimosexto, se desenterraron en Granada varios pergaminos, láminas
e inscripciones, y se atribulan a San Cecilio, discípulo de
Santiago. Entre ellos había un poema en castellano que hoy es
vulgar, paráfrasis de una profecía de San Juan, y Aldrete en la
pág. 304 de sus Varias antigüedades de España (impresas en 1614),
pone para ejemplo este verso:

La edad de la luz ya comenzada.

Había dicho Aldrete, y probado antes en su libro del Origen
de la Lengua Castellana, que nunca había existido el vulgar
Castellano hasta después de la irrupción de los Godos, y que se
había originado, como otras muchas lenguas, de la corrupción de la
lengua latina. Pretendieron impugnarle algunos, y no pudiendo
convencerle a lo contrario con razones, le instaron con los
monumentos Castellanos, coetáneos a los Apóstoles, y recientemente
descubiertos en Granada,

Puesto Aldrete en extremo de no
deber retractarse de su dictamen, y de no atreverse a dar por
apócryphos aquellos monumentos, inventó aquel medio de decir que
aquellos contextos Castellanos se hablan escrito en profecía y en
lengua que no se usaba, ni había en el mundo, pero que existiría
muchos siglos después. Jamás creeré que un hombre tan erudito y
juicioso como Aldrete, asintiese de veras a este dictamen. Antes creo
que aquella salida la dio para ratificarse más en su primer
dictamen, dando milagrosa solución a argumento tan portentoso.

Entonces aún no se habían examinado por tribunal superior
aquellas láminas. Hoy están ya en paraje que no se necesita
recurrir al medio de Aldrete para insistir en que la lengua
Castellana es dialecto de la latina. Papebroquio en la Vida de San
Fernando, a 30 de Mayo, pág. 285, pone la noticia y catálogo de
aquellos monumentos de Granada, y, por consiguiente, la prohibición
de ellos en 1641 y la condenación en el año de 1682.

1606.

6. Origem da lingoa portvgvesa. Per Dvarte Nvnez de Liao,
desembargador da casa da
svpplicaçao,
natvral da inclyta cidade de Evora: Dirigida a el Rei Dom Philippe II
de Portugal nosso Senhor. Em Lisboa: Impresso por Pedro Crasbeeck.
Anno MDCVI.

8° -3 hs. prels. + 150 págs. + 1 h, en blanco.
– Sign. A-K, de 8 hs. menos la primera y la última, que son de 4.

Port. -V. en b. -Licenças: por el P. Paulo Ferrer: Lisboa 10
de Iulho de 1601; por Marcos Teixeira, Bartolameu d Afonsequa y Ruy
Pirez da Veiga: Lisboa 19 de Iulho de 1601; por Simāo
Borges: Lisboa 17 de Iulhio
de 1601, y por Pereira y D. dAguiar: Lisboa XVI de Nouembre de 1601.
-Authoris in inuidos Carmen. Inuide quid tetro haec suffundis scripta
veneno?
Et carpís quae non efticere ipse potes?
Si non
assequeris, cur taxas? si bona quam sint Agnoscis, cur non laudibus
vsque vehis?
Aut calamo scribe arrepto meliora, vel atro Inclusum
tacitus pectore virus habe.

-Ao Invictissimo Catholico Rei
Dom Philippo II de Portugal nosso Senhor… -E agora por me
refocillar do trabalho de outros studos mais pesados, tentei fazer
este tractado da origen da mesma lingoa /portuguesa/, & das
outras mais de Hespanha… De Lisboa oito de Maio de MDCVI -Erratas.
– Texto: consta de 27 capítulos.

Cap. 1. Da mudanza que as
lingoas fasem per discurso de tempo.
Cap. II. Da lingoa que a
principio se fallaua en Hespanha.

…Qvestāo
he tratada de muitos, que lingoa fui a
que primeiro se fallou em Hespanha, que tem a resposta tan incerta,
quam incerto he que gente foi a que primeiro veo apportar a ella…
esta manifestó que como em Hespanha hauia diuisāo de gétes &
de senhorios, & as gétes erāo tam differétes, assi hauia
differétes lingoagés, & que as mais dessas gétes fallauāo a
lingoa Grega, pois os mais dos estrágeiros, que naquella prouincia
concorriáo, & vinhāo negocear, erāo Gregos…

Cap.
III. Como os Hespanhoes tiuerāo letras antes que os Romanos viessem
a Hespanha.

Cap. IIII (IV). Da inuençāo das letras, &
sua antiguedade.

Cap. V. Que as lingoas cada día se renouāo
com nouos vocablos per que se deixāo ou emendāo os antigos. …O
referir os vocabulos que sobre a grammatica os Romanos tomarāo dos
Gregos, seria encher muitas folhas de papel, que deixo, porque a
todos sāo notorias as partes da grammatica, prosodia, ortographia,
etymologia & syntaxis, & quanta multitāo tem de figuras, &
metaplasmos…

Cap. VI. A lingoa que oje falla em Portugal
donde teve origem, & porque se chama Romance.

