VII
LA
MATINADA DEL DIVENDRES SANT.
Á
MA GERMANA MARIETA.
I
A
L´AUBA.
Avuy
finá´l bon Jesús;
Tal día com ´vuy la mort
Tot un Deu del
Cel y Terra
Sofrí clavat en un tronch.
Axecáuvos,
ma germana,
Que vull anar al sermó;
Axecáuvos, les cinch
justes
Toca´l rellotje de Cort.
Temps
prou n´hi há per dormir,
Descans ne tenim bé prou;
Ara al
servici de Deu
Ab afany correrém pront;
VII
LA
MADRUGADA DEL VIÉRNES SANTO.
Á
MI HERMANA MARÍA.
I
AL
ALBA.
Hoy
murió nuestro Señor Jesucristo; hoy el soberano Dios de cielos y
tierra sufrió la muerte, clavado en un madero.
Levántate,
hermana: iremos á oír el sermon; levántate, las cinco dan en punto
en el reloj de la Ciudad.
Ya
dormiremos más otro día; sobrado tiempo queda para el descanso;
ahora debemos correr con presteza al servicio de Dios.
Ara
qu´els braços extesos
Per derramar gracia al cor,
Per darnos
una aferrada
Estreta té´l Fill del Hom.
Vaja,
sí, ma germaneta,
Vestíuvos saya de dol,
Llarch vestit de
merin negre,
Espessa manta de gro;
Y
ab cabells plans, á imatge
De la Mare dels Dolors,
A ab los
ulls baxos, plorosos,
Y gens falaguer lo còs;
Ab humil
cara mostráune
Del pit lo greu desconhort;
Que l´Esglesia nos
convida
A que dexem vuy lo mon.
¡Ay, Deu meu, per mi
moríreu;
Muyra mon pecat per vos!
II
PE´L
CARRER.
Qué
n´es de fredós l´oratje;
Còm siula lo ventijol;
D´un
extrem á altre natura
Desficiosa se conmou.
Ahora tiene el
Hijo del Hombre abiertos los brazos, para derramar su gracia en el
corazon, para abrazarnos estrechísimamente.
Vaya,
hermanita. Vístete traje de luto; larga falda de negro merino,
mantilla de espesa seda.
Ciñe
tu pelo, sin rizos, como el de la Vírgen de los Dolores; ten los
ojos bajos y llorosos, el paso grave;
El ademan humilde, el
rostro compungido, para demostrar de alguna manera el acerbo dolor
del alma: que la Iglesia nos convida á que hoy dejemos el mundo.
¡Ay
Dios mío, por mí moriste! ¡Muera por Ti mi pecado!
Qué
aire tan frío. Silba el viento. Naturaleza se conmueve toda por
extraño modo.
Tardana´s venguda
l´auba,
No llambrejará lo sol,
Qu´avuy tapat, esmortit,
Roda
per un cel boyrós.
Mes ¡ay! ¿còm lluhir
podría
Si Jesucrist son autor,
Si´l Sol diví de
Justicia
Apaga ses resplendors?
Mira el cel, ma
germaneta,
Mira lo cel, que fa por,
Perque los ángels avuy
No
volen mirar lo mon.
Y plany la naturalesa
Los traballs de
son Creador;
Cada any sembla que s´asusta;
Veus, filla meua,
ja plou.
No´s
descobreix la montanya,
Ni clareja l´horizont,
Ni una campana
ressona,
Ni lo fum ix dels fogons;
Ni les gayes
pagesetes
Esmeltan son pit ab flors;
Perqu´es ben trista
diada
Del Divendres sant lo jorn.
¡Ay, Deu meu!. per mi
moríreu!
¡Muyra mon pecat per vos!
Tarde
lució el alba; el sol no mostrará su faz, porque cubierto,
desmayado, gira en el nublado cielo.
Mas
¡ay! ¿Cómo brillar pudiera, si Jesucristo, su autor, divino Sol de
Justicia, apaga los propios resplandores?
Mira el cielo,
hermana mía, mira el cielo; infunde pavor, porque hoy los ángeles
no quieren mirar el mundo.
La
Naturaleza se conduele de los padecimientos de su Creador; todos los
años se asusta. Ya está lloviendo, hija mía.
