ARNICHES, ABATI Y G.a MARÍN
COPYRIGHT, BY C. ARNICHES Y J. ABATI, 1921
(N. E. Carlos Arniches Barrera, 1866 – 16-04-1943.
Joaquín Abati Díaz, 1865 – 30/7/1936
)
SOCIEDAD DE AUTORES ESPAÑOLES
Calle del Prado, núm. 24.
1921
JUNTA DELEGADA DEL TESORO ARTÍSTICO
Procedencia
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Arniches, Abati y G.a Marín
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TELÉFONO 18-40
1921
REPARTO
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PERSONAJES ACTORES
VALENTINA. Catalina Bárcena.
MARÍA. Ana. M. Quijada.
PILARA. Rafaela Satorres.
ANTÓN. Manuel Collado.
SERAFÍN. Manuel París.
GALÁN. Florián Rey.
MOSEN JACINTO. Juan Martínez Baena.
VALENTINA. Catalina Bárcena.
MARÍA. Ana. M. Quijada.
PILARA. Rafaela Satorres.
ANTÓN. Manuel Collado.
SERAFÍN. Manuel París.
GALÁN. Luis Peña.
MOSEN JACINTO. Juan Martínez Baena.
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Derecha e izquierda, del actor.
ACTO ÚNICO
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Decoración. Habitación en casa de labradores, con hogar bajo de pueblo. Muebles adecuados. Al foro, una reja y puerta de entrada. Ambas dan a la calle. A la derecha, puerta que conduce al corral. A la izquierda y a los lados del hogar, dos puertas de habitaciones. Es de día.
Escena primera
(N. E: Se sustituye Valent. por Valentina)
Valentina. (Impaciente.) ¡Pos hija… esta leñica!… ¡Bendito, qué leña! Por supuesto, que ella podrá no arder, pero lo que es quemar la sangre…
Si así hubiá sido la de San Lorenzo, aún estaría el probe en las parrillas. (Sopla y zarandea en enfadada.) ¡Vaya una fogata!
María. A la leña verde le pasa lo que a vusotras las mozas, que en tomando una terquedá hay que atizaros mucho pa que deis chispas.
Valentina. ¿Pos qué genio quié usté que saque…? Y luego, que el que a los suyos parece… (Avienta la lumbre con furia.)
María. A más, que con esas ventoleras no se alanta na… En este mundo endiablao, pa lograr cualquier cosa tié que ser a pizcas… soplico a soplico…
Valentina. Algo ha dicho usté ahora, madre… ¡Es verdad!… Por eso dicen aquello de “poco a poco hilaba la vieja el copo”… ¡Soplico a soplico!…
María. Se pué armar un incendio. ¿Pos no lo ves, tonta? Al echale el soplo s’ agacha la llama, pero a seguida revive con más juerza.
Mire usté… poquico a poquico… al prencipio s’ agacha mortecina y a seguida salta y revive con más juerza… ¡Algo s’ aprende!
Valentina. Naa… naa… Yo ya me entiendo. Pué que esto me sirva a mí pa lo de… y pa lograr que… en cuanto vean que…
Escena II
Valentina. ¡Y bien que me entenderá!… ¡Miá aquí estas flores!… ¡Vaya una ocurrencia que tuvo el padre! ¡Cuánto mejor estaban con la Virgen! ¡Y tan majicas que son! Así juntas, entre el clavel, la rosa y las violetas, paicen una familia encariñadica. (Sacando un cardo de entre las flores.) ¡Pero miá este cardo, que s’ ha metido entremedias!… ¿Quién habrá
puesto aquí esto?… ¡Cardos a mí!… Sí, sí… ¡Hala… a punchar a la calle! (Va a tirarlo por la ventana a tiempo que entra Pilara.)
Pilara. (Entrando.) Chacha, ¿qué haces?
Valentina. ¿Qué tengo d’ hacer? Tirando a la calle un sinvergüenza de cardo que he encontrao entre las flores.
Pilara. Y mu rebién hecho que está. Pero anda, que otro cardo que s’ ha metido entre vusotros, quisiá yo que echaras más lejos aún que ese.
Valentina. Déjate, que lo hi de echar… que ya ti intiendo… soplico a soplico… güeno, ¿y tú a qué vienes, si no es mal preguntao?