Desta
introduçāo da lingoa latina, que os Romanos fizerāo em Hespanha, &
como de muitas naçóes & varios costumes, se vierāo a
conformar, & parecer tudo hum povo de Romanos, he teste minha
mesma lingoa que oje fallamos, ainda que corrupta, & húa pedra
antiga que se achou na cidade de Empurias do reino de Aragáo, que
era habitada de Gregos, & Hespanhoes que diz asi:

Emporitani
popvli graeci hoc
templvm svb nomine dianae
ephesiae eo
secvlo condidere,
qvo nec relicta graecorvm lingva,
nec
idiomate patriae iberae
recepto, in mores, in lingvam,
in
ivra, in dictionem cessere
romanam. m. Cetego et Lvcio Apromo.
coss.

Cap. VII. Das muitas maneiras perque se causou a
corrupçāo da lingoa latina que em Hespanha se fallaua na que se oje
fabla.

Indica el autor que los pueblos bárbaros que
invadieron la Península corrompieron la lengua latina casta y pura
que se hablaba, y señala, con ejemplos, las siguientes formas de
corrupción:
1: la que se comete en la terminación de las
palabras.
2: por disminución de letras o sílabas.
3: por
acrecentamiento de letras o sílabas.
4: por transmutación o
cambio de unas letras en otras semejantes o distintas.
5: por
mudanza de género.
6: por mudanza de número.
7: por mudanza
del vocablo en otra forma a causa de significación distinta.
8:
por impropiedad del significado.
9: por mediación de la figura
llamada metáfora.

Cap. VIII, De algús vocabulos Portugueses
tomados dos latinos, que pella corrupçāo que se delles fez estāo
obscuros.

Este capítulo y los dos siguientes lo constituyen
numerosas listas de vocablos, con sus correspondientes originarios al
lado.

Cap. IX. Dos vocabulos que tomamos dos Grecos.

Cap.
X. Dos vocabulos que os Portugueses tomāo dos Árabes. (Lista de 207
palabras con sus etimologías.)

Cap. XI. Dos vocabulos que os
Portugueses tomarāo dos Franceses.

En este capítulo y en el
siguiente yerra el autor a menudo, porque casi todas las voces que
indica las tomaron, así el francés como el portugués y el
castellano, directamente de su madre común el latín.

Cap.
XII. Dos vocabulos que tomamos dos Italianos.

Cap. XIII. Dos
vocabulos tomados dos Alemáes.

Cap. XIV. Dos vocabulos que
temos tomados dos Hebreos & Syros.

Cap. XV. Dos vocabulos
que nos ficarāo dos Godos,

Cap. XVI. Dos vocabulos que os
Portugueses tem seus natiuos, que nāo tomarāo de outras gentes que
nos saibamos.

Cap. XVII. De algús vocabulos antigos
Portugueses que se achāo en scripturas, & sua interpretaçáo.

Cap. XVIII. De algús vocabulos que usāo os plebeios, ou idiotas
que os homés polidos nāo deuen vsar.

Cap. XIX. Como a
lingoa portuguesa com a mais lingoas vulgares em algúas cousas he
mais curta que la latina.
Refiérese a las voces del verbo, a la
declinación, a los comparativos, etc.

Cap. XX. Da copia da
lingoa Portuguesa em deriuar de húa soa palaura muitas mais que a
dos latinos.

Cap. XXI. De algúas palauras Portuguesas &
maneras de falar, que se nāo podem bem explicar per outras latinas,
nem de outra lingoa.

Cap. XXII. Porque os Portugueses nāo usurpāo
tantos vocabulos dos Castelhanos como tomāo de outras naçoés mais
remotas.

Cap XXIII. Porque a lingoa Portuguesa se nāo toma
das outras naçoés com a facilidade, com que os Portugueses tomāo
as outras lingoas.

Cap. XXV. De que lingoa tomarāo os
Portugueses os vocabulos de que tiuerem falta ou lhe forem necessario
pera ornamento do que fallāo ou escreuem.

Cap. XXVI. Da
eleçāo que deuemos fazer dos vocabulos, & de exame, &
circumstancias delles.

Por lo que precede y por la fecha en
que fué escrito, se habrá formado exacta idea de la importancia que
tiene este libro en el estudio de los trabajos relativos a los
orígenes y formación del castellano. El acierto que predomina en
todas las proposiciones históricas que el autor consigna, no es
menor que las razones de varios órdenes con que las apoya; y es de
advertir que, aunque las conclusiones y el método son semejantes al
método y a las conclusiones que el Dr. Aldrete muestra en el libro
de que a continuación trataremos, la obra de Núñez de León, a
pesar de que no tenemos noticia de que se hiciera edición anterior a
la presente, fué escrita y censurada para ser impresa cinco años

antes que la del Canónigo de Córdoba, según lo testifican las
licencias de la obra portuguesa, fechadas en Julio y Noviembre de
1601, y la aprobación del Dr. Rueda y el privilegio del Papa Paulo
V, de la castellana, extendidos en Mayo y Octubre de 1606, Sirva esta
observación comparativa y puramente externa de advertencia para los
que pudieran imaginar a primera vista que alguno de estos autores
utilizó el libro del otro para escribir el suyo; aunque bien claro
está, después del examen de ambas obras, que la gloria de la
originalidad en los procedimientos científicos empleados y en los
hechos que los dos autores aportan es propia de cada uno de ellos, ya
que tuviesen necesariamente que coincidir a veces, por ser el mismo
el camino que seguían.