No
se ven las montañas; no hay un claro en el horizonte; ni una campana
resuena; ni el humo se escapa de los hogares;
ni las graciosas
campesinas esmaltan con flores su pecho; porque es tristísimo día,
el día del viérnes Santo.
¡Ay
Dios mío, por mí moriste! ¡Muera por Tí mi pecado!
III
DINS
LA SEU.
Baix d´estos archs nos
espera
La verge de la oració;
No cerquem aygua beneyta,
Que´s
d´alegría recort…
Encara la Casa-Santa
Destil-la ses
resplandors,
Sobre´l sepulcre d´argent
Ahont reposa lo
Deu-Hom.
Sacramentat tot lo
día
Des l´ofici de Dijous,
En tota la nit passada
Ací ha
ascoltat sublims vots.
Ni un ciri, ni una
catifa,
Ní un domás se veu p´en lloch;
Sens ornaments
les columnes,
Despullat lo Altar major.
Sobre les rònegues
pedres,
Demunt los banchs y escalons,
S´asseuen en terra
broja,
Moguts per la devoció,
Mariners y texidors,
Qu´han vengut per meditar
La mort de
son Redentor.
Bajo estas bóvedas
nos espera la vírgen de la oracion; no busquemos agua bendita, que
es recuerdo de gozo espiritual…
Áun está iluminado el
Monumento, y el resplandor de sus hachas se difunde sobre el argénteo
sepulcro, donde descansa el Hijo del Hombre.
Sacramentado desde la
misa del Juéves Santo, toda la noche ha escuchado quí sublimes
deseos.
Ni una vela, ni una
alfombra, ni un damasco se ven en los otros lados de la iglesia; sin
adornos las columnas, desnudo el altar mayor.
Sobre las solitarias
piedras, en los bancos y escalones, se sientan, en el santo suelo,
llevados de su devocion,
hombres y mujeres del pueblo,
marineros, tejedores, que han venido á meditar la sagrada muerte de
Jesucristo.
¡Quín silenci! ¡quín
silenci!
Les ombres dels sigles morts
Sembla qu´ouen, y
s´acostan,
Ab llurs mantos descomposts…
Lo sacerdot dés
la trona
Conta de Deu la Passió,
Y á la multitut
plorosa
Relliquies mostra ab fervor;
Un quadro del
Ecce-Homo,
Quant treyan Deu al balcó;
Espines de la corona
Que
li aficaren al front.
Ne
conta les set paraules
Que en la creu digué´l Senyor;
Lo
perdó dels enemichs,
Del home la redempció;
Son gran
crit, quant espirava;
Y´l terratrémol del mon,
Entés per un
humil sabi
D´una llunyana regió.
Los desgraciats que
ascoltan
Suspirs llançan y singlots;
Ningú´s distrau,
ningú parla;
Y posantse de genolls,
¡Qué silencio!
Las sombras de los pasados siglos prestan atencion, y se acercan, con
los mantos agitados…
El sacerdote desde el púlpito narra la
Pasion del Redentor, y enseña á la llorosa muchedumbre santas
reliquias;
un
cuadro del Ecce-Homo, que representa cuando Pilátos sacó a Jesus al
balcon; espinas de la corona, que le hincaron en la frente.
Cuenta
las siete palabras que el Señor habló en la Cruz; el perdon de los
enemigos; la redencion del género humano;
su
gran clamor, cuando espiraba; y el terremoto del mundo, interpretado
por humilde sabio de lejanas regiones.
Los
pobres trabajadores que escuchan, lanzan profundos suspiros y
sollozos; ninguno se distrae, ninguno habla; y poniéndose de
rodillas,
Miran la
encreuat Jesús
Que senyala´l sacerdot…
Míra´l, oh germana
mía;
Tres hores de cruels dolors
Costaren á Deu los
hòmens
Y llurs térboles passions.
Míra´l, extés per
nosaltres,
Li ratjava sanch á doll……..
¡Ay, Deu meu, per
mi moríreu!
¡Muyra mon pecat per vos!
Març
de 1869.
Miran
al crucificado Jesus, que el sacerdote tiene en las manos…. Míralo,
hermana mía: tres horas de crueles dolores
costaron á Dios
las turbulentas pasiones humanas. Míralo, clavado por nosotros, le
saltaba la sangre á torrentes…….
¡Ay Dios mío, por mí
moriste! ¡Muera por tí mi pecado!