Pilara. Pos yo venía a ver si tu madre me prestaba media librica d’ aceite del fino, pa hacele a mi Robustiano una (unas) sopicas d’ ajo, que hoy es
Pilara. Y dime, chacha, aunque no he venido de preguntona, ni muchismo menos, no te fegures… me acaban de contar que hoy viene el tío Cavila a pedir tu mano pa su pupilo Serafín. ¿Es verdá eso?
Valentina. Así paice.
Pilara. ¿Y tú qué vas a icir?
Valentina. ¿Y qué quiés que diga? Ya conoces a mi padre, que en diciendo que dice que mete la cabeza por un lao, aunque sea en una colmena.
Pilara. Ya lo sé, ya… Pero entonces, ¿qué vas a hacer de Galán, que está el probe que se estozuela por tus piazos?
Valentina. No lo sé; pero yo lo que es dejar a Galán, te digo que no lo dejo, porque mi padre tendrá la cabeza dura, pero esto (Indicando la suya.) es puro adoquín.
Pilara. ¿Y tiés pensada alguna cosa pa…?
Valentina. Tengo, tengo pensau… entre lo que sale de mi natural celebro y algo que mi madre m’ ha dicho hace un momento… ¡Vaya, que yo me
Pilara. ¡Miá que tú casada con ese tontainazo!
Valentina. ¡Primero mi aspan! A Galán me tengo aficionada de güena inclinación, y ya puen venir padres… y ya puen venir madres… que ni el Moncayo que me se echara encima.
Valentina. Eso me creo.
Valentina. Agradecida. Y aquí tiés el aceite que he podido escurrir.
Pilara. Dios te lo pague; y que sea lo tuyo, chacha.
Valentina. Déjate, que con maña… y soplico a soplico…
Pilara. Adiós. (Vase por el foro.)
Valentina. (Abriendo una alhacena.) Con una miaja de calma y dos miajas de habilidá… ¡Ya verás! ¡Yo pa ese piazo e queso!… Ni en soñación… ¡Calla, mi madre!… (Canta y saca de la alhacena una botella de anís, una copa y una torta.)
Escena III.
VALENTINA y MARÍA.
Valentina. ¿Qué tengo de sacar? ¿No lo ve? Preparale el aguardiente al padre.
María. ¡Pero maña! ¿No sabes lo que dijo anoche el médico, que el aguardiente le quemaba los higádos y que no bebiera ni gota?…
Escena IV
DICHOS y ANTÓN por la izquierda. Sale con una faja muy larga en la mano. Se dispone a arrollársela al cuerpo.
María. Dame el cabo y a rodar.
Antón. (Dando vueltas y liándose la faja.) Gracias, maña. (Al acabar el enrollado se abraza a su mujer.)
Antón. ¿Ahora mesmo?
Valentina. Ahora mesmo.
María. Y yo le hicía que maldita la falta que te hace el aguardiente, que ya oíste anoche a don Fabián, que a tú el aguardiente, alcanforao y en friegas.
Antón. Pos eso sí que no me convence a mí, porque mira, las friegas ¿pa qué son? Pa que entre el aguardiente por drento de la piel… pos mejor entra de un trago y te ahorras el fregau… que luego, el aguardiente ya se irá onde haga falta.
Valentina. ¡Hala, hala! ¿Qué humos ni qué berenjenas? Beba y rematau.
Antón. ¿Ah, sí?…
Valentina. Sí, señor.
Valentina. Hale, hale; déjese de tontadas y a bebelo, que dispués que m’ hi tomao yo el trebajo… no se va a quedar ahí.
Antón. Pos ya has dicho lo bastante pa que no te salgas con la tuya, ea… Y ahura no me lo bebo, sólo pa date en la cabeza. (Valentina mira a su madre con picardía.) ¡Vaya con la cría! ¡A güen lau vienes!…
Valentina. Hija, tamién, qué genio.
Antón. ¡Como que aquí no hay más genio que el mío! Ya lo sabes. Y a llevase el aguardiente… y hemos callau. ¡Pos hombre!… ¡No rispetar ni a los padres!…
Valentina. Pero, ¿ni un sorbico?
