262. LA FUNDACIÓN DEL MONASTERIO DE SANTA FE

262. LA FUNDACIÓN DEL MONASTERIO DE
SANTA FE
(SIGLO XIV. ZARAGOZA)

262. LA FUNDACIÓN DEL MONASTERIO DE SANTA FE  (SIGLO XIV. ZARAGOZA)


Los monjes del monasterio de Fuenclara
—cenobio que cierta tradición sitúa en las proximidades del río
Cinca, en la diócesis de Lérida— estaban siendo molestados
constantemente por los hombres de los condes de Urgell, así como
permanentemente por los bandoleros que tenían atemorizada la
comarca.

Ante una situación tan difícil como
aquella y tras mucho meditarlo, decidieron aceptar la propuesta que
les hizo Miguel Pérez Zapata, señor de Cuarte, Cadrete y Purroy, y,
a la sazón, gobernador de Aragón: les ofrecía que se trasladaran a
una pequeña ermita levantada en Santa Fe, junto a Zaragoza, en el
lugar que llegaría a ser importante monasterio cisterciense.

La comunidad de Fuenclara —ante los
reiterados ataques que padecía y deseando vivir en paz para
dedicarse por completo a la oración— encomendó a dos de sus más
jóvenes monjes para que viajaran a inspeccionar el lugar que se les
brindaba. Nada más salir del convento para emprender el viaje,
fueron perseguidos y hostigados por los hombres del conde de Urgell (Urgel) hasta acorralarlos en la orilla del río Cinca, desbordado por las
recientes lluvias torrenciales y, por lo tanto, imposible de vadear.
Cuando estaban a punto de ser alcanzados por sus perseguidores, y
ante la admiración y el asombro de aquellos desalmados, ambos monjes
lograron atravesar el río tendidos sobre las cogullas de sus
hábitos, que hicieron de embarcación segura.

Una vez solventado el peligro
prosiguieron viaje hacia Zaragoza y de allí a Santa Fe, donde
inspeccionaron el terreno. Estaba situado en la huerta que riega la
Huerva y el paraje era rico y feraz, capaz de proporcionar el
alimento necesario a la comunidad, así es que fue de su agrado.
Regresaron los dos monjes emisarios a
su convento de Fuenclara y relataron a sus compañeros la excelencia
del paraje que se les ofrecía, de 
modo que la comunidad entera decidió
trasladarse a Santa Fe, donde crearon el monasterio que sería nuevo
reducto de sus rezos.

[Zapater, Alfonso, Aragón…., tomo
15, págs. 2243-2244.]