Mayans, en sus Orígenes de la lengua
española (tomo I, págs. 59 y 60), ensalza así el libro de Núñez
de León, mostrando en sus palabras que la obra portuguesa y la de
Aldrete se escribieron con absoluta independencia cada una de ellas
respecto de la otra:
Del Origen de la Lengua Portuguesa (dice d.
Gregorio) escrivió harto bien Duarte Núñez de León, el qual
publicó su Libro en Lisboa Año 1606, en 4.°, al mismo tiempo que
el Canónigo Aldrete imprimía el suyo del Origen de la Lengua
Castellana, por estar generalmente detenidas en España, por algunas
causas, todas las licencias de imprimir libros de nuevo (I). Vese
claramente que las lenguas Portuguesa i Castellana, son dialectos muy
conformes entre sí; pues Núñez de León señaló a la Portuguesa
los mismos Orígenes que Aldrete a la Castellana, y en el fin del
cap. XXV del Origen de la Lengua Portuguesa, puso unos versos
heróicos
de incierto Autor, escritos en Portugués y en latín, y pudiera
añadir que también en Castellano, los quales, aunque no contienen
grandes pensamientos, merecen trasladarse aquí, por
averse
compuesto con tan extraño artificio.

I: Dícelo asi Aldrete
en la dedicatoria de su libro. Las causas eran las disensiones de la
Corte de España con la Romana.

El Himno es
en alabanza de Santa
Ursola,
i de las Vírgenes Mártires, sus gloriosas compañeras, i dize así:

Canto tuas palmas, famosos canto triumphos,
Ursula,
Divinos, Martyr, concede favores,
Subjectas sacra Nympha, feros
animosa Tyrannos.
Tu Phenix vivendo ardes, ardendo triumphas.

Illustres generosa choros das, Ursula, bellas,
Das, Rosa
bella, rosas, fortes das, Sancta columnas.
Eternos vivas annos, o
Regia planta,
Devotos cantando Hymnos: vos invoco Sanctas,
Jam
puras Nymphas amo, adoro, canto, celebro.
Per vos felices annos,
o candida turba,
Per vos innumeros de Christo spero favores.

A
Duarte Núñez, aunque nacido en Evora y educado en la Universidad de
Coimbra, debemos considerarle como español, porque después de
muerto el Cardenal Rey D. Enrique, siguió el partido de Castilla y
defendió calurosamente los derechos de Felipe II a la corona de
Portugal.

De su Origem da lingoa Portuguesa se hizo una
reimpresión, a costa del librero Roland, en Lisboa, el año de
1781.

7. Del origen, y principio de la lengva castellana ó
romance que oi
se usa en España. Por el Doctor Bernardo Aldrete. Canónigo en la
Santa Iglesia de Córdova. (E. de armas reales.) Dirigido al Rei
Catholico de las Españas Don Philippe III deste nombre nvestro
señor. Con preuilegio del Srmo. Pontefice, y licencia de los
superiores. En Roma acerca de Carlo
Wllietto
en el año del Señor
j606.
-(Al fin:) En Roma. Por Carlo Wulliet. MCDVI. Con licencia de los
Superiores.

4.°-4 hs. prels. (la port. Grab. inclusive) +
371 págs. + 18 de sumario y tabla. – Sign. +,
A-Z, Aa-Ee, de 8
hs. menos la última y primera de cuatro.

Port. Grab. en cob.
– Pról. -Priv. latino del Papa Paulo Valantor: Roma 16 de Octubre de
1606. -Aprob. del Dr. Andrés de Rueda Rico: Roma 28 de Mayo de 1606.
-Lie, – Texto. -Sumario. -Tabla general. – Errat. -Registro. -E. de
la Comp. de Jesús. -Nota final.

Segunda edición:

Del
origen y principio de la lengva castellana, o Romance que oy se vsa
en España. Compvesto por el Doctor Bernardo Aldrete, Canónigo en la
Santa Iglesia de Córdova. Al Señor Don Gregorio Altamirano
Portocarrero, Cauallero de la Orden de Santiago, del Consejo de Su
Magestad en el de Hazienda y su Contaduría mayor de la Orden, y
Caballería de Alcántara, &c.
Año (e. del i.) 1674. Con
privilegio. En Madrid, por Melchor Sánchez. A costa de Gabriel de
León, mercader de Libros, véndese enfrente de la calle de la Paz.
Año 1674. (Rojo y negro.)

Fol. -4 hs, prels. -h 89 fols, +
una para terminar el sumario.

Parte primera del Tesoro de la
lengua castellana o española, compvesto por el Licenciado Don
Sebastian de Covarrubias Orozco. Añadido por el Padre Benito Remigio
Noydens.

Madrid. Melchor Sánchez, 1674,-6 hs. prels, 274
fols. y 1 de elenco.
-Parte segunda del
Tesoro de la lengua castellana, o española. Madrid. Melchor Sánchez,
1673. -213 hs. fols. la portada inclusive, 2 de elenco y 1 en que se
repiten las señas de la impresión con el
año MDCLXXIV. -Tres
partes en un volumen en folio.