Antón. Ni lamer el corcho… ¡A llevate eso!…
Valentina. Voy, voy. (Lo guarda rápidamente y como asustada.)
María. (¡Lo que sabe esta mañica!) (Antón enciende un cigarrillo, que saca hecho, cebando la mecha con un pedrusco y un eslabón de a libra,
a bárbaros golpes.) ¡Virgen! ¡Qué mal güele esa mecha!
Valentina. Ya, ya… ¡Qué peste!
Antón. Pos a goler aprisica.
María. ¿Pa qué?
Antón. Pa que se gaste antes la ulor, porque yo no la cambio, y me queda vara y media. (Enseñando la yesca. Al fumar tose fuertemente.)
Antón. No, siñor; una pildóra de esas que mandó el veterinario.
Antón. Que te digo que mi intiende mejor que don Fabián. Acordase del año pasau, cuando caímos malos el burro y yo de la mesma enfermedá y seguimos el mesmo tratamiento. Pos el burro se murió el angelico, y yo tan tieso. Y es que mi naturaleza me la intienden mejor los veterinarios.
Antón. La pildóra, recontra, y no me repliques, que te has güelto más porfiada que mosca en coronilla e calvo
Valentina. A regar el panicico se ha ido ahora mesmo.
Antón. Es verdá (.) Pos yo no puedo ayudale, que tengo que ir a la zuquerería a encargar unas confituras.
María. ¿Pero no t’ acuerdas que tién que venir el tío Cavila y Serafín a pedite la mano de la chica drento de un ratico?
María. Tú sabrás.
Antón. ¿Onde está el reló?
María. ¿Onde te lo dejaste anoche?
Antón. ¡Callar!… Por aquí si oye… (Escuchando.)
Antón. (Que aguzando el oído escucha en otro sitio.)
Valentina. ¡Idiós!… ¿Pos qué brujería es ésta?…
Valentina. ¿A ver?… (Le ausculta. De pronto le da un palmotazo en la panza.) ¡Aquí está el condenau!
Antón. (Consultando el reloj que ha sacado.) Las ocho y media… y un cachico.
Valentina. ¿Pero cuánto cacho?
Valentina. (Fingiendo alegría.) Eso, eso… no se vaya, padre, no sea que venga el tío Cavila con Serafín y no lo encuentre a usté.
Antón. ¡Qué! ¿Estás mu enamoraíca de ese esastrau?
Valentina. (Fingiendo entusiasmo.) ¡Lo quiero, que ni usté ni naide me podrían quitar este querer del corazón!
Antón. (Picado.) Mujer… ¡eso!…
Valentina. ¡Ni usté ni naide!
María. Escucha. Antón; ¿a quién buscaría yo pa que partiera una miajica e leña pal horno, no me se vaya a enfriar la masada?
Escena V
VALENTINA y ANTÓN
Valentina. ¿Cómo voy a portame si ya l’ hi dicho a usté que ciego por Serafín? Y no es que me se importe que sea mozo rico, y tenga el bolso bien recatau, no siñor; es que limosna que tuviá qu ’ir a pedir con él, m’ iba a pedila por esos caminos de Dios… Que yo no sé qué m’ ha dao ese mozo pa trastorname de esta manera.
Antón. ¡Chacha, me dejas como de estuco!… Que en jamás de la vida podía yo pensame que el puñalico te hubiá llegao tan adrento, porque, vamos… el mozo… como guapo no es pa denguna isposición.
Valentina. Los güenos quereres, cuanto más callaicos, más firmes son. ¡Vaya si lo quiero, padre! ¡Tanto lo quiero, que ya le icía yo a usté antes… que usté, con ser usté, que es mi padre, que es lo más grande y lo más pesao que hay… pos me había usté de icir que no lo quisiera, y con él me tenía que casar, por encima de usté y de to el mundo…
Antón. Mujer… eso… (Casi gritando y golpeando el suelo con el pie.) ¡Repacho! Porque me lo ices de una manera… que yo quiero… pero, ¡amos!… que si yo no quisiera…
Antón. Si usté quiere, de Serafín tengo que ser, y si usté no quiere, de Serafín mesmamente. Esto no tiene remedio, padre, y s’ ha rematau,
que siendo gustosos los dos, ¿a qué peleanos?
