
Los perros se aparean mediante un proceso natural que involucra una serie de etapas y comportamientos específicos. Cuando una perra entra en celo, emite feromonas que atraen a los perros machos. El macho, al detectar estas feromonas, comienza a olfatear y lamer los genitales de la hembra, lo que marca el inicio del cortejo.
Si la hembra está receptiva, se mostrará dispuesta a que el macho la monte, lo que generalmente ocurre cuando se levanta la cola y expone su vulva.
Una vez que el macho se monta en la hembra, se produce la penetración. Durante este proceso, el pene del macho se hincha debido a la expansión del bulbo glandular, lo que causa que ambos perros se queden “pegados” o unidos. Este fenómeno, conocido como “atadura”, ocurre porque los músculos circulares de la vagina de la hembra se contraen alrededor del bulbo glandular del macho, impidiendo que se retire antes de que finalice la eyaculación.
Este proceso puede durar entre 15 y 30 minutos, durante los cuales el esperma se transfiere al aparato reproductor de la hembra.
Es importante destacar que este proceso es natural y no debe interrumpirse, ya que intentar separar a los perros puede causarles heridas. (En mi pueblo, Beceite, lo hacíamos con una caña, vara, o vime de sarguera).
Una vez que el macho finaliza la eyaculación, el bulbo glandular se relaja y los perros se separan por sí mismos.