Libro de capital importancia,
sobre todo por la fecha en que sus conclusiones científicas fueron
propuestas.
Está dividido en tres partes. Trata en la primera de
la dominación romana en España, de las poblaciones o colonias que
se fundaron, y coligiendo de que, siendo la vida española de
entonces vida romana por la religión, las leyes y las costumbres,
fué la lengua latina también la generalmente hablada en la
Península, o sea la lengua vulgar de todos los habitantes. Con
argumentos históricos y graves autoridades prueba Aldrete sus
proposiciones, admitiendo con todo que muchas de las lenguas antiguas
se conservaran en algunas partes y pueblos, ya porque sus habitantes
estaban más retirados y apartados del trato y comercio de los
romanos, ya por ser sus naturales muy recios
y ásperos e
incapaces de adaptarse a la policía
propia del pueblo romano, por la fuerza de las armas. A este fin cita
el autor inscripciones puestas en los monumentos públicos,
denominaciones de pueblos y comarcas, textos de escritores coetáneos
y nombres de varones insignes que en la lengua latina comenzaron a
florecer en España, concluyendo por señalar el tesón con que Roma
vencedora impuso, por medio del hierro, su lengua a los naturales de
la península.

Aunque los romanos (dícese al comenzar la
parte segunda) por todo su imperio introduxeron su lengua, esto fué
con alguna mengua y quiebra de su elegancia y pureza, porque también
recibieron vocablos peregrinos. La mudanza de nuevos imperios lo
causa también en la lengua (añádese luego): que mientras se
conservó el romano perseveró ella, y acabado se estragó y mudó,
haciéndose de sus cenizas y ruinas otra; porque los vencedores
pretendieron conservarla y acomodarse a ella y no lo pudieron
conseguir y la destruyeron. Con la venida de los Godos, y otras
bárbaras naciones a Italia y a las provincias del Imperio, los
vencidos se hubieron de acomodar a la lengua de los vencedores, los
cuales desearon y procuraron aprender la latina, que se les dio muy

mal, y la corrompieron; y unos y otros, cada uno por diverso
camino, vinieron a dar principio a la lengua castellana e italiana.

Trata después de la fecha en que se tradujeron en romance las
leyes del Fuero Juzgo; de las causas por que, al par del castellano,
nacieron otras lenguas en España, y de los vocablos que se
conservaron procedentes de la lengua hispana anterior a la dominación
de Roma. Refuta las opiniones de los que habían pretendido proclamar
el romance como la lengua antigua de España.
Consigna curiosas
observaciones sobre el arcaísmo en las lenguas; y por lo que se
refiere al castellano, publica una lista de cerca de doscientas voces
castellanas en aquella fecha ya anticuadas. Muestra cómo, a su
juicio, los vocablos del romance se derivan del latín, y señala
algunas modificaciones fonéticas con acierto, examinando
particularmente cada una de las letras del alfabeto en el tránsito
del latín al castellano. Obvio es indicar que el autor, no
sospechando siquiera las leyes de las radicales, que constituyen una
de las glorias de la moderna lingüística, no se atiene más que a
la semejanza fonética. Aldrete estudia, al fin, comparándolos, el
italiano y el castellano, el catalán y el portugués respecto del
latín, para evidenciar la semejanza y hermandad de estas lenguas con
relación a aquélla, obteniendo, como es de presumir, por este
procedimiento fructíferos resultados.

En el tercer libro se
da razón de otras influencias que sufrió nuestra lengua, como la
que los griegos tuvieron en ella, y directamente, ya por medio de los
romanos. Pruébalo el autor publicando una lista de cerca de cien
vocablos griegos, que, con pequeñas variaciones fonéticas, ha
aceptado el castellano, y dedicando un capítulo a tratar de los
muchos nombres topográficos de España
que parecen tener su
origen en el idioma helénico.

Estúdianse también en el
cap. IV los orígenes de algunos nombres castellanos procedentes del
hebreo; en el cap. XIV los vocablos godos que hay en el romance, de
los cuales se coleccionan alfabéticamente más de cuarenta; en el
cap. XV los arábigos que hay en nuestra lengua poniéndose

asimismo, por el orden del a, b, c, una lista de ciento ochenta y
nueve palabras de origen árabe.

La obra de Aldrete termina
alabando las muchas partes dignas de estima que tiene el lenguaje
castellano.
Conviene ahora, después de haber dado idea general
de este importante libro, señalar aquí las observaciones fonéticas
que el autor acopia en él,

Cap. IX. -Muéstrase, que los
vocablos del Romance se derivan del latín, dízense
las causas, por qué en algunos es clara su derivación, i en otros
obscura.