Antón. Dirás gustosos los tres… porque yo… claro que quiero, pero amos… (Ridiez, que me carga a mí tanta cabezonería … y que aunque yo no quisiera… aunque yo no quiera… ¡Pos si yo no quisiera!…)
Escena VI
Antón. ¿Pero no te ha dicho cuál?
Valentina. ¡No lo quiá Dios!… ¡Vaya un piazo e bruto!
Valentina. ¿Pos pa qué me echaba encima la mula en la fuente antiayer, que estuvo cerca e media hora que no me dejaba llenar la botija?
Antón. Ah, pero ¿te juguetiaba?
Valentina. Me juguetiaba y me icía unas cosas… porque ese es más bruto que el cospillo. ¡Con dicile a usté que cuando va a la iglesia se persina de abajo arriba!
Escena VII
DICHOS y GALÁN por el foro.
Galán. (Entrando.) ¡Ave María Purisma!
María. ¿Tú vienes?
Galán. (Apocado.) Como s’ han ido los demás mozos a entrecavar las patatas y no había otro que viniera…
Antón. ¿Y quién eres tú pa espachar a naide?
Valentina. Soy lo que soy. ¡A la calle!
Antón. (Excitándose.) ¿Es que mandas tú aquí?
Valentina. Soy lo que soy. ¡A la calle!
¡A la calle!
Antón. ¡Que te quedas hi dicho, ridiez! (Le sujeta.)
Galán. Güeno, güeno.
Galán. Ya voy… pero yo no sé qué le tengo hecho a Valentina, que se pone con mí que paice un fajo de aliagas.
Galán. ¡Qué matica e cardos!
Galán. ¿Pero no está usté oyendo, tío Antón?
Antón. No le hagas caso. Esta es como su madre, que el único piropo que m’ ha dicho en su vida ha sido llamarme riumático, que no sé lo que es.
Antón. De a cuarta se la dí yo. Amos, amos al corral. Gracias que con mi genio las tengo asustaícas, y aquí no s’ hace más que lo que yo quiero, que si no… (Vanse Antón y Galán por el corral.)
Escena VIII
VALENTINA y MARÍA
María. Hijica, me tiés asombrada, que no me s’ alcanza la mira que te llevas pa icir lo que no sientes.
Valentina. Pos hacer lo que me paizca, que caa caminico, madre, hay que andalo con sus pasos calculaos.
María. Sí, güeno; pero…
Valentina. ¿Usté no me icía que con maña se enciende el fuego? Pos con maña se logra el deseo de un buen querer. Le va usté a mi padre por las malas y salimos escalabazaus… pos con maña ya me las compondré yo pa enzarzar a unos con otros, que se deshaga lo de Serafín y arreglame con Galán, que es el que es de mi agrado.
María. ¿Tanto lo quieres?
Valentina. (Mirando hacia el corral.) ¡El sale!
Escena IX
VALENTINA y GALÁN
Galán. (Entrando.) Chacha, venía a icite…
Valentina. Hale… a partir leña…
Valentina. Pa valer más que tú, cualquiera es güeno; que a tú, si te ponen unos alambricos, sirves pal tiligrafo.
Galán. Te llevas un maño pa lucilo en las fiestas del Pilar.
Valentina. Con las onzas de oro que le sobran, se puen comprar vainte moñacos como tú. ¡Hale al corral!
Valentina. Yo tengo lo que me paice, y Serafín tié posibles, y no tú, que eres un espellejau.
Galán. Oye, mal astral, lo que soy yo…
Valentina. Güeno, ¡a partir leña!… (Mirando a la calle.) Que ya le tengo aquí… ¡Míralo po ande viene!… ¡Con to ringorrango! No me dirás que no está hecho un jaque… y hoy viene hasta guapo… ¡ay, cómo lo quiero!…
Galán. (¿Pero será verdá que lo quiere?… ¡Idiós!… Y si lo quiere a él, ¿por qué me busca a mí pa pelease conmigo?)
Valentina. ¡Mialo que resalao!
Galán. ¡Pero si a ese lo escalzas y es una tenaja!… ¡Miá que icime eso!… ¡Maldita sea!… (Vase por el corral.)
Escena X
VALENTINA, SERAFÍN y el TÍO CAVILA por el foro.
