El cardenal Omella, de Queretes, había llamado a la novena a la Virgen del Pilar a todos los turistas impedidos, cojos, lisiados, etc, para rezar conjuntamente a Nuestra Señora por su pronta sanación, y para comer una paella de los Parrillas de Cretas al finalizar la misa.
Mientras el cardenal cretense entonaba el Te Deum, se ha escapado una vaquilla de la lechería de Raboseta y esta ha sido el origen del milagro.
Cientos de feligreses estaban apelotonados (con mascarilla) junto al portal del Pilar. Al aparecer la vaca, los que peor estaban, han tirado las muletas y se han echado en un rincón, llorando y pataleando por el susto; la mayoría han corrido calle del Pilar abajo, sin signos de minusvalía, hasta la lonja y la plaza mayor.
La comida, paella con conejo y garrafones, que estaba pensada sólo para los lisiados, se ha ampliado a todos los que estaban presentes en la misa, y si sobra algo, a las 15 se repartirá también a los que no han ido a misa, previo rezo de un Ave María y dos Paternoster.