Habiendo hasta aquí probado en general que la
lengua Castellana, se deriva de la latina, parece conveniente que
descienda a tratar más en particular, de las palabras de que ella
usa. Las cuales por la mayor parte, o son conocidamente latinas, o
tienen della su derivación más clara, o más obscura, según que en
su principio, o con el tiempo se han apartado de las originales. De
las primeras son tantas, que casi no se pueden numerar…

Las
que tienen su deriuacion más obscura, es por una de quatro causas,
que son, o porque los vocablos de donde vienen no se saben, ni se
conocen por latinos, o porque muchas palabras significan aora otra
cosa, de lo que al principio, usándolas por semejanza o translación.
La tercera es, o porque en muchas se an variado letras, o añadido o
quitado. Finalmente: o porque an concurrido en algunas estas cosas
todas juntas, i assí éstas se incluyen en las primeras…

Cap.
X. -Derivación de los vocablos de Romance, en que se mudan unas
vocales por otras.

Au latino = O romance. Ejemplos:
Auca,
audere, audire, aurum, aures, aut, autumnus, cauda, caulis, causa,
cauca, caucoliberis,
Cauria, cauto, gaudium, laudare, Laurentius,
maurus, paucus, Paulus, pauper, pausa, pausare, taurus, thesaurus =
Oca, osar, oír, oro, orejas, o, otoño cola, coles, cosa, coca,
colibre, Coria, coto, goze, loar, Lorenzo, moro, poco, polo, pobre,
posa, posar, toro, tesoro. -Excepción: laurel.

E latina = IE
romance. Ejemplos:
Cementum, centum, cercius, certus, ceruus,
Decem, desertum, dextra, esca, fel, ferus, ferrum, herba, hedera,
membrum, mel, nebula, nepos, neruus, pellis, pelagus, perna, petra,
pes, serra, seruus, tempus, terra, vetus, &c.= Cimiento, ciento,
cierço (cierzo), cierto, ciervo, diez, desierto, diestra, iesca
(yesca), fiel, fiero, hierro, ierua (hierba), iedra (yedra), miembro,
miel, niebla, nieto, nieruo, piel, piélago, pierna, piedra, pies,
sierra, siervo, tiempo, tierra, viejo, &c.

Estas juntas
de vocales son muestra de los principios de la lengua, que no a
llegado á su pureza, i que con el tiempo se fueron corrigiendo, como
vemos que dezimos Castilla i Capilla i Vísperas, auiéndose dicho
antiguamente Castiella, Capiella i Viesperas.

I latina = E
romance. Ejemplos: blitum, digitus
(
falta en el orignial)
gingiuae, infirmus, lignum, mittere, pilus, pirus, signum, sigillum,
siccus, vindicta, viretum = bledos, dedo, encías, enfermo, leño,
meter, pelo, pero, seña, sello, seco, venganza, vergel.

Muy
grande es la semejanza entre la o y la v, que si no se tiene cuenta
con la pronunciación fácilmente se dice la una por la otra, como de
ordinario los extranjeros septentrionales nos parece que las
truecan…
los antiguos usurpaban la o por la u. Esto es muy
ordinario en los nombres que tomemos del latín… i las primeras
personas del plural de todos los tiempos de los verbos que mudamos la
v en o, i en muchos nombres los ai que hazen lo mismo al contrario,
la o en v…
En nuestra lengua quando se fué corrompiendo
afectando la v, por el sonido añidieron la e, tan rústica como dijo
Cicerón, y assí dixeran de
bonus, bos, contus, chordas,
cordatus, corpus, cornu, cornus, collum, corium, costa, domus,
dominus, dolor, folles, fons, foris, fortis, forum, fons, hortus,
hospes, locus, longus, mola, molo, moles, mollis, mors, nonus,
noster, ossum, ovum, orcus, orphanus, populus, porta, portus, rota,
soccus, solea, socer, solidus, solum, sompus, sortes, sporta,
tonitruum, tortus, dixeron
bueno, buei (buey), cuento, cuerda,
cuerdo, cuerpo, cuerno, cuello, cuero, cuesta, dueño, duelo,
fuelles, fuente, fuera, fuerte, fruente antiguo, oi frente, huerto,
huésped, juego, luengo, muela, muelo, muelle, muerte, nuevo,
nuestro, huesso (hueso), huevo, huerco, huérfano, pueblo, puerta,
puerto, rueda, sueco, suela, suegro, sueldo, suelo, sueño, suertes,
trueno, tuerto, i aun por aver v sola para el sonido más lleno
añidieron la e en vultur i dixeron bueitre (buitre), i de Ansula,
que es el eslauon (eslabón) de la cadena, por la semejanza dixeron
Ansuelo…

Cap XI. -De la Deriuacion en que se truecan las
consonantes desde la B, hasta la F.

B, P. -En el sonido se
parecen mucho. En romance ha sido muy frecuente mudar la p latina en
b. Ejemplos:
Aperire, apicula, apotheca, apricus, aprilis,
aphricus, archiepiscopus, capra, caprarius, capillus, caprificus,
caput, capita, capistrum, capitosus, capere, concipere, coperire,
cupa, cuprum, duplex, duplicare, episcopus, lepores, lupus, napus,
operari, opera, phaselus, rapere, recipere, recuperare, sapere,
sapiens, sapor, sapidus, saponis, sepia, supercilium, supernus,
vipera, Vlyssipo, upupa = abrir, abeja, bodega, abrigo, abril,
abrego, arzobispo, cabra, cabrero, cabello, cabrahigo, cabo, cabeza,
cabestro, cabezudo, caber, concebir, cubrir, cuba, cobre, doble,
doblegar, doblar, obispo, liebres, lobo, nabo, obrar, obra, baxel
(bajel), robar, recibir, recobrar, saber, sabio, sabor, sabroso,
xabon (jabón), xibia, sobre, sobrecejo, soberano, víbora, Lisboa,
abubilla.
Escepciones: en saber i caber en algunos tiempos
conseruan la P de sus primitivos, supo, cupo. También aunque de
capillus se dizen cabello, de capillares dezimos capillejo o capillo
como en otros muchos que se conserua la p.