Cavila. (Que le sigue.) ¡Güenos y regüenos por esta casa!
Valentina. ¡Alante!
Cavila. Hola, mañica. ¿Onde anda tu padre?
Valentina. Por ahí trajina.
Cavila. ¿Y tu madre?
Cavila. Güena. ¿Y tú?
Valentina. Güena. (A Serafín.) ¿Y tú?
Serafín. Güeno.
Cavila. Güeno… pos amos a sentanos.
Serafín. Güeno. (Se sientan.)
Cavila. Güeno… ¿y qué te paice el maño?
Cavila. (A Serafín.) ¿Entiendes?… Cuando una moza no sabe lo que le paice un mozo y se mira los zapaticos… ¡Güena siñal!
Serafín. ¡Je!…
Valentina. ¡Je!… (Imitándole con sorna.)
Valentina. ¡Je!… (En otro tono más guasón.)
Cavila. (Riendo.) ¡Miá el alicortau éste!
Valentina. ¡Je!… (Indignada.)
Escena XI
Cavila. Hola, Antoñejo.
María. Adiós, tío Cavila.
Antón. (A Serafín.) ¿Y tú tan reondico?
Serafín. ¡Je!…
María. Sentaros, sentaros.
Antón. (A Valentina.) Chacha; sácate la retacía y el chapurriau, que tomen una copica.
Valentina. Voy.
Cavila. De éste. (Le sirve Valentina.)
Valentina. (A Serafín.) ¿Y tú, salao?
Valentina. Tiés güen gusto. (Le sirve.)
Serafín. ¿Ti tiembla el pulso?
Valentina. ¡De vete a tú!…
Antón. (Bebiendo. A Cavila.) ¿Qué te paice?…
Cavila. ¡Qué güeno es!… ¡Y qué juerza tié el ladrón!… Yo tamién hago un chapurriau que no tié parecido.
Antón. ¿Que no?
Antón. ¿Que no?
Valentina. (Mirando a su padre.) ¡Dice que no! Nosotros lo hacemos del mosto mejor. Este es de la viña moscatel.
Antón. ¿Que no?
Valentina. Padre, dice que no…
Cavila. Miá tú que da un vinico claretico, claretico como agüica dorada; pero anda, anda, metete con él, que no tendrás frío, no.
Valentina. Se lo fegura él.
Cavila. Es que se pué prebar. Díselo a unos franceses que vinieron por vinos esta Sanmiguelada, que al pronto paicía que lo tomaban a broma, y luego no hacían más que icir, le li, le li… que creo que es que pedían la cama.
Valentina. Pos a un inglés que prebó del nuestro tuvieron que llévaselo en una pollera, pa que no se matara po el camino.
Antón. Conque compara.
María. Güeno, güeno; dejase de peleas y no metamos la burra en las coles, y amos a lo que estamos, que es lo e los chicos, ¿no sus paice?
Serafín. Mejor será.
Antón. ¡Por mí!… El es el que tié que escomenzar.
Cavila. Güeno, pos ya sabís que yo soy el tutor de éste… Y como tú m’ has dicho que no verías con malos ojos que tu chica… amos… y éste… me dijo que viniera a iciros… pos… pos vusotros diráis…
Serafín. ¡Je!…
Antón. (A Serafín.) ¿Quié icirse que tú… quiés a la Valentina?
Serafín. ¡Más que el enterraor a las pestes!
María. (A Valentina.) ¿Y tú qué ices a esto?
Valentina. Hombre, yo… como querelo pa marido… no es que vayamos a icir una cosa ni otra… pero ustés s’ harán cargo…
Antón. ¡Idiós!… ¡Esvanza d’ una vez a ver si te entendemos, porque yo…
Valentina. ¡Pos me paice que hablo bien claro!… Y como yo tengo palabra, pos digo, lo dicho y na más.
Cavila. Hasta dispués.
Escena XII
DICHOS menos MARÍA
Cavila. (A Serafín.) Amos, ¿estás contento?
Serafín. ¡Je!…
Antón. El mocico tenía prisa, ¿eh?
Cavila. Este, onde le ves, tan encogido, es como un reló de paré; por juera paice parao, y por drento no le escansa un menuto la maquenaria.
