A los chavales les hacen pronunciar “reials” cuando en textos oficiales catalanes del 1663 ponían reals. Ocurrencias de un químico para diferenciarse del español. (y del occitano)
Reportori de les crides reals

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Pido perdón a quienes se sientan banderilleados al leer Pompeyo y no Pompeu como esperarían. Me atengo aquí a las normas estrictas del uso de las lenguas cuando disponen de antropónimos, topónimos y glotónimos propios. (Glotónimos, para los educados en la LOGSE, nombres de lenguas).

Si el catalán antiguo vivió, especialmente bajo el nombre de valenciano, la edad dorada de su literatura, malvivió luego somnoliento, unos tres siglos, y revive en segundo periodo de brillantez para responder a los movimientos románticos, y en el siglo XX para la proyección de la lengua en tres claros periodos. En el primer tercio del siglo, hasta la Guerra civil, abundan instituciones, publicaciones y centros de difusión. En el segundo, otra vez por la acción de los ejércitos, sufre un periodo de oscuridad que no afecta a la transmisión generacional a través de la familia. En el tercero generaliza y expande su uso en una seria apuesta por recuperar la vitalidad que tuvo en la Edad Media, época en que dispuso de dos privilegios que, una vez perdidos, son difíciles de recuperar: el monolingüismo de sus hablantes y la riqueza literaria (aquí me refiero al valenciano, claro).
Un solo catalanohablante, a quien podríamos nombrar continuador del legendario Raimundo Lulio, se responsabilizó de la normalización del catalán de Cataluña. Fue el ingeniero industrial y filólogo de vocación Pompeyo (con perdón) Fabra i Poch (1868-1948). Con solo veintitrés años publicó en castellano su Ensayo de gramática de catalán moderno donde describía por vez primera la lengua hablada con una cuidada y precisa transcripción fonética digna de todo elogio.
Desde entonces y hasta su muerte, que le llegó en el exilio, se dedicó al estudio filológico de su lengua materna y consiguió rescatarla del abandono. Fabra actualizó la ortografía y llevó a tal extremo su empeño que fue capaz de completar y cerrar el proceso.
Inició su trayectoria, tan lúcida, cuando intervino, en 1906, en el I Congrés Internacional de la llengua catalana con una comunicación sobre fonética y ortografía. Su trabajo de investigación reforzó tanto su prestigio que fue elegido para dirigir la normativització lingüística. Y para cumplir con fines tan cabales se creó en 1907 el Institut d’estudis cagalans, que propicia la aparición, en 1912, de la Gramática de la lengua catalana. Esta primera y seria descripción normativa fue redactada por Fabra, digámoslo por rigor histórico, en lengua española.
En 1913 aparecieron las Normes ortogràfiques que desataron, como siempre con estos asuntos, tantas adhesiones como rechazos, y que fueron completadas en 1917 en el Diccionari ortogràfic. Uno de los puntos enfrentados de aquella norma de escritura se refería a los criterios para reflejar la pronunciación dialectal, escorada del castellano a diferencia del acercamiento del valenciano. Pero las ortografías son discutidas mientras son novedosas. Una vez asentadas toman solera y vuelven a ser clásicas. Es evidente que en la solución para la eñe eligió una combinación poco razonable: Catalunya, y no Cataluña. A los gallegos no les pareció incorrecto usar la eñe castellana.

Con la adopción como oficial de la gramática en 1918 se inicia una etapa que culmina en 1932 con el Diccionari general de la llengua catalana, popularmente conocido como el Fabra, y también con el Curs mitjà de gramàtica catalana, pensado especialmente para los escolares y germen de futuros y bien aprovechados usos. Aquel mismo año el filólogo accede, con el brillante currículo de su prestigio, a la Cátedra de lengua catalana de la Universidad de Barcelona.
Eran firmes y progresivos los pasos incluso cuando en el periodo del general Primo de Rivera (1923-1930) pidió el dictador a los hablantes regionales que difundieran la lengua predominante «como único medio eficaz de ensanchar y fortalecer la base racial y espiritual de la España grande».
Vivió Fabra su exilio a partir de 1939 en Francia, donde murió seis años después en Prada de Conflent, cerca de la frontera con la Cataluña del sur ? / norte . 66500 Prades /
De la misma manera el latín había oscurecido a las lenguas mediterráneas de la antigüedad; y el toscano, hoy más conocido como italiano, por la misma época, a las docenas de lenguas de la península itálica. El proceso no esconde violencia ni imposición. Son los hablantes quienes se apropian de una lengua que les resulta útil. Un caso más reciente lo encontramos en la India y la adopción del inglés. Desde entonces, y hasta ahora, el catalán y las otras lenguas hispánicas viven su periodo de observación del mundo compartido con el castellano, que se instala en la cotidianeidad con la misma naturalidad que las lenguas maternas, es decir, sin esfuerzo alguno, con toda llaneza y sencillez, sin tapujos.
- La ciudad de Alger en la isla italiana de Cerdeña, donde sus hablantes pueden llamarlo alguerés
- El territorio francés del Rosellón donde la ciudad más poblada es Perpiñán.
- El Principado de Andorra, donde convive con el francés y el español, pero tampoco cuenta con hablantes monolingües.
- La Comunidad Autónoma de Aragón
- La Comunidad Autónoma de Cataluña donde la ciudad más poblada es Barchinona.
- La Comunidad Autónoma de las Islas Baleares donde sus variedades pueden recibir el nombre de mallorquí, menorquí o ibicenco.
- La Comunidad Autónoma de Valencia, donde recibe el nombre de valenciano.
- Y la Comunidad Autónoma de Murcia, donde es también llamado valenciano.
Durante unos cinco siglos los hablantes de catalán-valenciano-balear lo han sido también de italiano, francés o español como lengua complementaria. Pero en las últimas décadas un sector de los hablantes ambilingües de Cataluña, y solo ellos, reivindican su lengua, desde el poder, como única en su dominio autonómico. Para ello han tomado medidas para frenar y eclipsar la presencia del español, que pueden resumirse en las siguientes:
DOMINIOS AMBILINGÜES DEL CATALÁN-VALENCIANO | |||||
Territorio | País | Población | Hablantes ambilingües | Lengua principal | Política
Lingüística |
Cataluña | Esp | 7.500.000 | 2.700.000 | español | Imposición del catalán. Eclipse imposible del castellano. |
Valencia | Esp | 5.000.000 | 2.000.000 | español | Libre elección de la lengua de enseñanza |
Baleares | Esp | 1.120.000 | 400.000 | español | Variaciones según el gobierno regional. |
Rosellón | Fra | 450.000 | 35.000 | francés | Sin política lingüística. Iniciativas municipales para el catalán. |
Aragón | Esp | 1.300.000 | 33.000 | español | Sin política lingüística. Los hablantes no la solicitan |
Andorra | And | 77.000 | 26.000 | esp/fra | Tres lenguas habituales. Libertad de elección. |
Alguer | Ita | 44.000 | 8.000 | italiano | Sin política lingüística. |
Murcia | Esp | 1.500.000 | 350 | español | Sin política lingüística. |
TOTAL | 16.991.000 | 5.169.350 |