C latina = G
romance. Ejemplos:
Acer, acuere, acutus, acus, alaeres, amicus,
callaici, cancer, caricare, collina, cythara, crypta, crassus,
Corsica, dico, draco, ebriacus, effocare, emacrari, eruca, facio,
ficus, focus, formica, hac, hora, hoc, anno, illico, inimicus,
iocari, indicare, lacertus, lacuna, lacus, laicus, locus, macro,
mecum, mica, miraculum, percontari, periculum, pertica, picare,
posticum, praeco, sacratus, sacramentum, sacrarium, securis, securus,
tecum, vindicare, vrtica =
agro, aguzar, agudo, aguja, alegres,
amigo, gallegos, cangrejo, cargar, gollizno, guitarra, gruta,

grasso, Córcega, digo, dragón, embriago, ahogar, enmagrecerse,
oruga, hago, hizo, fuego, hormiga, agora, hogaño, luego, enemigo,
iugar (jugar), iuzgar (juzgar), lagarto, laguna, lago, lego, lugar,
magro, conmigo, milagro, preguntar, peligro, pértiga, pegar,
postigo, pregonero, sagrado, sacramento, sagrario, segur, seguro,
contigo, vengar, hortiga.
Aunque no siempre la c se muda en g,
que en muchos se conserua, de que no pongo exemplo, porque son sin
comparación más que en los que se mudó. En algunos siguiéndoseles
l, se conuierte en ella como en clamare, clauis, que dezimos llamar,
llaue, aunque también dezimos clamor y claue (clave).



CT latinas = H romance. Ejemplos:
Cinctus,
coctum, contractus, despectus, dictus, directus, disiectus, duetus,
factor, factus, fonctus, interdictum, lacte, lactuca, lectum,
luctari, lucta, nocte, octo, pectus, prouectus, refectus, Sanctus,
strictus, tractus, tectum =
cincho, cocho (arcaico por bizcocho),
contrecho, despecho, dicho, derecho, deshecho, ducho (arcaico),
hechor, hecho, frucho (arcaico), entredicho, leche, lechuga, lecho,
luchar, lucha, noche, ocho, pecho, prouecho, rehecho, Sancho,
estrecho, trecho, lecho.

T=GH. Ejemplos:
Catulus, cortex,
gagates, pultes, pultarius, trapetum, trutta =
Cachorro, zauache,
puchas, puchero, trapiche, trucha.

D. Desaparece de muchas
voces latinas al pasar al romance. Ejemplos:
Audire, cadere,
comedere, concludere, considere, credere, crudelis, desiderare,
desiderium, excludere, fides, fidelis, fiducia, faedus, faedare,
hodie, includere, iudes, iudicare, iudicium, laudere, limpidus,
medielas, Mediolanum, medulla, Padus, pedes, possidere, praeiudicium,
podium, quadraginta, radius, radere, radicare, radix, rancidum,
ridere, rodere, sedere, tepidus, videre,
vindicare =
Oír,
caer, comer, concluir, confiar, creer, cruel, dexar, deseo, excluir,
fee, fiel, fiuza, fes, afear, oi (hoy), incluir, juez, juzgar,
juicio, loar, limpio, mitad. Milán, meollo, Po, pies, posseer,
perjuicio, poio, quarenta, raio, raer, arraigar, raíz, ranzio, reír,
roer, seer (antiguo, ia desusado), tibio, ver, vengar.

Entre
sí la F y la H tienen en latín gran semejanza en el sonido. Los
nuestros en sus principios conseruauan la F en muchas dicciones…
mas después en ellas y en otras la mudaron en aspiración i dizen de

Effocare, eforare, faba, fabulari, facies, facere, factor, falco,
falces, fames, farina, fartum, fastidium, fatum, fasces, februarius,
fel, ferire, ferum, ferramentum, feruere, filius, filices, filum,
findere, fossa, foemina, foeniculum, foetor, folium, forma, formosus,
fornica, fornax, foratus, fonea, fugere, fuga, fuligo, fumus, funda,
fundum, fungus, furca, furnus, furo, furari, furtum, fuscus =

Ahogar, horadar, haba, hablar, haz, hacer, hechos, halcón,
hoces, hambre, harina, harto, hastío i fastidio, hado, hachas,
hebrero i febrero, hiel, herir, hierro, herramienta, hervir, hijo,
helechos, hilo, hender, huessa, hembra, hinojo, hedor, hoja, horma,
hermoso, hormiga, hornaza, horado, hoio (hoyo), huir, huida, hollín,
humo, honda, hondo, hongo, horca, horno, hurón, hurtar, hurto, hosco
i otros. I en algunas destas dicciones i de otras que se aspiran van
dexando la H, i dizen Azer, Ormiga, Ombre, i aun los latinos hizieron
esto…

Cap. XII. -De la mudanza de las demás consonantes,
desde la G hasta la y.