Antón. ¡Himos d’ hacer una boda que deje memoria!
Antón (Ofendiéndose.) ¡Como que nesecito yo a naide! ¡Aún ha e nacer el que mi haiga de ganar a hacer las cosas con rumbo cuando me pongo!
Cavila. Pos lo mismo digo, porque miá que yo, en diciendo esta casa se echa po la ventana, no queda ni el solar.
Antón. Di que sí… Aunque no tuviá otra y tuviese que agarrame a un perro jornal… ¡Rejudas!… ¿Se habrá visto alboroque más juerte que cuando se me casó la entenada?…
Cavila. Amos, Antón, que cuando la boda de mi hermana, me paice a mí que naa tuvo que envidiar a la de tu entená ni a nenguna.
Valentina. ¡Pero qué va usté a comparar una con otra! ¡Valía más el aguardiente que tiramos nosotros por los suelos pa que goliera…!
Cavila. No te metas tú ahura.
Cavila. ¿Pero qué me vas a icir tú a mí?
Serafín. (Interviniendo.) Güeno, hombre, güeno… no custionar… s’ ha rematau y a beber… que si esto se enreda, estoy viendo que queamos malicamente.
Cavila. Tiés razón, porque éste…
Cavila. Y yo de éste, porque ya ves tú, si no la quisiera, con lo que hereda este chico de sus padres… Pos si se le hubiá antojao casase en
Antón. No te lo niego, pero tamién te digo que mi chica no ha nesecitao sombrero pa tener güen recau de pretendientes.
Cavila. Hombre, éste, tanto como palear las onzas, no las palea, pero a tu corto conocimiento comprenderás que igual por igual, siempre se casa mejor un mozo que una moza.
Valentina. ¿Pero usté oye, padre?
Antón. Pos mira, Cavila; basta que tú ices eso, te vu a icir yo a tú, que si habís venido en el entender de que mi ibais a hacer un favor con llevaros la chica, sus podíais haber escusao el viaje.
Valentina. Porque han de saber ustés que a mi padre no le hago yo ni miaja de estorbo en casa, y mientras él viva y tenga puños pa trebajar, y vainte duros pa comprar simientes, no nesecito yo a naide.
Cavila. No, hombre, no… si estorbo ya lo sabemos que no le haces, pero como paice que quieres dar a entender que ha tenido otros pretendientes de más categoría… ¡caa uno defiende su parte!
Antón. Si no hubiás dicho tú primero que podía haberse casao mejor con una señorita de sombrero, naide te hubiera puesto las peras a cuarto.
Valentina. Pero, tío Cavila, el que ice lo que no debe, oye lo que no quiere, y yo ciego por Serafín, pero disprecios tampoco puedo aguantalos.
Antón. ¡Pos no te reprimas, no, que pal mío!… ¡Y vaya!… Ya se ha rematau… ¡Qué gibar! ¡Yo no aguanto esto!… Conque hacer cuenta que no habís venido. (Todos se levantan.)
Antón. ¡Aunque revientes! ¡Pos güenas tripicas tengo yo!
Serafín. (Aterrado.) ¡Tío Cavila!…
Cavila. Caa uno con su caa una. (Indican el mutis.)
Antón. Así mesmo. Casualmente m’ has ido a tocar un punto…
Serafín. (Aterrado.) ¡Pero tío Cavila!…
Cavila. Ajuera… (Vase empujando a Serafín.)
Escena XIII
ANTÓN y VALENTINA
Antón. Déjalo que se lo lleve y lo rife a cachos, si quiere…
Antón. ¡Ya te compraré otro! Nos han gibao los escalfecidos esos. Gracias a Dios aún no peinas canas, ni te corre por ná miaja e prisa.
Valentina. (Llorando amargamente.) ¡Lo que más hi sintido es lo que han dicho que no encontraré con quien casame!…
Antón. Pos ya verá to el pueblo que no es verdá, porque como yo pueda, te caso mañana mesmo, aunque no sea más que pa dales en la morrera a esos muciégalos.
Valentina. Sí, eso es fácil decilo, pero no hacelo… porque ¿con quién me caso, padre, con quién me caso?…
Valentina. (Corriendo rapidísima hacia la puerta del corral, donde se oye ruido de partir leña.) ¡Galán! ¿Pero aún estás partiendo leña?… (Gritando bastante.)
