VII. Carta del papa Gregorio IX a S. Fernando, rey de Castilla y de León, recomendándole la restauración de Segorbe, y la posesión de este y otros lugares debida a su legítimo obispo (a: Copia sacada del archivo de la Catedral de Segorbe.) (V. pág. 43).
Gregorius episcopus, servus servorum Dei, charissimo in Christo filio illustri Regi Castellae, salutem et apostolicam benedictionem. Ad regiae celsitudinis decorem accedit, un regalis defensionis intuitu oppresis subveniatur ecclesiis, et tuo favore suffultae eadem spiritualibus, ac temporalibus proficiant incrementis. Cùm igitur segobricensis ecclesia, pro eo quod longo tempore sub sarracenorum potestate detenta, varias perpessa est angustias et praesuras, gravi paupertatis onere deprimatur, celsitudinem tuam rogamus, et in Jesuchristo deprecamur attentè, quatenus, si qua de locis, quae in segobricensi diocesi nunc possident sarraceni, ad manus tuas devenerint, ea cultui christiano restitui, et de ipsis eidem facias ecclesiae in spiritualibus responderi. Ita quod ex hoc Deum merearis habere propitium, et nos celsitudinem regiam possimus exinde meritò commendare. Dat. Interamn. V. id. januarii, pontificatus nostri anno decimo.
Fernando III de Castilla , llamado «el Santo» (Peleas de Arriba, 1199 o 24 de junio de 12011-Sevilla, 30 de mayo de 1252), fue rey de Castilla desde 1217 hasta 1252, y de León, del 1230 al 1252.
Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de León, unificó dinásticamente los reinos castellano y leonés, que permanecían divididos desde 1157 cuando Alfonso VII el Emperador, a su muerte, los repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y Fernando.
Durante su reinado fueron conquistados, en el marco de la Reconquista, los reinos de Jaén, Córdoba, Sevilla y lo que quedaba del de Badajoz, cuya anexión había empezado Alfonso IX, lo que redujo el territorio ibérico en poder de los reinos musulmanes. Al finalizar el reinado de Fernando III, estos únicamente poseían en la Andalucía el reino de Niebla, Tejada (ocupadas por Alfonso X en 1262 y 1253) y el reino de Granada, este último como feudo castellano. El infante Alfonso, futuro Alfonso X (yerno de Jaime I de Aragón), fue enviado por Fernando a la conquista del reino de Murcia; los musulmanes capitularon y la región quedó como señorío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena. Cuando Fernando accedió al trono, en 1217, su reino no rebasaba apenas los ciento cincuenta mil kilómetros cuadrados; en 1230, al heredar León, obtuvo otros cien mil y, a base de conquistas ininterrumpidas, logró hacerse con ciento veinte mil más.