G latina = I romance. Ejemplos: Fagus,
Gelu, Gemma, Gener, Gypsum, Plaga, Regnare, Regnum, Sagus = Haia
(haya), ielo (hielo), iema (yema), ierno (yerno), iesso (yeso),
plaia, reina, reino, saial.

G latina = D romance. Ejemplo:
Axungia. -Enxundia (enjundia).

G latina = S romance. Ejemplo:
Cegnus = Cisne.

G latina = y romance. Ejemplos: Argila,
Bulga, Gagate, Gingiua
= Arzila (arcilla), Bolza, Azauache (azabache), Enzia (encía).



Los alemanes llamaron el ansar
antiguamente Gansas (Plin. lib. lo, c. 22).

Aldrete pone
también ejemplos de vocablos latinos que al pasar al romance se les
añade una f que no tenían, y de otros que llevándola
originariamente, la pierden en castellano.

L latina = G o F
romances. Ejemplos:
Alienum, aculeus, allium, apicula, articulus,
auricula, cilia, concilium, consilium, consilia,
consulere,
coagulum, cuniculus, folium, foeniculum, filius, ilia, malleare,
melior, milium, mulier, nonacula, oculus, palla, parallelo, peculium,
pellicula, similare, speculum, spolium, tegula, vinculum, vetulus,
vulpecula =
Ageno, aguijón, ajo, aueja (abeja), oreja, artejo,
cejas, concejo, consejo, conceja, aconsejar, cuajo (coágulo),
conejo, hoja, hinojo, hijo, ijares, majar, mejor, mijo, muger
(mujer), navaja, ojo, paja, paraje, pegujar, pellejo, asemejar,
espejo, despojo, teja, vencejo, viejo, vulpeja (zorrilla).

La L i R, en ambas lenguas fueron convertibles vnas por
otras… (Pónense ejemplos.)

La N se perdió en algunas
dicciones castellanas… y en otras la añadimos… (Pónense
ejemplos.)

N, NN, MN, NG = Ñ -(Pónense ejemplos.)

que
= C y viceversa.

La s tiene el sonido mui cercano a la X,
porque esta letra vale lo que C i S, i la c vimos quan cercana es a
la g por lo qual algunos en lugar de x escriuian gs… pero los
nuestros la s latina mudaron en g i en x, i assí dezian, si otro
gelo embargare, bien gelo pueden demandar (Lib. 9 & 10, tít. 2,
pág. 3), ordinario en las leies del Rei Don Alonso, i ia no se vsa
sino se, i de capra, roseo, sagma, Salone, sapone, semis, sepia,
Setabi, Semone, simia, sinapi, succosus, sucro, dezimos
capa,
roxo (rojo), xalma, Xalon (Jalón), xabon (jabón), xene, xibia,
Xatiua (Játiva), ximon, ximia, xenable, que ia dezimos mostaza,
xugoso (jugoso), Xucar (Júcar). Parece pegado de los Árabes, que de
ordinario los de aquella lengua mudan la s en x, i a las passas dizen
paxas.

T latina = D romance. Ejemplos:
Acutus, balatus,
catena, donatiuum, excutere, fatum, intubus, latus, letus, limites,
materia, metalla, matare, orata, pietate, qualitate, rotare, seta,
totus, vita, vites =
Agudo, balido, cadena, donadio (donativo),
sacudir, hado, endiuia, lado, ledo, lindes, madera, medalla, nadar,
dorada, piedad, qualidad, rodar, serda, todo, vida, vides. De latino
dixeron ladino, i después por translación al bien hablado llamaron
ladino, i aun respeto del Arábigo dizen de vn Moro que habla
Castellano que es ia ladino, teniendo por latina a nuestra Lengua.
Pero como en ladino ai corrupción de mudar la t en d, i en Romance
de Romane añadiendo la c, assí nuestra Lengua es latina i Romana,
pero ladina i romance, con corrupción de gramática i vocablos.

T
latina = C o y romance. Ejemplos:
Capita, captare, duritia,
oscitare, platea, puteus, scortea, singultus, tintibulum =
Cabeça,
caçar, dureça, bostezar, plaça, pozo, escarzela, sollozo, zenzero.

Cap. XIII. -Conclúyese la derivación de los vocablos.