Escena XIV
DICHOS y GALÁN
Galán. (Sudando, con el hacha en la mano. Cara de asombro.) Ya estaba acabando. ¿Me nesecitan pa alguna cosa?… (Pausa. Se miran todos.)
Antón. (Pensativo.) ¡Ridiez!… Oye, Galán…
Galán. Mande usté. (Se acerca.)
Antón. Y aceite habráis cogido mucho.
Galán. Doscientas arrobicas y la prensa trebajando…
Antón. ¡Repacho!… Ven aquí, Galán… ¿Te gusta mi chica y la de al lau… digo, mi chica sola?, y dispensa la pregunta.
Antón. Pos asiéntate aquí y aguarda. (Lo sienta y va a buscar a Valentina, que está en otra silla, fingiendo que llora.) Oye, mañica… (Valentina levanta la cabeza.) ¿Qué te paice de Galán?
Valentina. (Fingiendo asombro.) ¿Cómo que qué me paice?
Antón. Amos, ¿que si haríais güenas migas tú y él?
Antón. Amos, que… en resumidas cuentas, ¿que si haríais güen marido y mujer él y tú? ¿Mi intiendes ahura?
Valentina. (Como aterrada.) ¿Quién? ¡Casame yo con ese espellejau!… Con cualquiera antes que con ese; ¡primero me meto en un convento!
Antón. Pos si yo te lo mando, ya te guardarás mu bien de espanturrialo. Es un mozo honrau a carta cabal, y miá que le va la hacienda e sus padres.
Antón. ¿Ah, sí? Pos ya mi hi hartau yo; ¡hale!… Y ahura te casas con él a la juerza. (A voces.) Galán… ¿estará conforme tu padre con lo que sea de tu gusto?
Galán. ¡Más contento que yo!…
Galán. ¡Pero si ella no me quiere!… Si no tié pa mí palabra güena. No me deja caer de zopenco y de zaburdo y de too lo pior.
Valentina. Pues no lo quiero y no lo quiero, aunque mi hagan la juerza que mi hagan; eso es. (Hasta el final de la escena, todo a grandes voces.)
Antón. Aquí no se ha dicho naa de juerza. Conque decide ahura mesmo u te escrismo. (Coge un garrote de un rincón.)
Antón. (Amenazador.) ¡Maldita sea!… (Blandiendo el palo.)
Escena final
DICHOS y MOSEN JACINTO vestido de sacerdote, pero cubierto con un gorrito en vez del sombrero de teja. Luego MARÍA.
Antón. Naa, Mosén Jacinto; esta cría que mi ha tomao a mí po’ el palillo e la gaita.
Mosén. ¿Pues qué ha hecho?
Mosén. ¿Eso es verdad?
María. (Saliendo.) Sí que lo es, señor cura, y en el fondo la chica tié razón. A mí me gusta mucho Galán, pero si ella no lo quiere…
Valentina. ¿Sí?…
Valentina. ¿Sí?…
Valentina. (Mirándole y lloriqueando.) ¡Si no hay otro remedio!…
Mosén. Si hoy no estas encariñada con él, ya verás luego cómo el tiempo y la bondad de los dos conciertan vuestras voluntades haciendo nacer un cariño que será como la bendición del cielo, por haber sido sumisa y obediente al mandato paterno.
Antón. Tú te callas.
Valentina. (Con mucha violencia, como temiendo que su madre le estropee la combinación.) ¡Usté se calla, madre!… ¡Calle!…
Mosén. Conque dadme las manos.
Los dos. ¿Pa qué?
Mosén. (Juntándoselas.) Para que os prometáis el uno al otro un amor honesto y grande y os queráis siempre con fidelidad y constancia.
Valentina. Si no hay otro remedio… (Obedece.)
Galán. ¡Ay!…
Galán. ¡Cómo mi ha apretau, ridiez!
Antón. ¡Lo que no hace un sacerdote…!
Galán. ¡Yo reviento de gozo! Valentina, ¿me querrás siempre?