Hay
otras causas que hazen que no se conozcan claramente las
deriuaciones: la vna es porque se an añadido letras, o sílabas a
los nombres, como en muchos de lo que emos traido se a visto… la
otra es quitando letras…

En algunas de las Letras que los
latinos llaman mudas, como son la b, c, d, g, p, t, sucede en nuestra
lengua vna cosa, que es justo no pasarla en silencio, i es que tiene
tanta amistad con las líquidas l, i, r, que por acompañarlas y
llegarse a ellas, dexan la vocal, que hallan entre medias en las
dicciones latinas i saltándola se juntan con la que sigue i se
pierde vna sílaba en la dicción… Ejemplo:
admirabile, nobile,
notabile, terribile, &c. (i los demás acabados en bilis),
aperire, cooperire, diabolo, fabulari, hedera, Hibero, Isidoro,
libero, laborare, litera, miraculum, nebula, parabola, paupere,
periculum, quatuor, quiritare, Roderico, regula, seculo, stabulum,
sulphure, tabula, temporaneum, venabulum, vocabulo =
Admirable,
noble, notable, terrible, abrir, cobrir, diablo, hablar, iedra, Ebro,
Isidoro, libre, labrar, letra, milagro, niebla, palabra, pobre,
peligro, quatro, gritar, Rodrigo, regla, siglo, stablo (establo),
piedra sufre (azufre), tabla, temprano, venablo, vocablo…

Así
otros vocablos, que siendo verbos se deriuan de nombres, i al
contrario, de que ai gran número…

Aunque me e alargado en
las deriuaciones no a sido tanto que no pudiera mucho más, auiendo
dexado vn número mui grande de dicciones, que assí mismo se
mudaron, pero de las vnas se colegirá lo que se puede admitir de las
que restan…

Despréndese de lo dicho que en España
corresponde la gloria de haber iniciado de una manera científica el
estudio de los orígenes y formación de nuestra lengua a este varón
esclarecido, así en todo género de virtudes como en todo género de
letras.

Con gran elegancia y perfección, dice Vázquez
Venegas (I), sabía Aldrete las lenguas hebrea, caldea, arábiga,
italiana, francesa y otras; y de su integridad, vasta erudición y
vida clarísima, habla a las gentes la inscripción que en 1645 se
colocó sobre su sepultura del Sagrario de la Catedral de Córdoba.
Su general cultura e intuición filológica están de manifiesto en
sus libros en los cuales se vislumbran muchas de las leyes de la
fonética moderna, de la transmutación, cambio y supresión de las
letras, de la derivación, en fin, de nuestros vocablos de los
latinos, ya en su tema, ya en los casos y tiempos de los nombres y
verbos. El agudo ingenio de Aldrete se reveló también al buscar en
otras lenguas romances, como en el italiano, sin olvidar el catalán,
el portugués, ni el francés, el apoyo de sus argumentos y
conclusiones iniciando así la filología comparada y las grandes
conquistas que este procedimiento podía llevar a cabo para la
ciencia, según que en estos tiempos modernos se ha visto.

I:
Copia y extracto de la Crónica de la ciudad de Córdoba. MS. de la
Biblioteca de D. Aureliano Fernández-Guerra.

Con nutrida
erudición esclareció, finalmente, los verdaderos orígenes de
nuestra habla, hallándolos en el latín hablado en España como
provincia romana, y corrompido después, aunque no desnaturalizado,
por la decadencia del Imperio y por los bárbaros invasores, que
dejaron honda huella en la declinación de los nombres y en el uso
del participio con el verbo sustantivo, creando
así la voz
pasiva. Tal vez dio el Canónigo de Córdoba demasiada importancia a
esta causa histórica, afirmando con llaneza haber comenzado la
lengua castellana con la venida de los bárbaros cuando comenzó la
italiana, sin notar, cual se merece, la importancia del principio de
evolución latina
en la génesis de nuestro idioma: tal vez al
señalar las diversas lenguas que rindieron al castellano algunos de
sus elementos, dio, como Valdés primero y, después de Aldrete,
Mayans, sobrada importancia al griego, sin advertir que, acaso más
que de la directa influencia de las colonias zacyntias y focenses,
proceden los vestigios helénicos que el castellano posee, además de
la indudable intervención latina, del estudio que de ella hicieron
los Prelados de los siglos V, VI y VII
y los sabios del
Renacimiento en el siglo XVI: tal vez, en fin, proclamó, con
inexacta latitud. que la lengua latina fué común y vulgar en toda
España, y unió y estrechó todas las voluntades antes de los godos,
afirmación repetida por el doctísimo Señor Don Francisco Martínez
Marina en tiempos no
lejanos. El cual no tuvo, ciertamente, en
cuenta que si es verdadero que las lápidas, inscripciones, monedas,
tratados, leyes y escritos de toda clase convencen de la generalidad
del idioma del Lacio en España, no es menos verdadero el testimonio
de poetas y oradores, geógrafos e historiadores que se han referido
a las lenguas indígenas habladas por el pueblo español, al par de
la lengua oficial o latina (I), y el testimonio vivo del idioma
hablado por el altivo poblador de las verdes montañas que circundan
el golfo cantábrico.

Pero hay, en resolución, que reconocer
que no era lógico que llegase a precisar y a aquilatar todos los
elementos de una ciencia, quien puede decirse que, juntamente con
Núñez de León, era el primero que echaba sus cimientos.

I: C. Plinio Segundo, Naturalis Historia, libro III,
cap. II; lib. XXXIII, cap. XII, cap. XIX; lib. XXXI. cap. XL.
C.
Tácito. Annales. lib. IV, anno A. N. DCCLXXVIII.
Silio Itálico,
Bella Púnica, lib. III.
Quinto Ennio, Apud Carisium, lib. II.

M. T. Cicerón, De Divinalione, lib. II.
M. V. Martial, lib.
IV, epíg. LV.

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