Mosén. Conque disponeos a formar aquí vuestra casita para fundar una familia. Ahí tenéis añosa y emparrada la cepa que plantaron vuestros padres. A su sombra celebraron los felices acontecimientos de sus sencillas vidas. Sed dichosos y honrados como ellos para que hagáis honor a vuestra fe y a vuestra sangre.
Valentina. ¡¡Si no hay otro remedio!!…
Valentina. (Abrazándose a Galán.) (¡Que se cree usté eso!)
– Telón.
Casa editorial.
La verdad desnuda.
Las manías.
Panorama nacional.
Sociedad secreta.
Las guardillas.
Candidato independiente.
Calderón.
Nuestra Señora.
Los aparecidos.
Los secuestradores.
Las campanadas.
Vía libre.
Los descamisados.
El brazo derecho.
El reclamo.
Los Mostenses.
Los Puritanos.
El pie izquierdo.
Las amapolas.
Tabardillo.
El cabo primero.
El otro mundo.
El príncipe heredero.
El coche correo.
Las malas lenguas.
Los bandidos.
Los conejos.
Los camarones.
La guardia amarilla.
Instantáneas.
El último chulo.
El escalo.
Sandías y melones.
El tío de Alcalá.
Doloretes.
La divisa.
Gazpacho andaluz.
Los granujas.
El terrible Pérez.
Colorín colorao…
Eos pícaros celos.
El pobre Valbuena.
Las estrellas.
Los guapos.
El perro chico.
El iluso Cañizares.
El maldito dinero.
El pollo Tejada.
El distinguido Sportman.
La gente seria.
La suerte loca.
El hurón.
Felipe segundo.
El método Górritz.
Mi papá.
Genio y figura.
Gente menuda.
El género alegre.
El príncipe Casto.
El cuarteto Pons.
El premio Nobel.
La gentuza.
El amigo Melquiades.
Café solo.
Serafín el Pinturero.
¡Que viene mi marido!
Las grandes Fortunas.
El conde de Lavapiés.
Los caciques.
No te ofendas Beatriz…
Monólogos
Causa criminal (de actor). – La buena crianza o Tratado de urbanidad (ídem). – Un hospital (ídem). – Las cien doncellas (ídem). – La cocinera (de actriz) *. – El Himeneo (ídem). – El Conde Sisebuto (ídem) *. – El debut de la chica (ídem). – La pata de gallo (ídem).
Entre Doctores. – Azucena. – Ciertos son los toros . – Condenado en costas *. – El otro mundo. – La conquista de Méjico. – Los litigantes. – La enredadera. – De la China. – Aquilino Primero *. – El intérprete. – El aire. – Los vecinos. – Café solo. – La maña de la mañica.
Comedias en dos actos
Doña Juanita. – Los niños. – Tortosa y Soler (R.). – El 30 de Infantería (R.). – El Paraíso. – La mar salada. – La gallina de los huevos de oro (magia). – La bendición de Dios. – Mi querido Pepe. – La gentil Mariana.
Comedias en tres o más actos
Tortosa y Soler. – Los hijos artificiales. – Fuente tónica *. – Alsina y Ripoll. – El 30 de Infantería. – Los reyes del tocino (firmada con pseudónimo).
– El gran tacaño. – Los perros de presa. – Genio y figura. – La alegría de vivir. – La divina providencia. – El premio Nobel. – El orgullo de Albacete. – El cabeza de familia. – La piqueta. – El tren rápido. – El infierno. – El río de oro. – El viaje del rey. – Ramuncho. – Las grandes fortunas. – No te ofendas, Beatriz.
– Las venecianas (la música). – Tierra por medio. – El Código penal. – Tres estrellas *. – EL trébol. – La taza de the. – El aire (R.). – La hostería del laurel. – Mayo florido. – Los hombres alegres. – ¡Mea culpa! La partida de la porra. – El verbo amar. – El potro salvaje. – España Nueva. – El dichoso verano. – Sierra Morena. – Las alegres colegialas.
Zarzuelas en dos actos
Zarzuelas y operetas en tres o más actos
La mulata. – La Marcha Real *. – Los viajes de Gulliver. El sueño de un vals. – La viuda alegre *. – El velón de Lucena. – La mujer artificial.
Las obras marcadas con asterisco, o no se han impreso, o están agotadas. – Las marcadas con (R.) son refundiciones.
Precio: DOS pesetas.